- Ciao amore – una sonrisa se dibuja en sus labios, se acerca hasta donde estoy y se apoya en una esquina de la cama.

- Ciao amore mio ¿qué tal ha estado tu día? – paso mis manos por su quijada y desenredo sus cabello castaños.

- Bien, pero no más que el tuyo, ¿has pasado toda la tarde leyendo el principito? - toma el libro entre sus manos y abre una de las páginas.

Niego con la cabeza.

- Te quiero mostrar algo – me levanto de la cama pero él me detiene.

- Nada de movimientos bruscos.

Ruedo los ojos.

- Entonces pasame la laptop que está justo debajo de la mesa de noche – se acerca hasta donde le he indicado y la saca de allí.- He hecho algunos formatos de diseño para las etiquetas del vino, son estas – las señalo-. Tal vez no se ven tan .. profesionales pero.

- Son perfectas.

- Giorgio, míralas bien.

- En serio son unos hermosos diseños, creo que has captado la idea que trasmite el sabor del vino. Un vino dulce, tan dulce como tú. - sus labios se fijan a los míos de manera suave.

Le doy una sonrisa. - ¿Cuál escogemos?

- Este - señala uno con letras doradas.

- También me ha gustado, entonces ¿puedes imprimir las etiquetas?

- Mañana hablare con los que se encargan del empaquetado. Te noto algo preocupada ¿todo bien?

- De hecho no – murmuro.

- ¿Hay algo malo con el embarazo?¿ te ha dolido de nuevo, te has caído..

- No, nada de eso – hago un gesto con mi mano-. Es sobre Dalila, me preocupa que se case con ese hombre.

- Me has asustado. Creo que tu hermana ya no es una niña, ella debe darse cuenta de las cosas Aless.

- ¿Sabes algo de ese hombre?

- Solo conozco las aerolíneas, pero si quieres que lo investigue,lo aleje o lo haga que se resista a casarse con ella, sólo..

- No harás eso, Dalila es muy inocente, ella cree que en el mundo las cosas funcionan como en los cuentos de hadas, no quiero que la lastimen.

- Ales, no debes preocuparte no te hace bien, ni a ti ni al bebé, así que es mejor que te calmes.

Tal vez Giorgio no entendía mi preocupación, Dalila era mi única hermana, siempre habíamos sido unidas con nuestras diferencias incluidas, era mi familia, y no quería que nadie le hiciera daño, porque sabía cómo te podía romper el corazón el amor.

- Está bien prometo que me calmare. He sacado cita para el control prenatal, tendremos que esperar al menos tres meses más para saber el sexo del bebé.

- ¿Cuándo es la cita?

- Dentro de cuatro días.

- Aless deberías de estar para ese entonces en Venecia.

- Espera... ¿no vendrás conmigo? –enarco una ceja y me cruzo de manos.

- Iré, pero..

- Lo prometiste.

- Alessandra ¿puedes escucharme?

- Adelante.

- Tengo que terminar algo acá, te estoy pidiendo por tu seguridad y la de mi hijo que te regreses el día acordado. Y no quiero que vayas en contra de lo que te estoy pidiendo o tomare cartas en el asunto y si es necesario obligarte a que te vayas en ese avión directo a Venecia, lo haré.

Deseo ItalianoWhere stories live. Discover now