The thoughs that arise in me.

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Abrí los ojos lentamente, la iluminación fría del hospital me laceraba la vista como pequeñas e infinitesimales aguijones que se clavaban en mis globos oculares. Tenía una via con suero clavada en mi brazo y al moverme tiré de ella despertando más dolores en mi agarrotado cuerpo. Comencé a tocar el timbre desesperadamente o al menos intentarlo cuando sentí una mano cálida que me rodeaba los dedos.

—Calma, calma.

—¿Mamá? ¿Pero que mierd...?— Comence a balbucear.

—Los modales. Te desplomaste en la calle y PJ me llamó. Iré por el doctor. — Charlotte pasó sus manos por mis cabellos y se la notaba preocupada, pero más preocupado estaba yo. No había pensado que el don de Pigglet de la precognición me consumiera tan pronto. Esto era demasiado y lo peor es que sabía que Camdem me necesitaba. Traté de buscar mis pertenencias y encontré el celular sobre una pequeña mesa junto a mi smartwatch. Me estiré para agarrarlo y entonces llamé a Pemberly.

—Me detuvieron en el hospital. ¿A dónde estás? — Pregunté sin esperar.

—En donde me ha dejado a dos cuadras del local de William— Me respondió flemáticamente.

—Bien ve al local y haz recuento de daños. Si William te necesita ayúdalo. Me temo que Cam Y Sky están en peligro. Si puedes rastrearlos, te lo agradecería... yo en media hora intentaré llegar. Y William ¡Cuídate que no puedo perderte!

— Ya estoy en camino. — ¡Batman bendiga la eficiencia de Pemberly!

Estaba a punto de arrancarme mi vía de suero del brazo y ya había pateado las mantas descubriendo que vestía una de esas horribles batas hospitalarias cuando la puerta se abrió. Mamá entro con un traje que sin dudas indicaba salió corriendo de su clase de tenis, me extrañaba que no hubiera hecho una parada de emergencia para cambiarse. Detrás de ella iba un médico que parecía sacado de una película americana: alto, moreno, de mandíbula perfilada y un cabello que daba ganas para resbalar tus dedos por el. Ok no está mal este médico, quizás sería una buena razón para que sentirse mal diera gusto, pero ahora no podía pensar en EXO...

—¿Va a alguna parte señor Woodhouse? — Dijo con un acento de cogney. Estaba a punto de mandarlo a la mierda cuando el brillo anaranjado de su mirada le delató. Yo no sé qué me sucede pero ¿Soy el único que siempre cae por los demonios sexys? ¿Acaso tienen un contrato por el que se procuran acaparar todos los cuerpos bellos del planeta? Eso me disparó en la mente si había visto algún demonio feo y realmente creo que la respuesta era : No. El único flacucho feo y rubio en este cuarto soy yo. Mentira, estaba tratando de sonar humilde pero tampoco soy feo, I'm sorry, el mundo no es equitativo cuando se tiene encanto, se tiene encanto.

—La verdad es que iba por mi madre. — Mentí y volví a ponerme las mantas con mi mejor sonrisa. Estaba seguro que sabia que YO SABIA lo que era realmente.

Te veré, mañana... (Allan Woodhouse #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora