Y no tenía idea de cómo llenar ese vacío.

—Lili, no puedo aguantarlo más —Derek tragó saliva antes de tomar su mano.

Lilian parpadeó un par de veces para poder fijarse bien en él. No había dormido casi nada, aunque el insomnio nunca la dejaba tener noches tranquilas, esa fue de las peores. Se obligó a sí misma a ignorar el cansancio y a mirar a Derek a los ojos.

—¿Qué...qué no aguantas más? —cuestionó ella para carraspear después. Su garganta estaba destruida, podía notarse en su ronca manera de hablar que le dolía.

—Que me ocultes lo que te está ocurriendo —Derek acarició sus nudillos con delicadeza.

—No te lo oculto, Derek —ella soltó su mano y lo miró a los ojos —. Sabes lo que hace Caroline, además de que eres el único que me ha visto...ya sabes...

—¿Vomitar? —Lilian asintió —. Sí, recuerdo cuando me enteré.

Él se apoyó en la otra esquina del elevador en el instante en que recordó ese día. Lo que comenzó como una visita inocente a la casa de su mejor amiga terminó convirtiéndose en uno de los peores días en la vida de Derek Osbone, que para aquel entonces era tan solo un adolescente. Al principio, él no entendió nada de lo que ocurría. Luego, Lilian le explicó todo: su sensación de vacío, el alcoholismo de su madre, su necesidad de parecerse a quienes le habían arruinado la vida, las "rosas" de su padre... En ese momento, Derek descubrió que la vida de su amiga nunca sería igual, pues su pasado solo fue una red de engaños en los que ella quedó atrapada por mala suerte del destino.

Ese día, se prometió a sí mismo ser lo único que no fuera una farsa en la vida de Lilian, además de mantenerse como el amigo que nunca, nunca, lo abandonaría.

Cumplió su palabra pues, a pesar de los años pasados, del cambio radical de Lilian que la convirtió en alguien de sonrisas cortas y pocos sentimientos, y de que en ese momento la veía con ojos diferentes —con los de alguien que sentía atracción por ella —, él seguía ahí. Continuaba queriéndola...a pesar de que ella era una margarita en medio de un millón de rosas.

—Yo también recuerdo ese día —ella bajó la mirada con vergüenza ante el recuerdo —. Fue muy duro para ti.

—Lo fue —él asintió con la cabeza y luego suspiró —. Lo sigue siendo, Lili.

Lilian levantó su mirada y sintió sus rodillas temblar al ver todo el dolor en los expresivos ojos de su amigo. Apretó con fuerza sus brazos, a pesar de que le dolía la muñeca. Creía merecer ese dolor, pues le hacía daño constantemente a la persona más importante en su vida.

—Hey, hey, no hagas eso —pidió Derek al ver como se apretaba con una fuerza casi masoquista. Se acercó a ella, para alejar sus manos de sus brazos, y solo en ese entonces notó algo en su clavícula —. Lili, ¿qué es eso?

Ese fue el momento en que Lilian deseo escapar, pero, ¿cómo iba a hacerlo? Estaba encerrada en un elevador, detenida entre el segundo y primer piso. Además, Derek tenía su mirada fija en la quemadura. Ya no podía ocultarlo. Pero podía seguir intentando.

—No es nada de lo que debas preocuparte...—le dijo, tratando de escapar de él en vano. Chocó contra la pared del elevador. Solo pudo tragar saliva cuando se dio cuenta de que debía enfrentar la realidad.

—¿Nada de lo que deba preocuparme? ¡Lilian, estás herida! —exclamó él, como si su desinterés le molestara —. ¡¿Caroline te hizo esto?!

Con un movimiento casi brusco, ella se soltó de Derek y llevó su dedo índice hasta su boca para morder la uña de este. Silencio, eso era lo único que él obtenía de Lilian últimamente. Estaba harto de ello, ¿acaso ella no notaba lo mucho que a él le afectaba que se callara?

Margaritas || P.E #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora