I wait and watch: before my eyes.

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El escenario no había cambiado demasiado

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El escenario no había cambiado demasiado. Shabby y Georgie habían regresado sin pistas de la maldita y vengativa Damphir. Camdem no dejaba de luchar e insultar. Lo habíamos esposado a una viga que pasaba lejos de los caños de gas por seguridad.

— ¿Por qué no nos recuerda? — Preguntó Skayla bastante desesperada, era la primera vez en todos los problemas que habíamos enfrentado que la veía bastante desbastada y hasta cansada como si parte de ella estuviera resignada a perder. Camdem la miraba con odio. Creo que esa era la parte que más le dolía a la Súcubus.

—Es más que probable que Cecily haya utilizado con el algún hechizo, pero no puedo encontrar el preciso Skay, no soy mago. — Respondí arrojando contra la pared el grimorio de magia. Enseguida me arrepentí porque era muy viejo y mágico. Los hechizos aparecían en las páginas si sabias lo que buscar como una especie de Wikipedia paranormal. Me puse de pie y lo abracé como un hijo lastimado. —No tienes la culpa que tu dueño sea tan idiota bebé. — Le susurré para que no se enojara. Los libros mágicos son susceptibles, no es broma, se enojan con el dueño y son capaces de mostrar el hechizo equivocado o en un idioma incomprensible... ¡Y ustedes piensan que se te rompa la Tablet es lo peor que te puede llegar a pasar!

—Camdem, ¿en qué año crees que estamos viviendo? — Pregunté viendo que tan perdido mi amigo estaba.

—No voy a caer en tus sucios juegos, bendecido por los demonios.

Por un momento me quedé helado, pero luego Georgie me respondió:

—Se le decía bendecido por los demonios a los portadores de dones sobrenaturales que fueran humanos... pero de eso hace bastante ya.

Me di media vuelta y le solté a este Ryden Hollen que me desconocía.

—Corazón, el demonio no solo me bendijo, también nos enrollamos varias veces y además era tu proveedor de sangre. Pigglet se llamaba. ¿Lo recuerdas? — La cara de Shabby se contrajo en una mueca pero no dijo nada. Camdem me contemplaba con la mirada vacía, nada de esto le llamaba la atención en cambio un desdén mezclado con odio era lo que obtenía del atado vampiro.

—Jamás necesitaría un proveedor de nada. Y si no estuviera atado a esta viga te lo mostraría con mis propios dientes rubia.

—Camdem jamás diría una cosa así. — Respondió Shabby pero enseguida me miró y lo pensó seriamente, Camdem si me llamaría rubia, así que es probable que si no me recordaba de amigo, tampoco necesariamente significaría que cambiaría sus modales innatos.

Skayla se acercó hacia el decidida a algo, solo que no podría dilucidar que tramaría la vampiro modelo princesa. Con una fuerza y al mismo tiempo con una delicadeza producto de su amor, intentó deslizar su delgado brazo por la nuca de Camdem, este se separó pero no tenía demasiado margen de movimiento. Arriesgando su propio rostro en el proceso, la muchacha vampiro apretó su cien contra la mejilla de Camdem. Todos miramos con horror porque si Cam quería podía morderla y no era una joda. Skay podía perder sus delicadas facciones, pero era el amor lo que movía a la cobriza Incubus.

Te veré, mañana... (Allan Woodhouse #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora