El Prestamista

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En algún espacio y tiempo en Europa, la calle Pubre era solitaria, los edificios viejos mostraban el aspecto arruinado del lugar. Un señor llamado Petro E. Rosquet, detective de casos paranormales, se había instalado hace poco en la calle rentando un pequeño apartamento, en donde tendría también su oficina. Una señora, que tenía poco de enviudar, iba a tocar a la puerta del señor Petro, cuando repentinamente la puerta cayó al piso, el señor Petro pidió perdón por lo sucedido, y dijo: "No se preocupe, estoy remodelando para servirle mejor".

La señora entró a la oficina, y cuando se iba a sentar en la silla que le habían ofrecido, el señor Petro estaba poniendo una piedra debajo de una de las patas de la silla para equilibrarla. La señora se presentó, y dijo: "Mi nombre es Enriqueta Bellucci. La policía está investigando el caso del banco que se incendió, y uno de ellos comentó en broma su actividad como detective; y pensando en que la policía no ha podido resolver el caso del ave de piedra que encontraron en la boca de mi esposo, quien murió en el incendio". El señor Petro tosió y aclaró su garganta, y afirmó que fuera de broma, las habilidades psíquicas que poseía eran reales y efectivas; así que pidió a la señora Enriqueta que le mostrara el ave de piedra.

La señora abrió su cartera de terciopelo para sacar el ave de piedra, que puso en una mesa descarapelada; inmediatamente el señor Petro puso en su ojo derecho una lupa para examinar el ave de piedra, que tenía en su parte inferior una palabra escrita en un idioma que él desconocía, pero por sus habilidades sabía lo que significaba, y pensando en voz alta dijo: "Deuda". La señora Enriqueta se sorprendió al escuchar la palabra, y preguntó al señor Petro si él conocía el idioma de Islandia, a lo que él dijo que pensaba visitar Islandia cuando aprendiera su idioma.

La señora Enriqueta le hizo ver que la palabra escrita en el ave de piedra estaba en islandés. El señor Petro aprovechó en jactarse de sus habilidades y le prometió a la señora Enriqueta que encontraría la razón del ave de piedra, que estuvo en la boca del señor Berlusconi; la señora Enriqueta le corrigió: "Es Bellucci, no Berlusconi". El señor Petro pidió perdón por su torpeza y decidió comenzar con la investigación.

Algunas cosas extrañas habían sucedido en la ciudad, por ejemplo, el señor Bellucci no era el único que tuvo un ave de piedra en su boca, además de que él había perdido su dedo meñique de la mano derecha el día del incendio. Una señora llamada Prisca dijo que despertó con un ave de piedra en su boca, después de que el día anterior se había divorciado; en otro caso similar una señora llamada Jeca también despertó con un ave de piedra en su boca, después de que el día anterior su esposo muriera de un ataque al corazón.

Los días pasaban rápidamente, y el detective no lograba dar con el responsable o los responsables del ave de piedra. La señorita Hayle E. Flerida, hija de la sobrina del señor Petro, había llegado a la ciudad para visitar al detective, quien estaba desesperado por no tener resultados para la señora Enriqueta, quien amenazó al detective con echarlo a la cárcel, si no le devolvía todo el dinero que le había dado en pago por la investigación; acusándolo de charlatán y estafador.

La señorita Hayle entró a la oficina del señor Petro, mientras que éste se daba golpes en la cabeza contra su mesa descarapelada, y él al escuchar la voz de la señorita paró de golpearse para darle la bienvenida. La señorita Hayle preguntó por el señor Petro, y éste afirmó que él era, pero la señorita no le creyó porque él señor Petro tendría que tener ochenta años y el detective tenía la apariencia de un hombre de veinte años.

El señor Petro reveló un lunar hereditario que lo identificaba como parte de la familia de la señorita Hayle, y además dijo que había nacido en un año bisiesto y en el día extra, el veintinueve de febrero. La señorita Hayle seguía sin creerle, pero creía que era de la familia por el lunar que ella también había heredado. Entonces el señor Petro dijo algo que era muy imaginativo, aunque era realmente así, y es que él cumplía un año de edad cada cuatro años de calendario, afirmando que él había vivido ochenta años calendario, pero que había cumplido solamente veinte años de edad.

La señorita Hayle, cansada de tantas explicaciones del detective, contó que en el viaje en tren conoció a un señor llamado Ásgrímur Ás Ásgeirsson, quien la invitó a su casa para conversar. El señor Petro se extrañó al escuchar el nombre, y Hayle le pidió que la acompañara a la casa del señor del tren.

Estando en el interior de la casa del señor Ásgrímur, las observaciones del señor Petro le hicieron sospechar de su anfitrión, que era un asesor financiero; primeramente que encima de la chimenea había un cuadro con el mapa de Islandia, cosa atípica en la ciudad, y sin indagar tanto, descubrió que las envolturas de los sobrecitos de café eran iguales al que se encontró en el pantalón del señor Bellucci.

La señorita Hayle preparó el café a petición de su anfitrión, que se sentía molestó por la actitud inquisidora de sus invitados. Así que el señor Petro pidió a la hija de su sobrina que se marcharan porque no tardaría en ponerse la noche.

La señorita Hayle estaba preocupada por el señor Petro, debido a las deudas que éste había contraído, por lo que ella, con tal de ayudarle, tuvo una visita secreta con el señor Ásgrímur, quien le había confesado que él era un prestamista y que hacía préstamos informales con intereses módicos; por lo que ella no dudo en pedirle un préstamo para su pariente. Y el señor Ásgrímur le enseñó un libro negro donde apuntaba todos los datos referentes a cada préstamo; y anotando la cantidad prestada a la señorita Hayle, le pidió una garantía peculiar sobre el préstamo, a lo que ella le dijo: "Mi pariente es capaz de sacrificar su vida por cancelar la deuda".

Cosa que se iba a cumplir si el señor Petro no pagaba el dinero prestado o los intereses. La risa del prestamista dejó claro que la garantía peculiar era una superstición muy real para él. El señor Petro descubrió que el dinero del banco había desaparecido antes del incendio, y encontró evidencia suficiente para acusar al señor Ásgrímur del incendio del banco, evidencia que había dado a la policía.

La señorita Hayle se sintió zaherida por culpa de su pariente, porque el prestamista había sido bueno con ellos; y ella confesó al detective que la señora Bellucci no llegaba a la oficina a molestarlo, por el dinero ofrecido por el caso del ave de piedra, porque le había regresado parte del dinero con el préstamo que había hecho al señor Ásgrímur.

En la mañana del último día de febrero, la policía iba a arrestar al prestamista, pero la señorita Hayle se apresuró a visitar al prestamista para advertirle de la policía. El señor Petro se percató de lo que su sobrina quería hacer, así que también fue a la casa del señor Ásgrímur, a quien no lo dejaría escapar, y entrando él en la casa, comenzó a buscar el libro negro donde estaba apuntado el préstamo que hizo su sobrina; el señor Ásgrímur lo golpeó en la cabeza, pero la señorita Hayle impidió una atrocidad. El señor Petro despertó con la cabeza puesta en el regazo de su pariente.

El señor Ásgrímur sostenía el libro negro de los préstamos, miraba a sus rehenes celosamente, y después de contemplar el calendario, se dirigió al señor Petro, diciéndole: "Ayer era tu último día que tenías para pagar tu deuda. Puedes pagar dentro de los días del mes de deuda, pero si el mes se acaba, entonces pagas con la garantía".

El prestamista comenzó a leer la garantía peculiar, que pesaba sobre el deudor. Inmediatamente el señor Petro sintió que su mano derecha se movía por sí sola, y teniendo el dedo meñique dentro de su boca, comenzó a morderlo; utilizando su otra mano pudo sacar una cantidad de dinero de su bolsillo para tirárselo al prestamista, quien dijo que era demasiado tarde, pero el señor Petro pudo liberarse del poder del libro negro.

El prestamista se quedó intrigado, y el señor Petro dijo que faltaba un día para pagar porque el mes no había terminado; y como el dinero que se tiró eran los intereses, ya no había forma de cobrar lo prestado hasta el siguiente mes. La señorita Hayle dijo: "Todavía estamos en febrero, el calendario que tiene en la pared está equivocado".

El señor Ásgrímur padecía de fobia al día veintinueve de febrero, por lo que había recortado el calendario dejando el mes en veintiocho días, por lo que sus cuentas habían resultado equívocas. La policía arrestó al prestamista.

Estando en la oficina del señor Petro, la señora Bellucci agradeció al detective por haber resuelto el caso del ave de piedra, y le entregó el dinero que su sobrina le había dado. Durante los días restantes que la señorita Hayle se iba a quedar en la ciudad, ella acompañó a su pariente a visitar a todos los deudores que estaban apuntados en el libro negro, para dar por cancelado todos los préstamos.

Fin del prestamista.

El Detective Petro E. RosquetWhere stories live. Discover now