Capítulo 24

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Capítulo 24Contra corriente:Día 60 del programa M

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Capítulo 24
Contra corriente:
Día 60 del programa M.E.R: 11 de marzo del 2015

4:00 pm

Digamos que la ortorexia es algo así como nadar contra corriente: sabes que braseas de la manera correcta, sabes que pataleas como se debe, pero te exiges más solo porque sientes que te están arrastrando. En el caso de Sanne, la corriente era su actitud competitiva y sus ganas de alcanzar la cima en su deporte favorito. De tanto nadar, se desvió del canal que le correspondía.

Sin darse cuenta, volvió más y más estrictas sus dietas con el fin de compartirlas en su criticada cuenta de Instagram y se obsesionó por mostrarles a todos que vivía de la manera más sana que podía existir. Utilizó la excusa de la natación inconscientemente, y se convirtió en la atleta más presumida y antipática que sus colegas alguna vez conocerían. Comenzó nadando por la corriente que la llevaba a alcanzar sus sueños, y terminó siendo arrastrada hacia un océano que no le correspondía.

Pensaba en los resultados de sus exámenes con los pies dentro del agua de la piscina. Al despertar dos días atrás en el suelo de Sweets, todo se volvió real para ella. Las letras en esa carpeta finalmente cobraron sentido y el terror de que las palabras de Margaret fueran ciertas se incrustó en sus venas hasta recorrerla por completo.

Las ondas del agua que generó con los pequeños movimientos de sus pies la llevaron devuelta a su otra preocupación: Caleb. Lo único que Dann quiso decirle por teléfono fue que el pequeño Carlton tenía sordera parcial, y habían logrado estabilizarla con un aparato de audición que el pequeño detestaba. Las palabras del padre del niño la llenaron de tristeza, pues le confesó que su alegre sobrino no había sonreído últimamente. Estaba demasiado callado, muy retraído, y continuaría en el hospital para ser examinado durante unas semanas más.

¿La razón de tan extraña y repentina sordera? Sanne no la sabía. Dann se escuchó tan destruido por teléfono que ella misma le pidió que se lo dijera en persona. Por eso estaba en la piscina, esperándolo. Ya había terminado su sesión de ejercicio con las margaritas, solo le quedaba aguardar a que su entrenador llegara.

En medio de un silencio tormentoso, interrumpido tan solo por el leve chapotear de los pies de Sanne contra el agua, el sonido de la puerta tras ella se escuchó. En cuestión de segundos, ella obtuvo la compañía que había deseado durante días. Él se sentó a su lado, e introdujo los pies en el agua igual que su alumna. Ninguno dijo algo, tan solo observaron el agua.

Ella logró ver ambos reflejos frente a ellos, y el de él lucía ojeroso, pálido, cansado y derrotado, no como el Dann al que estaba acostumbrada. En el momento en que él volteó a verla, Sanne se dio cuenta de lo egoísta que ella había sido. Durante esos dos días, en los que su entrenador estuvo asegurándose de que su hijo estuviera bien, ella solo había deseado tenerlo a su lado para consolarla. Pidió una y otra vez que su mejor amigo la sacara de esa corriente equivocada, cuando a él lo arrastró una más fuerte aún.

Margaritas || P.E #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora