Capítulo 49

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Dejé caer mi equipaje y recogí del suelo el resto de fotografías. Seda se acercó a mi pero ni siquiera pude saludarle adecuadamente. Sólo quería romper todo aquello y que nunca más volviera a aparecer. Quemarlo hasta cenizas y que no quede nada.

Borrarlo para siempre.

Creí que lo había hecho. Esto ahora no tenía ningún sentido. Hacía años de esas fotos. Fueron las mismas que aparecieron en todas partes cuando estaba en la universidad. Eran esa burla de la que, el imbécil que me engañó y sólo quiso divertirse a mi costa, había hecho mi perdición. Pero ¿qué podían conseguir ahora con esto?

El bolsillo de mi pantalón vibró de repente. En la pantalla alumbraba un número desconocido.

Cogí sin pensarlo dos veces.

—¿Has visto mi regalo, Tachibana?

Una voz femenina se hizo eco en mi cabeza. Rápidamente salí a la puerta, si sabía que las había recibido no debía andar muy lejos y dando sentido a mis pensamientos un Ferrari se alejaba por la calle norte a toda velocidad.

—¿Quién eres? —fruncí el ceño inconscientemente.

Oh, vamos. A estas alturas ya sabes quién soy. —dijo ella arrogante.

—¿Qué quieres? —reformulé.

Creí que el mensaje era claro: Aléjate de Yamazaki. En caso contrario os hundo a ambos.

Se me heló la sangre. Tuve que morder mi lengua para no contestarle ningún improperio, incluso apreté mis puños al punto de dañar las palmas de mis manos.

—¿Sabes que estas fotos tienen varios años? ¿Para qué las quieres?

No le temía a que Sousuke las viera, él sabía de mi pasado.

Tachibana, dirijo dos revistas del corazón y soy socia y accionista de otras tantas, tengo a mis pies varias empresas importantes. Lo sabes ¿no? —no respondí y continuó con su monólogo. —No fueron hace tanto tiempo, apenas has cambiado, puedo hacer creer a todo Japón que son recientes. Creo que a la gran editorial Yamazaki —marcó con sarcasmo. —no le hará bien que el mundo conozca esta faceta de sus empleados y mucho menos del novio del jefe. Estaríais en un aprieto muy feo, ya veo caer en picado las acciones.

Después de toda la palabrería algo hizo click en mi cabeza.

—Las imágenes de la estación... ¿Tú nos delataste?

Uh, chico inteligente. —maldita...

—N-no me voy a apartar de su lado. — ¿qué conseguiría ella con eso?

Escúchame bien, chico. —me dijo con una voz muy seria. —Creo que no estás pensando la magnitud de todo esto. Yamazaki acaba de invertir en un proyecto muy grande, si en este momento que flaquea su empresa, absolutamente todo, —señaló. —caerá por su propio peso. ¿Vas a hundir el imperio Yamazaki por tu capricho?

Mis dedos apenas podían sostener el teléfono pegado a mi oreja. Ella tenía razón, si Yamazaki volvía a formar un escándalo las asociaciones y negocios en Estados Unidos peligraban. Además, acabábamos de dar un espectáculo y tan pronto como ocurriera una nueva razón para ser el punto de mira la gente comenzaría a dudar de la profesionalidad de Yamazaki. No podía hacer que Sousuke tuviera una mala reputación por mi culpa, ni que Yamazaki comenzará a perder más socios y tener más problemas. Ya me había sentido suficiente inapropiado e inútil cuando emitieron por televisión nuestro abrazo en la estación. Por nada del mundo quería que Sou tuviera que aguantar con todo el estrés de nuevo.

Anastasia, Éstas Son Las Verdaderas Sombras [Free!] [SouMako] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora