Capítulo 24: El matadero

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—Parece que tengo las de ganar, pobre chica... —Un ronquido salió involuntariamente de su garganta al sonreír.

—Bienvenido al matadero, Joel. Dudo que sobrevivas después de esto. —Tricia estaba enojada.

—Tricia, no es buena idea atacarlo. Él tendrá un arma en cuanto pueda agarrarla. —Estaba tenso por lo que sucedía.

—Esta batalla es mía. Cállate. —Comandó en seco—. No interferiré en las tuyas a futuro.

—¡Tricia! Pero—

—Vas a pagar lo que le hiciste a esa chica... ¡lo prometo! —Su furia se podía percibir incluso a través de la pantalla.

—¡Ahora! —gritó Harland por los parlantes.

Joel tomó el bisturí, y corrió hacia Tricia en dos segundos. Intentó hacer una cortada vertical hacia su cuerpo, pero ella lo esquivó a tiempo. Estaba retrocediendo poco a poco en la pequeña habitación, mientras él ganaba más y más espacio.

—No hay escapatoria... qué excitante me resultaría que quedaras indefensa... —Con su mano desocupada se empezó a tocar el miembro.

—Diablos... ¡Tricia, hay un tubo detrás de ti! —grité intentando darle ideas. Ella asintió con la cabeza, viendo a la cámara, mientras se movía lentamente hacia atrás.

—Dicen que los Desvaríos hacen un tipo de ritual... —Él se sigue tocando—. Un ritual... esplendoroso.

—¡Cállate, cerdo! —Tricia estaba cada vez más furiosa. Jamás la había visto así. El tubo era uno de los que contenía el vapor, estaba pegado a la pared.

—¡Te tengo! —hizo una cortada vertical, le abrió una herida perfecta en el brazo izquierdo. Ella se volteó para intentar soltar el tubo, ¡pero estaba pegado de una manera muy firme!

—¡Ah! —Tricia gritó al ser atrapada por Joel.

•—Empezar Música (Música de suspense de fo...)—•

—¡Tricia! ¡Tricia, no! —Me levanté lleno de tensión al ver que él la tenía abrazada, con el bisturí en el cuello.

—Ahora... vamos a disfrutar un poco... antes de matarte, ¿sí? —Se abrió la jareta del pantalón mientras ella intentaba soltarse, pero cada vez que hacía esto, él aplicaba más y más presión, abriéndole una herida lentamente en el cuello.

—¡Por favor! —gritaba ella conforme él le cortaba los pantalones con el bisturí.

Sus brazos eran enormes. ¡No podría escapar! Él tenía su miembro afuera, estaba a punto de violarla sin asco alguno, mientras le tapaba la boca con la ropa cortada. Un par de lágrimas salían de sus ojos.

—¡Tricia! Impúlsate en la pared, ¡ahora! —grité al ver que estaba a punto de pegarla contra la pared. Ella alzó ambas piernas y empujó con todas sus fuerzas hacia atrás, cayendo sobre él.

El bisturí cayó al suelo, lejos de ambos. Ella se arrastró rápidamente para obtenerlo, ¡pero el le agarró la pierna! Empezó a gritar desgarradamente al ser arrastrada por Joel. Tenía el doble peso de ella. La jaló, y en dos instantes la tenía frente a él, tirada en el suelo.

Ella pateaba con todas sus fuerzas, pero él le agarró las piernas, dejándola sin poder defenderse. Podía escuchar su desesperación, y lo peor de todo: ¡No podía hacer nada al respecto! ¡No podía hacer absolutamente nada para ayudar a Tricia!

—Vamos a terminar con esto. —Joel puso ambas manos en el cuello de Tricia, aplicando presión con sus enormes fuerzas, mientras empezaba a insertar su miembro en los interiores del cuerpo de Tricia.

—¡NO! —Estaba desgarrado. Completamente desgarrado. ¡Qué nivel de impotencia me estaba azotando! —¡Lyra, ayuda!

—¿Dónde está Tricia? —preguntó ella dispuesta.

—¡En el spa! —grité con lágrimas en los ojos—. ¡Por favor, alguien ayúdela! ¡Por favor!

—Duke... —Empezó a hablar rápidamente.

—¡Oh sí! Imaginé este momento de tantas maneras posibles... ¡pero esto es perfecto! —Joel se agitaba y hacía sonidos asquerosos mientras se movía de arriba abajo. Tricia lloraba desesperada, mientras estaba ahogándose. ¡Estaba muriendo!

—Tricia... ¡aguanta! ¡Por los Desvaríos, por mí, por todos! —Gritaba en medio de mi llanto. Ella abrió los ojos.

Le metió las uñas en los ojos a Joel, explotándolos y haciendo que el líquido bajara por sus brazos, y manchándole la cara viscosamente. Él la soltó, dándole un respiro. Empezó toser bruscamente, mientras deambulaba en el suelo. Se sostenía el abdomen mientras lloraba.

—¡Tricia, el bisturí! —Me sostenía el cabello, ¡estaba muerto de la tensión!

Ella intentaba levantarse, mientras Joel pegaba alaridos y se sostenía los ojos, los cuales seguían chorreando sangre, entre otros líquidos. Estaba tirado en el suelo.

—¡Perra, me las pagarás! ¡Me las pagaras! —repetía una y otra vez.

Tricia empezó a gatear lentamente, mareada todavía, y tosiendo, hacia el bisturí.

—¡A la derecha, justo ahí! —grité esperanzado. Ella lo obtuvo. Gateó rápidamente hacia donde Joel estaba. Le cortó un dedo. Él reaccionó golpeándole la cara directamente. Cayó al suelo de cabeza, pero no soltó el bisturí. Se levantó y se impulsó hacia Joel con todas sus fuerzas.

—¡Muere! —gritó llena de furia, con su voz ronca. Le clavó el bisturí en el cuello, causando una fuente de sangre. Él cayó hacia atrás, boca arriba. Ella lo empezó a apuñalar una y otra vez, mientras gritaba. Se aseguró de que quedara muerto, y siguió llorando junto al cadáver.

Todo quedó en silencio. En un frío y asqueroso silencio... un silencio tan profundo y abrumador que nadie quiso comentar nada de lo sucedido. Sólo podíamos escuchar la respiración del otro, que estaba en una armonía de dolor a niveles inimaginables. Era evidente que ella seguía en shock, estaba en posición fetal, acostada en el charco de sangre proveniente de su violador.

¿Cómo era posible que hubiera tanta maldad en este mundo? ¿Cómo era posible que aquellas personas que habían hecho daño estarían dispuestas a seguirlo haciendo?

El Juego Macabro (#2 En actualización) - GRATISحيث تعيش القصص. اكتشف الآن