"Un recordatorio" Parte I

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Elizabeth miró el monitor de la TARDIS, se hallaban en el planeta “Hammer”, año 8456. Seguía viendo la pantalla, aun tratando de asimilar el hecho de no encontrarse en la Tierra.

<<Diferente mundo, diferente época>> repetía lentamente en su cabeza.

― ¿Lista?― preguntó el Doctor interrumpiendo sus pensamientos.

― Más que lista.― mintió.

― Sabes, tienes que aprender a mentir.― farfulló el Doctor riendo.

Elly sonrió.

Las puertas de la TARDIS se abriendo ante el chasquido de los dedos de su conductor y lo que Elly calificó como un nuevo paisaje, se abrió camino ante sus ojos.

El campo se extendía bajo sus pies, el anaranjado césped que olía a cerezos, los manzanos que brindaban refugio debajo de sus hojas amarillas y un cielo rojo donde se alzaban tres satélites diferentes: Raquiom, Dremost y Almighty. No había sol, solo tres lunas que generaban energía pura, energía que alimentaba al planeta Hammer, fue así como dijo el Doctor.

― Sin una, todo colapsaría para este pequeño sistema estelar.― añadió.

El viento soplaba fuerte y la lluvia se aproximaba. A lo lejos, caían rayos y relámpagos. El Doctor y Elizabeth tomaron rumbo a lo que parecía ser un mercado. Había gente caminando por el lugar, mercantes y comerciantes, tal vez ladrones y criminales que se escondían debajo de las ruinas de la comarca. Diferentes formas de vida recorrían cada esquina del bazar. Un guerrero Sontaran paso desapercibido junto al Doctor, ignorándolo.  Un hombre alto que tenía la piel color azul se atravesó en el camino de Elly mientras que un niño humano corrió a lado del Doctor.

Elizabeth tomó la mano del Doctor, sin saber exactamente si demostrar miedo o asombro. Hace unos minutos se encontraba en Londres, ahora estaba a miles de millones de kilómetros lejos de casa, y se exaltó al pensar en ello.

― ¿Qué hacemos aquí?― fue lo único que pudo decir Elly.

― ¡De compras!― exclamó alegre.― Eso creo…

― ¿Cuántas veces has estado aquí?― interrogó Elly.

― Ninguna. Es la primera vez que vengo.

― ¿Primera vez? Si es la primera vez, ¿Cómo sabes tanto del planeta?― cuestionó Elizabeth alzando su ceja izquierda.

El Doctor tardó en responder.

― Es complicado.

Elly rió en seco. ― ¿Seguro?

― La TARDIS tiene un registro de datos de todo el universo.― masculló el Doctor entre dientes.

― Sabes, tienes que aprender a mentir.― agregó Elly con una sonrisa.

Los restos de un Autón se hallaban a la venta, pastillas que te hacían adelgazar también. Comida especial, única traída desde Marte. Se subastaba una nave que podía viajar por todo el universo que alguna vez perteneció al legendario capitán Jack Harkness.

― Bien, ¿Qué te gustaría probar?― consultó el Doctor a Elly. Sacó el desarmador sónico de su traje y apuntó al fondo de la bodega. ― Más adelante venden ropa, a tu derecha comida y a tu izquierda cosas para el hogar.― dijo el Doctor con normalidad.

― Probemos la comida.― indicó Elly con interés.

Había cientos de puestos de comida alienígena que Elizabeth ansiaba saborear. Elly optó por un pequeño y lujoso restaurante que se hacía llamar “The Oyerfligaan”, que servía comida de todos los mundos conocidos hasta el momento.

My Wonderful Adventure with the Doctor.Where stories live. Discover now