II

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*EL CAPITULO CONTIENE CONTENIDO SENSIBLE*




Caminaba por la cancha de futbol, no recordaba el motivo, pero empecé a caminar, pensaba en lo sucedido el día anterior con Eros, era tonto como había contestado, solo quería estar en mi casa y dejar de caminar por toda la escuela, me lo podría encontrar y sé que mi lado tonto y desesperado me volvería vulnerable y empezaría a actuar como una niña viendo aquello que más deseaba, era sólo un capricho, lo sabía y no me importaba.

Vi a Teresa, sentada en las gradas de las canchas de futbol y me acerqué, desde que entramos a la escuela ella me había ayudado con mi confianza, yo antes no podía hablar con nadie, me intimidaba bastante hablar en público o hablar con desconocidos; sin embargo ella me había ayudado a hablar con chicos sin trabarme, e incluso con algunas chicas.

—¡Hey Alma! —me gritó Teresa.

A ella le gustaba ver a Richard jugar futbol, y desde hacía unas semanas ella había empezado a ir a verlo a sus entrenamientos, lo cual se me hacía exagerado. Sonreí y resignada subí las escaleras hasta donde estaba ella, me senté a su lado e hice una exclamación dramática de cansancio.

—¿No te cansas de hacer esto todas las semanas? —le pregunté poniendo cara aburrida y alargando la palabra todas, no comprendía su amor hacia Richard, él podía ser un completo idiota de vez en cuando.

—Es que él es tan lindo—dijo como una niña chiquita.

Su sonrisa se transformó después de dar un largo suspiro, sus ojos estaban clavados en él, y su sonrisa se volvió más grande, incluso, sus dientes se dejaron ver, cosa que casi nunca ocurría.

—¿Te cuento algo raro?

—Dime—dijo sin quitarle los ojos de encima a Richard y al ver su indiferencia, rodeé los ojos y decidí no contarle, de vez en cuando hay secretos que no se pueden contar.

Últimamente Teresa se estaba comportando tan inusual, se había obsesionado con Richard, no dejaba de hablar de él y sentía que nuestra relación estaba decayendo, me estaba empezando a hartar, todo había empezado cuando él le pidió ir a verlos a sus partidos, después le pidió que lo fuera a ver a sus prácticas, y ella aceptaba sin protestar, lo que me confundía, y me surgió una duda ¿y si eso hace el amor en las personas? ¿y si las vuelve tan idiotas que hace que se conviertan en zombies acosadores?

—¿Harás esto todos los días? —dije un poco preocupada.

—No todos—me contestó de inmediato y despegó la vista de él—es que él quiere que lo vea jugar, y no puedo decirle que no cuando me habla tan dulce.

—Ok tu sí que estás loca ¿cuándo te habla de forma dulce?

—Y ¿qué me ibas a contar? —cambió radicalmente de tema, a ella le afectaba un poco hablar de Richard.

Ella lo había querido desde que lo vio por primera vez, ella decía que era amor a primera vista, aunque yo le aseguraba que no existía tal cosa. Las primeras palabras que él le dijo fueron "hola soy Richard" y entonces ella emocionada le contestó rápidamente "hola Ricky ¿si te puedo llamar así verdad? Soy Teresa me puedes llamar Tesa o Tere o algunos amigos, no todos eh solo algunos, tu si quieres, me dicen Tesi" la rapidez con la que hablaba Teresa era impresionante, y ese día él se fue después de responderle con una sonrisa, supongo que pensando que era extraña o estaba algo loca, siendo que lo único que tenía era que estaba emocionada y nerviosa, era su primer día y nadie le había hablado, justo después de ese pequeño y raro encuentro con Richard le hablé yo, una chica tímida en la cual se apoyó para descargar ese primer rechazo.

El Dios del Amor | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora