capítulo 4

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Entonces desperté con intriga, pero quizá menos preocupada por la discusión de anoche, pero tuve que seguir con mi vida de manera abrupta al ver la hora en el reloj de la pared pues era tarde.

Mi nieta, casi en pijama, corrió para llegar a clase, sólo volvió por un segundo para tomar su celular y ponerlo en el bolsillo de su chaqueta. Llegó con el corazón a  mil por hora para sentarse en un salón casi vacío, el profesor no había llegado, y todos salían ante el retraso de la clase. Alejandra también salió, pero se topó con una cara conocida en el pasillo, chocando con el pecho de Antonio quien le pidió perdón inmediatamente, con un tono de voz que la hizo sonrojar.

-          No, discúlpame a mí, fue muy torpe de mi parte – entre nervios decía, mi niña, sin mirarlo a los ojos.

-          Para nada, lo único que podría reclamarte es no contestar mis mensajes – respondió, Antonio, sonriendo – pero debo suponer que eso ya fue una respuesta, ten un lindo día – y se alejó lentamente sin siquiera dar tiempo a que, Ale, entend...

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-          Para nada, lo único que podría reclamarte es no contestar mis mensajes – respondió, Antonio, sonriendo – pero debo suponer que eso ya fue una respuesta, ten un lindo día – y se alejó lentamente sin siquiera dar tiempo a que, Ale, entendiese lo que le dijo.

Retumbaba su cabeza, como cuando uno se acuesta alterado y la vibración de tu pulso no te deja descansar, así que sacó su celular de su bolsillo para darse cuenta de que era verdad, por intentar evitar a Braulio, no se había percatado de que Antonio había mandado un "hola" al cual ella parecía no haberle importado a ella. Decidió contestar y a partir de ahí empezó una conversación, en la que lo que menos importaba era saber cómo es que él consiguió su número,  que se volvió un ligero y diario coqueteo; ella se iba enamorando de él, de su forma de sobre analizar cada instante de la vida como si todo fuera apasionante.

Pasaron las semanas y de la conversación pasaron a salir juntos pero, a pesar del coqueteo, ella no sabía si era real o sólo una proyección de sus propios sentimientos; de cualquier modo decidió que debía decirle lo que sentía, para no volverse loca con todo dentro, sin embargo espero hasta que fuese la fiesta de Halloween, y aún ahí se tardó toda la noche para que las palabras salieran de su boca: "me gustas, pero no quiero arruinar todo lo que hemos avanzado". Fue imposible para él no soltar una sonrisita seguida por un beso. Desde ese momento siguieron en una linda relación que en poco tiempo se fue volviendo "seria", al salir prácticamente diario y olvidase la misión que con tanto amor le había encomendado;  por lo que empezaron casi a depender uno de otro. Haciendo que Alejandra creyera amarlo, pero al intentar expresarle, sus nuevos sentimientos, sólo consiguió una discusión bastante extraña. Esto vivió ella:

Para evitarme la presión de la vez anterior, decidí decirle que lo amaba por un mensaje de texto y luego reafirmárselo en nuestra cita; quise hacerlo de la forma más natural posible en un mensaje de buenas noches, para el cual ni siquiera espere a su respuesta antes de dormir. Al levantarme, lo primero que hice fue tomar mi celular, aun conectado a la corriente, pero no había mensajes de Antonio, ni siquiera su habitual "buenos días", sólo dos flechas azules que hicieron que mi corazón empequeñeciera un poco.

Sin embargo, decidí que no debía darle importancia por el momento, e ir a la plaza donde nos encontraríamos; al llegar él ya estaba ahí con una sonrisa fingida, me abrazó sin besarme como siempre y se sentó a mi lado tomando mi mano, ese fue el ún...

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Sin embargo, decidí que no debía darle importancia por el momento, e ir a la plaza donde nos encontraríamos; al llegar él ya estaba ahí con una sonrisa fingida, me abrazó sin besarme como siempre y se sentó a mi lado tomando mi mano, ese fue el único comportamiento raro del día, pues a partir de ahí el simplemente siguió como si nada. Mas yo estaba intranquila y me atreví a preguntar por mi declaración, pero la respuesta fue muy dramática, de repente se convirtió en una acalorada discusión en la cual él no podía contestarme una cosa "¿por qué es tan difícil responder a mis sentimientos?", sólo me dijo que no podía jugar conmigo y que no quería que todo se complicara. Después de eso él me fue a dejar a mi casa de una manera muy fría, rompiéndome el corazón, haciéndome sentir que aquello que le dije era la razón por la que lo nuestro se había arruinado, es noche no pude ni dormir y sólo lloraba desconsoladamente. Ya no creería en que el amor es real o bueno.

Alejandra, se sintió devastada al ver que él ya no la buscaba más que para situaciones académicas, se veía a sí misma como un juguete de cuál, Antonio, se cansó muy rápido. Se había vuelto una sombra penumbrosa que vagaba por los pasillos, e incluso una noche sacó mi foto:

-          Lo siento mucho, Abuela, no podré cumplir tu promesa decía entre lágrimas hacía mi foto – sé que lo prometí, pero siento que sería romper tu corazón, pues es probable que él ni siquiera haya sentido algo por ti. Pero no te culpo, te fuiste antes de averiguarlo y es mejor que te quedes con ese sentimiento – ya no era la romántica y linda niña, verla me pegaba en lo más profundo, más por no estar ahí para explicarle que no era cierto, que el amor existe

Una medalla de amorWhere stories live. Discover now