CAPÍTULO 9 - SUPOSICIONES

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El agente se sentó frente al escritorio y, con tranquilidad, colocó sobre este el sombrero que había recuperado de la última escena del crimen. Espíndola ni siquiera pudo agradecerle, lo que estaba escuchando lo tenía atónito.

—Agente, ¿cómo podría Guadalupe Alcázar asesinar a su novio en las afueras de la ciudad y suicidarse poco después a unos kilómetros adelante? Sus zapatillas ni siquiera están llenas de tierra, lodo o pasto.

—Pudo haber solicitado un taxi.

Claro, el detective había supuesto que esa sería la resolución.

—Si ese fuera el caso, entonces se tendría que abrir una carpeta de investigación sobre las bases de taxis que tienen como ruta aquella carretera, lo cual, a decir verdad, me parece absurdo. Además, esta mañana fui notificado de que varias personas habían denunciado la presencia de un hombre merodeando muy cerca del lugar en el que encontraron a Guadalupe durante los días previos a su hallazgo. Eso significa que hay alguien más involucrado.

Hernesto Gonzáles se acomodó en el asiento, presentía que aquella conversación iría para largo.

—Pudo incluso solicitar un aventón, las chicas de ahora son capaces de hacer cualquier cosa y por lo demás, no estamos seguros de que aquella persona esté involucrada en el caso, pudo haber sido un vagabundo cualquiera. La policía ni siquiera acudió a esos llamados. Son cotidianos en esta ciudad.

—¿Y qué me dice del cadáver de Guadalupe? Su cuerpo se encontraba húmedo, bañado en formol.

—Tal vez uno de los forenses.

—De acuerdo a mi investigación ninguno aplicó tal componente al cuerpo, ni siquiera tenían un motivo para ello. —Hernesto suspiró hondo—. Agente, es evidente que alguien intentó mantener el cadáver lo más limpio posible, tal vez esperando a que alguien lo encontrase.

—Es absurdo, detective. —Sonrió él—. Usted mismo redactó en el reporte que los forenses no habían encontrado una sola huella de violencia o resistencia en el cuerpo de la chica, ni siquiera abuso sexual.

El detective se quedó meditabundo durante unos instantes. ¿Cómo hacerle entender a ese hombre algo de lo que a todas luces no deseaba enterarse?

—Entonces, ¿no habrá juicio? —quiso saber.

—¿Contra quién? El muchachito apareció y no hay evidencia hasta el momento que nos haga creer que él fue el asesino.

—Aún no tenemos los resultados de la autopsia.

—Yo pienso que con el reporte preliminar de los peritos forenses es más que evidente lo que sucedió. El juez está de acuerdo conmigo.

Espíndola bajó la cabeza con pesadumbre.

—Por favor, agente, permítanme investigar unos días más. Al menos hasta que los forenses me envíen su informe sobre el cadáver de Arturo. Si no descubren nada relevante, le aseguro que entregaré mi reporte oficial sin pedir más tiempo y sin decir nada más.

El agente se mordió el labio. No lograba entender por qué aquel detective que aparentaba ser tan frío y calculador, se mostraba ahora efusivo, con unos ardientes deseos de resolver ese caso. Sin embargo, en la comisaría había escuchado algunos rumores sobre su pasado e intuía que tenían mucho que ver con su extrema implicación en el asunto de la desaparecida de Miraflores.

—De acuerdo, detective. Le daré únicamente el tiempo que tarden los forenses en terminar sus investigaciones. No más.

—¡Perfecto! Le agradezco infinitamente por esto, y le aseguro que no se arrepentirá.

Calliphora [Serie Fauna Cadavérica 1 ]Where stories live. Discover now