CAPÍTULO 2: Tres Preguntas y Nada Más

382 53 54
                                    


Desperté en un cuarto de Hospital o eso parecía. Comencé a auscultar mis alrededores y se hizo evidente, no se me era extraño este cuarto, pues lo conocía bien, y de hecho era lo único que conocía. No tenía ningún recuerdo más que el de ese inmaculado cuarto.

«¡Knock, Knock!» Sonó la puerta e inmediatamente entró una enfermera. Esto lo supe debido a ese vestido blanco con una cruz roja que portaba en el pecho, aunque ahora que la miraba con más detenimiento, era un vestido bastante revelador para los estándares de un Hospital.

—¿Cómo se encuentra mi paciente preferido esta mañana? —Preguntó la atractiva enfermera.

—Bien, es decir..., no tanto. Algo confundido —respondí entre dudas.

—No es de extrañar con todo lo que te ha pasado. —No sabía qué, pero la encontraba familiar, quizás no tenía memoria, pero estaba seguro de conocerla, —«quizás es mi enfermera de siempre»; «ya volverá el recuerdo», pensé para mis adentros, estaba confundido y no muy ávido de sacar conclusiones de momento.

—No soy muy delicada en estos asuntos —continuó la enfermera— y por eso me disculpo, tampoco soy del tipo paciente, de modo que tendremos que avanzar rápido con esto. Además, este juego de roles se gasta rápido y a mí ya me está cabreando, como iba a saber que demorarías tanto en despertar. Tú feliz ahí durmiendo y yo aquí echando raíces esperando que reacciones, en lo que a mí respecta llevo una eternidad con este vestidito.

Mientras decía esto, se sacó su pequeño sombrero —que también tenía una cruz roja— y su vestido antes blanco comenzó poco a poco a teñirse de azul.

Se soltó el pelo, que sólo recién vine a notar era de un rojo escarlata. Creo que me tomó medio segundo, pero lo recordé todo y di un salto fuera de la cama a un rincón de la habitación.

—Perfecto, por tu mirada, me imagino que lo recordaste todo y eso nos ahorrará tiempo. Ya, ya. Tranquilo que no te haré daño. Lo que hice anteriormente fue sólo por tu bien y es para que pudieras entender mejor, ahora, ¿qué es lo último que recuerdas?

Su pelo se bamboleaba cuando lo soltó, pero yo solo podía pensar en cuánto quería salir de la habitación. Tragué saliva y le bramé bastante exaltado.

—¡Me apuñalaste... Yo confié en ti y tú--!

—Sí, lo hice —me interrumpió. Pude ver la culpa en su semblante—, pero tal y como te dije, fue sólo para demostrar un punto, prometo que en el futuro no te apuñalare. —Levantó su mano derecha como si estuviera tomando un juramento y me guiñó un ojo.

—Rom, verás. Tenías que vivirlo de primera mano —continuó con sus mentiras, su voz se notaba relajada y esto me irritaba de sobre manera—. De otra forma no ibas a creerme, te lo voy a demostrar, concéntrate y dime qué más recuerdas.

—¡Me desmayé y desperté en este maldito cuarto nuevamente! —Vaya si estaba exaltado, no podía evitar el gritarle.

—No, no fue así. Haz un esfuerzo... Dime ¿Qué. Más. Recuerdas? —Sus pausas al hablar llevaban un énfasis que invocaba mi concentración. Su mirada era penetrante buscando respuestas en mis ojos.

Hice un esfuerzo en recordar, intenté dejar de lado mi exaltación, el sentimiento de traición, el shock y todo lo demás... Y vaya que lo hice, lo recordé.

—Salí disparado de ese lugar, me alejé de ti y... volé devuelta a esta habitación en la cual di... —No podía creer lo que recordaba—. Di rebotes en todas partes, en cada pared hasta que... —En realidad lo recordaba, fue bastante violento mi reingreso a la habitación vacía—. Hasta que me desmayé acostado en esa cama.

Noùm'Vará: El Alma Portadora de Universos.Where stories live. Discover now