Westie

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                                                               Westie

                                                    Venek - Valyncia

                                                        210-DC

La reina Sház le comunicó a su hijo, el príncipe, que su mejor amigo (evidentemente ignoraba que se trataba de algo más) Ykell, había regresado a Venek. Cuando el príncipe se enteró con toda ilusión regresó a su castillo, en compañía de su padre, el rey Rivgon.

Decir que el príncipe estaba emocionado era poco, encontrarse con su amado era lo que más deseaba desde hace ya unos años, parecía que un halo de felicidad rodeaba su persona. Incluso los criados caían en cuenta de un cambio de ánimo en su príncipe, cuando Ykell se fue había estado deprimido, cuando le llegó la noticia de que habían robado su daga aún más, parecía haber sido protagonista de una mala racha, pero al fin se vería con su novio, Ykell era la persona por la que Westie rezaba todos los días y con la que soñaba cada noche.

Llegó a la habitación donde se hospedaba Ykell entró y cerró la puerta lentamente con cuidado para no hacer mucho ruido, ahí se encontraba, al fin, divisaba a su amado durmiendo plácidamente, se acercó a la cama y se sentó al lado derecho de él. Podía escuchar su respiración mientras dormía y miraba su cuerpo fornido, sus brazos gruesos, se preguntó si quizá se debía al arduo trabajo en Gerifaltown le alivió ver que parecía bien alimentado. Ykell siempre había sido de complexión gruesa con una buena distribución muscular, desde más joven disfrutaba ejercitarse, a veces trataba de convencer a Westie para que se ejercitaran juntos pero el príncipe no contaba con tanta facilidad para el ejercicio, además, no era una actividad que formara parte de sus intereses. El físico de Ykell robaba las miradas de las mujeres en Venek, Westie se preguntó si en Gerifaltown había gozado de la misma popularidad, eso le generaba cierta inseguridad, en Gerifaltown había gente de todo Pisiente, por las mujeres no se preocupaba, sin embargo pensó en la probabilidad de atractivos nobles interesándose por Ykell de la misma manera en la que él se interesaba, pero caía en una incongruencia porque en sus adentros sabía que Ykell no lo traicionaría, su amado no echaría a la borda lo que por años tanto les costó aceptar, era su secreto, sólo de ellos.

Comenzó a jugar con el cabello de Ykell, parecía estar bien cuidado, quizá no tan suave pero tampoco parecía estar quebradizo. Westie no tenía duda de que Ykell luciría aún mejor durante su estancia en el castillo, se daría baños con finas fragancias todos los días, tendría masajes las veces que los solicitara y comida muy rica, estaba seguro de que extrañaba algunas comidas típicas de Venek.

West se acercó sus labios a los de su novio, le dio un cálido beso e Ykell abrió los ojos.

- Bienvenido a casa Ykell, estoy tan feliz de tenerte de vuelta.

Ykell se despertó y acto seguido abrazó a West y se giró sólo para postrarse por encima de él, comenzó a besarlo tierna y lentamente en el cuello, el mentón y en la boca.

- Yo estoy tan feliz de verte de nuevo West –le decía mientras lo acariciaba – Te extrañé demasiado, no había noche que no soñara contigo, veía una pareja en la calle y me moría de envidia por no haberte tenido cerca para actuar como ellos, me toqué infinidad de veces pensando en ti.

- Para mí tampoco ha sido nada fácil Yk, estoy cargando con un gran peso que no quiero, me gustaría no ser un príncipe, ser libre.

- No decidimos dónde nacer West, pero sí a dónde ir, te lo he dicho antes.

Juegos de halconesWhere stories live. Discover now