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Yoongi

Hace un año decidí aplicar para una beca en la preparatoria de Seúl, ya que en Daegu, mi ciudad de origen el trabajo no era tan bien pagado y mis padres apenas podían con los gastos, así que llegué a Seúl y me quedaba en un departamento en una mala zona, ya que no tenía un compañero de cuarto, debía ser algo que pudiera pagar por mí mismo, trabajando por las noches en una empresa empacadora moviendo cajas.

En las últimas semanas había conocido a un mafioso, en realidad no sabía cómo llamarlo, me encontró saliendo del almacén y se acercó a mí pidiendo fuego para fumar, no tenía tiempo ni dinero para gastar en vicios, así que evidentemente le respondí con una negativa.

-¿Trabajas ahí?-preguntó repentinamente señalando al almacén del que acababa de salir.

-Sí- Una respuesta sarcástica llego a mi mente pero decidí no probar a mi suerte esta noche.

-¿Quieres ganar dinero más rápido y en cantidades más grandes? ¿Estudias en la preparatoria Kyunggi?- Ahora caía en cuenta que este encuentro no había sido casualidad.

-¿Cómo lo sabes?- pregunté a la defensiva.

-Tengo un negocio muy gordo, pero necesito a un chico guapo y necesitado que estudie ahí y pensé que eras perfecto- me sentí ofendido y me alejé ignorando a esa persona. –Si no eres tú será cualquier otro chico, y tu familia en Daegu aceptaría feliz algunos miles de dólares- me detuve en seco.

-¿Cómo sabes de ellos?- furioso sujeté su camisa queriendo golpearlo.

-Tú me necesitas y yo te necesito a ti, te tocará la parte más sencilla de todo el trabajo y serás bien recompensado- estaba molesto y preocupado, mi familia era importante para mí incluso si no me habían apoyado con la decisión de dejar Daegu y buscar mis sueños. Mi teléfono sonó y al ver el número de mi madre contesté esperando fuera solo una coincidencia.

-¿Mamá?- contesté temeroso.

-Yoongi ah, están aquí unos amiguitos tuyos, no sabían que estabas en Seúl- el mafioso sacudió su celular en la mano- Pásamelos por favor- le entregué el teléfono al tipo. –Te ayudaré, diles que se vayan- sonrió triunfante y les ordenó irse.

-Perfecto, será sencillo, hay una chica, estará entrando a tu escuela en este periodo, tiene tu edad y es extranjera, Anabella Acosta, es la hijastra de Shim Yoonhwa, el famoso asesor administrativo que logra que las empresas no quiebren, tiene acciones en empresas en todo el mundo, o sea que tiene millones de dólares, más de lo que vamos a ver tu y yo juntos algún día, tranquilo solo necesito que investigues la rutina de la chica y tal vez algunas cosas más, todo dependerá de tus habilidades, y espero des tu mejor esfuerzo porque si no tus "amiguitos" irán a visitar a tu mami otra vez- sonrió sin alegría.

-¿Que le harás a la chica?-pregunté curioso.

-Eso es mejor que no lo sepas aun, dame tu número de teléfono, estaremos en contacto-tras intercambiar números me fui a mi departamento preocupado. Había visto una chica extranjera hace unos días, solitaria y fastidiada de todo, era hermosa y hablaba con desconfianza el coreano, pero lo entendía muy bien, me acerqué a ella por instinto, realmente me recordó a mi cuando llegué hace un año a la escuela, con sueños y la duda de si podría llegar a cumplirlos, a un no lo sé, con 16 años muchas cosas pueden cambiar, como esto, que puede arruinar mi vida y no hay manera en el mundo en que logre salir sin involucrarme.

Las clases comenzaron y efectivamente Anabella Acosta era la chica que conocí, retraída y tímida, no participaba en clase, no comía en la cafetería y era la última en salir una vez que las clases terminaban. Salí y decidí esperar en la puerta de la preparatoria a que saliera. No había automóviles esperando así que supuse se iría caminando y tuve razón. Decidí seguirla.

-¿No vienen a recogerte?- Pregunté repentinamente caminando a su lado haciéndola saltar.

-Holly Shit Min Yoongi, no aparezcas así, me asusté- su reacción me hizo sonreír, un sentimiento de culpa me invadió al darme cuenta que me agradaba esta chica.

-Uh, que vocabulario, ¿siempre maldices? una señorita no debería maldecir- pregunté molestándola.

-Sólo cuando algún idiota me asusta, y tal vez no soy una señorita- fingió sorpresa para después poner los ojos en blanco y seguir caminando.

-¿Eres entonces un hombre? No te ves tan masculino, tal vez deberías tomar más testosterona- se detuvo y me miró interrogativamente.

-¿Qué quieres? – Era la primera persona encarándome, ni decir de la primera mujer que me hablaba así.

-Quiero ver que llegues segura hasta tu medio de transporte- Suspiro y comenzó a caminar hacia la estación de autobús.

-¿Porque todo el mundo insiste en acortar un nombre a dos silabas?- preguntó cuando la alcancé nuevamente.

-La mayoría de los nombres en Corea son de dos silabas, Yoon-gi,es cosa cultural supongo, muy de la historia, ya sabes como antes se usaban caracteres chinos, ¿te molesta que te digan Ana?- pregunté percibiendo un olor a vainilla cuando el viento sacudió su cabello.

-Un poco, en Georgia solo mi papá me llamaba de esa manera, mis amigos y maestros solían llamarme solo Anabella- llegamos a la estación, faltaban un par de minutos para que pasara su autobús.

-Bella, se escucha bien, ¿tiene un significado en italiano no?-Pregunté y se sonrojó.

-Bonita- bajó la mirada y levantó la vista cuando escuchó el autobús de elite que iba.

-Te queda- murmuré más para mí que para ella. –Ese autobús pasa por las mejores zonas de Gangnam, podrías llegar en 30 minutos si caminaras, algunas veces es fácil olvidar que eres asquerosamente rica- su expresión se desfiguró y la indignación se hizo presente.

-Nada de ese dinero es mío, no pedí estar aquí ni estar con ellos, no me juzgues como si me conocieras, porque no sabe nada de mí- suspiré molesto conmigo mismo por decir lo que dije y a pesar de mi mismo llamé a mi contacto para informar lo descubierto. Por mucho que me agradara esta chica no la conocía lo suficiente para anteponer su seguridad antes que la de mi familia.

Escala de Grises (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora