Thorec

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                                                         Thorec

                                                    Gerifaltown

                                                      210-DC

El actual rey de Pisiente, Raen Varizion se despertó de su siesta y pedía a su servidumbre más allegada uno de sus vinos más finos que guardaba sólo para ocasiones especiales, cuando terminaron de ayudarlo a vestirse subió a lo más alto de su castillo donde tenía una amplia cama a la que constantemente pedía que lavaran e impregnaran las fragancias más finas de Pisiente, hechas con flores nada comunes y difíciles de encontrar, esa habitación estaba siempre protegida y sólo él tenía la llave para entrar, permitía únicamente que entraran otras personas sólo para limpiarla. Decían que cuando el rey se encerraba y alguien estaba lo suficientemente cerca para oír lo que pasaba adentro sólo tenían, lastimosamente, la mala suerte de escuchar gritos y llantos, así que los que sabían de eso preferían no acercarse de todas formas. Hoy el rey se encontraba feliz porque le traerían una nueva víctima que caminaría sobre el suelo de esa habitación.

- Mi señor -le decía el joven Thorec, un muchacho de piel canela, cabello y barba oscuros como la obsidiana mientras jalaba de la camisa a un niño de piel clara que hacía contraste con la de su captor y nariz amplia, no era nada agraciado pero Thorec sabía que, de todas formas, el rey Raen no era precisamente conocido por tener buenos gustos. – Se llama Veze, o al menos dice que se llama así, haga lo que quiera con él.

- Pues me gusta, otra vez me has traído lo que te pedí, hoy tenía ganas de dar ya sabes por dónde -le respondía el rey de manera cínica.

- Mi... mi señor –decía el niño Veze con voz entrecortada –espero la pase bien, la verdad es que necesito dinero y me gustaría que...

- Sí, sí ¿Quieres dinero, o no? –lo interrumpió Raen mientras lo veía de pies a cabeza y parecía quitarle los sucios harapos con la mirada -mejor dime lo que quieres aquí –el rey se dio unas palmaditas sobre pierna derecha, cerca de su muslo. –siéntate aquí y dime qué quieres, qué necesitas, si te portas bien yo te daré lo que necesites, y tú... –fijó la mirada en Thorec -ya sabes dónde está el dinero por lo de hoy, ya puedes largarte.

- Con su permiso mi señor. -respondió Thorec haciendo una leve reverencia.

Bajó las escaleras apresurándose a tomar el dinero que el rey le había prometido, poco le importaba lo que pasaría con el niño pero no se quería imaginar lo que los criados tendrían qué limpiar después. Se dirigió a uno de los jardines del castillo, el menos concurrido, bajo unas flores falsas que se perdían de manera convincente entre las flores reales había una caja de metal entreabierta, bajo la tierra, allí se encontraba su dinero, lo tomó y salió del castillo, a lo lejos divisaba a su compañero de viaje, Gole.

- Tardaste siglos ¿Qué tal ha ido? –le decía Gole a su amigo.

Ambos se subían a sus respectivos caballos, Gole había esperado a Thorec al lado de ellos.

- Bien Gole, no ha estado mal, sabes que el rey nunca ha pagado mal, es justo lo que prometió.

- Entonces no tendremos problemas en llegar al torneo de Naúr, recuerda por qué estamos yendo.

- Lo sé, nunca pensé que llegaríamos a éste punto.

- Asesinaremos a "la torre" justo después del torneo, cuando Naúr y todos en general tengan sus ojos puestos sobre los ganadores, no será fácil Thorec, pero sé que podremos.

Juegos de halconesWhere stories live. Discover now