"Un recordatorio" Parte I

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Elly escogió un platillo llamado “Shwroctdo’oi”.

<<Difícil de pronunciar>> pensó.

Consistía en una pasta bañada en carne de “Comlp” y “Apple Arbor Vitae”. Aún que no sabía con exactitud que estaba comiendo, se deleitó con el esquicito olor de la comida. Con un tenedor que solo tenía 2 picos, tomo un pequeño pedazo de carne y lo comió. El olor solo disfrazaba su sabor, porque no había probado nada parecido a ello. Era uno de los platillos más deliciosos que había alguna vez degustado.

Por otra parte el Doctor se limitó a solo tomar una bebida de manzana.

Al salir del establecimiento, siguieron caminando para ver la ropa. En una pequeña tienda se vendía el sombrero del detective más famoso del planeta Tierra, Sherlock Holmes y Elly lo compró (con el “dinero” del Doctor). Una bufanda que color rojo, amarillo y verde era expuesta al público, su poseedor alegaba que una vez concernió a un hombre que ponía a su merced a los más grandes ejércitos, un hombre conocido por todo el universo.

<< Palabrerías >> se dijo Elizabeth.

Ya habiendo terminado de holgazanear, se dirigieron al centro del lugar, donde había un cuarto circular que parecía funcionar desapercibido alrededor de la gente. Unos generadores de energía rodeaban la pequeña habitación.

El Doctor y Elizabeth entraron por la única puerta que existía. No había luz adentro a diferencia de su exterior. El Doctor tropezó y casi cae a un enorme pozo que no parecía tener fin. Elly le sujetó para no resbalar. Ambos echaron un ojo al gran hoyo que todo el mundo parecía ignorar por completo.

Del bolsillo de su gabardina, Elly sacó un cubierto que había tomado del restaurante “The Oyerfligaan” hace unos momentos y lo dejó caer al gigantesco agujero mientras contaba lentamente.

<< Uno, dos, tres. >>

― Tres segundos de profundidad.― susurró al Doctor.

― ¿Qué hace un enorme foso en medio de este lugar?― se preguntó en voz baja el Doctor.

Se puso en cuclillas y analizó la tierra. Estaba fría y húmeda.

― ¿Cómo se alimenta el planeta? O sea, ¿Cómo viaja la energía que generan los satélites al planeta?― inquirió Elizabeth.

― No lo sé.― balbuceó el Doctor.― Tal vez…

― Los relámpagos.― señaló Elly. ― Antes de entrar al mercado, parecía que iba iniciar a llover.

― Claro, tiene sentido.― apuntó el Doctor. ― Liberan energía, descargas eléctricas que generan oxígeno y luz al planeta.

― ¿Cómo pueden generar los rayos oxígeno?― preguntó Elly confundida.

― Velo como la fotosíntesis, pero cambia las plantas por el planeta y el sol por los satélites. Los relámpagos pueden ser atraídos a un campo magnético que resguarda la energía y la envía a cada rincón del planeta.

― Y supongo que ese campo magnético es…

― Si.― concretó el Doctor. ― Entramos al campo magnético.

Hacía frío y parecía que el lugar podía congelarse en solo cuestión de minutos.

― Vamos, hay que salir de aquí.― anunció el Doctor.

Elly le siguió pero tropezó con una roca y sus piernas resbalaron por la húmeda tierra. Todo su cuerpo pendía dentro del hoyo mientras que el Doctor sujetaba sus manos. Sus dedos estaban empezando a entumecerse y sus palmas a sudar.

My Wonderful Adventure with the Doctor.Where stories live. Discover now