Juegos de halcones

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                                                      Prólogo

                                  Caída del imperio silencium.

                                                       208-DC


Los tres muchachos con los que la señorita Falena había estado saliendo sin conocimiento previo de dichos jóvenes la miraban, sucia, con la ropa desgastada. Lo que en sus buenos días había sido una muchacha atractiva de pelo rojo e imponente, había terminado como una rehén del imperio Viverra, con el cabello reseco, ojeras que más bien parecían ojos de cría de mapache y ropa desteñida, era un caos.

- Les digo la verdad, yo no sé dónde está Helena – decía la pobre muchacha mientras su captor, Arry Stock, un muchacho de pelo castaño y tez morena empujaba la cabeza de la chica en vaivén sólo para acercarla hacia el balde y hundirle la cabeza en agua helada importándole muy poco la salud física y mental de la joven, agua que recorría su rostro, llevaba siendo torturada horas. Su tortura consistía en ahogarla en un balde de madera con agua tan helada que casi se hacía hielo en pleno invierno, entre lágrimas que evidentemente su cuerpo generaba no se podían distinguir bien por el agua del balde en un rostro lloroso.

- Fale – decía Arry stock con una sonrisa maquiavélica mientras sostenía a la muchacha de su cabellera escarlata y sucia por encima de la nuca y continuaba – de aquí no sales hasta que nos digas qué fue de Helena, hemos destruido su imperio lo que queremos es su cabeza encima de una lanza.

Uno de los muchachos de pelo chocolate y ojos oscuros que observaba aquella truculenta escena y se recargaba contra la pared de la habitación muy simple y obscura sólo veía con lástima a la joven que alguna vez amó, alguna vez tocó, pero nunca pudo tomar su virginidad, pues el tercer captor lo había hecho.

- ¿Y si está diciendo la verdad? – les decía a sus compañeros con la voz entrecortada el muchacho Nuuk' Iran, aquél nombre con clara ascendencia Duráki – Piénsenlo, llevamos horas aquí cualquier ser humano normal habría ya dado aunque sea indicios o pistas de que Helena sigue viva además – continuaba el joven - ¿Es realmente necesario asesinar a Helena? Su imperio no tiene cómo recuperarse, es una maldita, sí, pero ni siquiera los dioses le darían tanta suerte a alguien que ha causado tanto daño...


El tercer captor era Owkami, interrumpía a su Nuuk' Iran con una voz plácida y ademanes elegantes. Contaba con una belleza muy por encima de sus otros dos compañeros, ojos turquesa, cejas tupidas, mentón cuadrado y un cuerpo fornido muy bien distribuido, aquél muchacho era el que había tomado la virginidad de Falena cuando fue su cónyuge.

- Nuki – Le decía de cariño a su compañero y proseguía - ¿qué te hace pensar que Falena dice la verdad? – Miraba a Falena con desprecio llevándose el dedo pulgar e índice al mentón, como pensando. - Es una mujer que poco le bastó para engañarnos, vernos la cara de estúpidos y siempre solapar a Helena en todo, en sus actos impuros y vergonzosos. No tiene ni una pizca de vergüenza.

Acto seguido el joven Owkami se acercó a Falena y le asestó una bofetada en la mejilla izquierda que se agudizó por el agua helada que aún recorría el rostro de la jovencita cruelmente torturada, la aventó al suelo y rasgó su ropa mientras le tocaba lentamente los senos.

- Y pensar que alguna vez fueron míos – le decía a Falena mientras la joven temblaba sin distinción por el miedo y el frío – bueno, realmente fueron de todos los que estamos en ésta habitación, menuda golfa que fuiste. – Tocaba el seno derecho de Falena con más fuerza – Si no nos vas a decir dónde está Helena al menos dinos, sucia perra ¿quiénes además de Nuuk y Arry fueron tus amantes mientras estuve casado contigo?.

Juegos de halconesWhere stories live. Discover now