—¿Jungkook...?

—Algo ocurrió allí.

Jimin recordó esa vez en que fue en busca de Taehyung; su agitación le preocupó, pero después de un rato, Taehyung supo como disfrazarlo con pacificación.

Ninguna palabra amenazaba con formarse en la garganta de Jimin y sus cuerdas vocales, así que continuó.

—No sé en qué estaba pensando... Pero si lo pienso mejor, nunca sé de lo que hago cuando estoy con Jungkook. Contigo es tan natural, pero con él es... —se detuvo al darse cuenta de las cosas que salían de su boca y de la mirada perturbada del pelinegro— Ese día fue diferente. Lo definiré como esa manera de ser. A pesar de todo, vuelvo a reproducir en mi cabeza la misma escena. Una y otra vez y...

—Qué pasó.

Taehyung perdido en sí mismo le miró y respiró dificultoso.

—Su rostro. Estaba tan cerca del mío... —Jimin no sabía realmente a qué dirección iba este tema, pero era algo de lo qué asombrarse de verdad— Sus ojos, también. Y mi corazón. Pensé que lo perdería en cualquier instante, Jimin. No supe qué hacer.

—Escapaste.

—Lo hice —admitió con la cabeza.

—¿Enloqueciste luego de acercarte?

—Si se puede decir así...

—Pero —siguió hablando el pelinegro—, es imposible atormentarse sin tener alguna causa. Alguna razón para perder los estribos, Taehyung... —los pobres ojos moribundos de Taehyung conectaron con los de él y respiró pesado— Creo que intentas declararme algo importante, Taehyung. Por favor —acarició y apretó suave la rodilla del otro en confianza—, sólo cuéntame. No habrán prejuicios.

—Creo que siento algo indescriptible por Jungkook.

Bastó de unos minutos para que el silencio se perdiera en el viento luego de que Taehyung hablara.

Pronto como admitió lo que quería decir, Taehyung sintió el fuerte asir de Jimin en sus manos y una sonrisa apareció en él. No lo comprendía.

—Gracias por contarme de esto.

Kim no se resistió y sin más lucha, una sonrisa resplandeció de él también. Sin poder evitarlo, abrazó al hombre ante él y le apretó con sus fuerzas.

—Gracias a ti, idiota. Esto me estaba matando —Jimin no mantuvo su carcajada y se soltaron.

—Aunque no tengas claro algo de todas formas, sabes que te querré sin importar qué. ¿Cierto?

El de cabellos acaramelados meneó la cabeza y rió.

A pesar de pasar toda una noche torturando su propia cabeza, Taehyung vió marfil. Aquél color que veía normalmente en el castaño chico, embriagante. Sintiéndose profundamente feliz y aliviado. Y apreció la comprensión de Jimin.

Es por eso que era su mejor amigo.

—De qué hablas, tonto.

Segundo día sin Jungkook.

Taehyung suspiró largo y con letargo continuaba parpadeando para no caer dormido. Jimin se estaba demorando mucho comprando dulces en la cafetería.

camaleón ¹ • taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora