—Me enfermé... —musitó tan bajo que pareció un suspiro.

—¿Qué? Habla más fuerte —ordenó burlona colocándose la mano en las orejas, intentando escuchar más de cerca.

—¡Me enfermé!

—Lo sabía —afirmó desilusionada—. ¿Creíste que no traería de regreso ese recuerdo en donde te resfriabas a los cinco?

—Lo siento —se disculpó indiscutible ante la castaña mayor.

La chica se le acercó negándose con la cabeza y abrazó fuerte a su hermano. Éste le devolvió el abrazo y sintió de vuelta aquél calor que sentía perdido durante todos esos días interminables.

—Te dije que te abrigaras —le reprendió, cortando el abrazo.

La risa de Jimin se extendió por toda la sala y recibió las confusas miradas de los hermanos sobre él. Mas el pelinegro no articuló palabra y se levantó del acolchado asiento.

—Parece que ya es hora de que me vaya.

—¿Ya? —se sorprendió la chica.

—Pero... —¿no ibas a cocinar para la cena? ¿No comerías junto a mí? ¿No te quedarías a hacerme compañía en el sofá? ¿No jugaríamos con el gato? ¿No habías dicho querer cuidarme hasta el final...? Ese y más tipos de preguntas merodeaban por la cabeza de Jungkook al ver a Jimin despedirse cordialmente con su hermana. Ese y más tipos de angustias atacaban el ser de Jungkook al ver como Jimin se acercaba a revolver sus cabellos con delicadeza y cariño por primera y, quizá, última vez. Tan suave... que a Jungkook le volcó el corazón en pena observarlo dirigirse a la puerta. Y sin darse cuenta, sus pies actuaron antes que su cerebro para ir corriendo a buscarle— Espera.

Las cejas de Jimin se enarcaron y antes de colocarse los zapatos debidamente, se volteó a ver al chico que, por más alto que él fuera, se sentía tan pequeño como un niño.
Un niño bonito.

—¿Pasa algo?

—Ya... ¿Te irás?

—Tristemente, sí.

El castaño mordió su labio inferior y aclaró sus garganta para asemejar brío, a pesar de que el jugueteo entre sus pulgares lo delatara.

—¿Vendrás mañana? —susurró.

Jimin se le acercó, reprimiendo las ganas de reír.

—¿Tú que opinas? —respondió fatigado.

Los cordones de sus botas fueron atados, y éstas listas para echar carrera fuera de casa de Jungkook. La mano de Jimin fue al cerrojo de la puerta para abrirla.
Sin embargo una ávida y fría mano le impidió salir.

—Prométeme —se apresuró a decir— que me visitarás mañana.

Esas palabras eran tan rotundas como necesitadas, y a Jimin le estrujó el corazón.

Qué lamentable era saber que no quería irse.

Jungkook acababa de subir con su manta encima las escaleras, yendo a su habitación para guardar reposo. Hasta que pensó en la hora y en cómo de entretenido estaría en ese momento charlando tan animadamente con Taehyung, y le extrañó el hecho de que el de cabellos acaramelados no lo estuviera llamando en esos instantantes.

Así que, si no lo hacía él ¿por qué no llamarle uno mismo?

Cogió entre sus manos su celular lanzándose al colchón y enredándose con el edredón. Marcó al número y esperó a la contestación.

No demoró mucho de todos modos.

Al ver la cara del castaño, armonía y quietud le llenaron el cuerpo. Y Taehyung vio jazmín. Sintió esa paz que sólo se admiraba en jazmín y que, por consecuente, se apreciaba y reflejaba en Jungkook.

—Tae.

¿Por qué Tae?

El entrecejo de Jungkook se frunció visiblemente.

—¿No te gusta?

—admitió sin mostrar duda alguna en su tono pese a su grave voz—. Solamente me interesaba saber de dónde surgió esa necesidad de poner apodos.

No hay ninguna necesidad.

¿Qué apodo debería atribuirte? —le ignoró totalmente— ¿Kook? ¿Jung? ¿Jk? ¿Kookie...?

Ese último apodo le fue intempestivo.

—"Kook" está bien...

No pudo creer que ese mínimo detalle como el de un apodo siguiera embrujándolo por el resto de su vida. Sin embargo, todo podía recordarle a él, y por cuán frustrante fuera, siempre se sentía desfallecer al recordar lastimosamente aquellos días de depresión y melancolía causados por la persona de sus sueños. La misma persona que creó éstos, y los destrozó en un chasquido de dedos.

Su corazón se sintió inestable y tragó duro, pero sensible.

"Fuimos tan agridulces..."

Se prometió no seguir recapitulando.

Originalmente, te tenía agendado como "Mamá 2.0". Así que supongo que deberé renovarte —habló gracioso el mayor, sacando a Jungkook de sus pensamientos.

El castaño se indignó internamente, pero se largó a reír risueño. Creando miles y miles de huracanes en el otro.

—Eres malo.

Sí, quizás lo era un poquito.

Y... Entonces —se acomplejó—, sé que ya van siendo seis días desde tu gripe pero, ¿te sientes mejor?

Jungkook pensó la respuesta.

—Sí —denotó—. Creo...

camaleón ¹ • taekookWhere stories live. Discover now