- No puedo creerlo.- pasó los dedos por sus guedejas, soltando una risotada-. ¿De verdad me estás echando?

Gabriel no contestó, cerniéndose a su propio guion al no temer ejercer la ley por su mano mientras que su futura esposa oprimía unas lágrimas y el jovenzuelo adoptaba una postura más dispersa, pero igual de susceptible.

- Muy bien, pues tú lo has querido.

El rubio fue directo hasta su habitación, dándoles la espalda a ambos adultos para posteriormente sacar de su armario una bolsa que comenzó a llenar con varias de sus pertenencias.

- ¿Enserio prefieres irte a intentar arreglar las cosas?- cuestionó el mayor desde el marco de la puerta-. Si ni siquiera tienes adonde ir...

- Estoy seguro de que Nino estará encantado de recibirme.- aseguró con una sonrisa cínica-. Y sino... Ya me las apañaré.

El mayor de los Agreste hizo un ademán de acercarse, aún y así, Emilie le tomó la iniciativa, haciendo que éste se retirara y así ella quedara a solas con su descendiente.

- Hijo...

- No soy tu hijo.- refutó con terquedad el varón, guardando prendas varias que discernía del armario.

- Adrien, por favor...- imploró ella en forma de ruego, avanzando hacia el chico con las manos extendidas.

- Ni se te ocurra acercarte más.- amenazó sin mirarla.

La fémina se abrazó en busca de consuelo, acomodando un mechón detrás de su oreja.

- Entiendo que estés molesto, pero... Adrien...- soltó un largo suspiro, mirándolo mientras armaba el equipaje-. ... Yo quiero a tu padre.

- Ya, claro... Por eso te fuiste con el tipejo ése.- apuntó con una risa sardónica-. Por no mencionar, lo de cuando le robabas a escondidas para pagar a tu camello.

Los ojos de la mujer se abrieron de sobremanera, lo mismo que sus labios.

- ¿Qué pensabas?¿Que no estaba al corriente?- ella negó irresoluta, estremeciéndose-. Pues siento darte la mala noticia de que no es así.

Adrien cargó la bolsa sobre su hombro, pasando por el lado de su mentora como si fuera invisible; ignorando el estado deplorable en el que lucía.

- Tu padre...- murmuró ella en voz baja-. ... Él... ¿Lo sabe?

- ¿El qué?- instó en un tono inquisitivo-. ¿Que su ex-mujer, aparte de serle infiel, era una cleptómana adicta a las drogas?- ella asintió avergonzada-. Suficientemente destrozado lo dejaste, como para encima fastidiarlo más.

Él no aguantaba seguir manteniendo esa burda conversación, saliendo de la estancia sin pronunciarse de nuevo. Dejando a esa alma en pena autocompadeciéndose a sus espaldas.

▪▪▪▪▪

A la mañana siguiente, Marinette despertó perezosa, removiéndose en el colchón al no desear interrumpir el sueño en el que había caído sumida. Desafortunadamente, los rayos del sol se negaban a respetar su descanso, por lo que la muchacha terminó incorporándose con una expresión de tedio en su rostro.

Nada más abrir los ojos, localizó su móvil en la mesita de noche, desbloqueando la pantalla y revisando entre las diferentes notificaciones si había alguna del rubio; sin embargo, no hubo suerte.

- ¡Marinette, baja a desayunar!- exclamó la voz de su padre desde el piso de abajo.

- ¡Voy!- vociferó haciendo un bostezo, luego abriendo los ojos de par en par y palideciendo al identificar el envoltorio que había sobre el lecho-. Oh, por dios...

||+18|| ▪TURN ME ON ▪                  ➤ ADRINETTEWhere stories live. Discover now