9.

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Habían cosas que podían disimularse, cosas como una risa, una mancha en el vestido, o incluso un mal corte de cabello. Pero habían otras que no podían disimularse, como vendría siendo una mirada fija.

Y es que Alec no podía, ni quería disimular que estaba viendo fijamente a Luke, aún estando a un metro de distancia en una mesa.

Tampoco la detective Olivia Wilson podía disimular que miraba fijamente (con los ojos empequeñecidos) al detective Garroway y al veinteañero punk, a unos metros de ella, en la misma mesa.

Alec, como novio del Gran brujo de Brooklyn, había aprendido algo de él, y al parecer fue el dramatismo. El cazador se apareció en la estación de policía a la hora del almuerzo, y, sin permiso de nadie pasó al comedor de la fuerza, sentándose así de plano enfrente del detective Garroway; quien se encontraba con Alaric y la detective Wilson, quién por cierto, no evitó notar que el muchacho punk tenía los mismo tatuajes (pero en diferentes zonas) que, la mujer que buscó en la estación a Luke hace unos cuatro días, la tal “Mary Lightwood”.

Aunque Luke no parecía incómodo, si parecía sorprendido. Y es que, sabiendo lo apretada que era la agenda del director del instinto de cazadores de sombras, nunca esperó una visita así de random, menos en el almuerzo.

La mirada de Alec no mostraba rencor o algún sentimiento parecido, sólo lo miraba fijamente, así de plano. Y eso era lo que le extrañaba a Luke, la carencia de sentimientos negativos en esa mirada azul.

–Alec.– llamó, y el cazador respondió con un escueto «¿Hum?».

–¿Qué haces?– preguntó de nuevo.

–Te estoy mirando. – dijo sin parpadear.

Luke asintió, y dejó en su bandeja el tenedor. Carraspeó después de tomar un poco de su jugo.

–Bien, no fue la mejor pregunta. Así que intentaré con otra, ¿Por qué me miras?

Alec ladeó la cabeza, no habló. Luke pensó que le estaba ignorando adrede, y cuando iba a preguntar algo de nueva cuenta, Alec se abrió con un suspiro.

–Estoy haciéndome a la idea.

–¿Qué idea? – preguntó curioso el alfa.

–A la idea de que uno de mis amigos está intentando ligar con mi madre.

Dijo, tan plano, tan seco, tan... descarado. Tal vez lo dijo en el momento oportuno (o no), el comedor de pronto estuvo silencioso, y es que el cuerpo de policía al escuchar la frase salir de la boca del punk que se apareció de la nada, se pusieron atentos. Alaric por su parte se iba ahogando con su jugo de la sorpresa, se recompuso después de toser un poco, y de que Ollie le diera palmaditas en la espalda. Cruzándose de brazos y dejando la comida a un lado, Alaric se recostó en el respaldo de su silla y puso total atención a la conversación que llevaban su alfa y el cazador.

Luke pareció apenado.

–Si lo dices así, suena feo.

–¿Cómo sonaría más bonito, entonces?

La actitud de Alec, no era nueva. Pués, cuando conoció al prometedor cazador este era así de arisco y directo; salvo con Magnus Bane, con el brujo era una cosita tierna muy balbuceante. Estratégicamente, el alfa desvió el titulo del asunto hacia otro, aunque igualmente tenía que ver, era una incógnita que le tenía pensando desde que se encontró con Maryse.

–Alec, ¿Te molesta que me guste tu madre?

Directos podían ser dos en una conversación civilizada.

Por primera vez, desde que Alec entró en el comedor y se sentó enfrente de Luke, le desvió la mirada.

–No me molesta. –soltó, y volvió a mirar los ojos del alfa.

–¿Te incómoda? – quiso saber.

Alec hizo una mueca.

–Tampoco es que me incomode. Si bien eres mi amigo, sé perfectamente que tu y ella tienen la misma edad, me duermo repitiéndome eso. Y no te odio por querer ir tras mi madre, que por cierto aún está casada. – mencionó.

La iluminación le pareció llegar a Luke, se relajó en su asiento, echándose para atrás.

–¿No te gusta el hecho de que, como está casada nos gustemos?

El cazador bufó y se restregó la cara con las manos. Tras cortos segundos en los cuales Alec controló la ansiedad y la desesperación, volvió a mirar a Luke, inclinándose sobre la mesa ligeramente.

–No es eso. Mi padre no la merece. Es sólo-. Ella acaba de salir de una situación marital que la dejó mal, – empezó a susurrar.– hasta el punto de recurrir a la runa Ágape. – se hizo para atrás. – No debí decírtelo, es personal, pero, creo que estoy entrando en crisis. Por ambos, mi madre y yo.

Luke miró con sorpresa a Alec, ciertamente, Maryse quedó en decirle más tarde porqué se había presentado con su nombre de soltera, pero Alec le había dado una respuesta a medias.

–Mira, mi madre no puso su atención en ti por despecho o algo. No. Su, atracción, gusto, no sé. Lo que ustedes se traen, el sentimiento es genuino. Lo juro. Jamás vi a mi madre tan risueña y alegre. ¡Por el Ángel, Luke! Cuando tuvieron su cita ella llegó directamente a mí, y con una alegría, paz, emoción, ilusión, con un sin fin de sentimientos bonitos me dijo lo feliz que estaba de haber pasado una tarde contigo. Con sus ojos brillosos, su sonrisa enorme y sus mejillas sonrojadas... no sé, fue muy lindo y gratificante ver a mi madre así desde nunca, y todo por ti. – suspiró. El alfa sonrió enternecido por lo que escuchaba.

–Me alegra escuchar eso. Alec, Maryse realmente me gusta. – dijo con tanta sinceridad que le dolió al cazador.

Alec chasqueó la lengua.

–Lo sé. Pero entre gustar, estar enamorado y amar, hay grandes distancias. – le miró, otra vez, pero con más intensidad en sus ojos azules.

A Luke le pareció algo cómico que Alec le dijera eso, como si no lo supiese ya.

–Es tan conocido que una madre quiera proteger a su hijo, – siguió Alec. – pero hay momentos en que el hijo debe proteger a su madre. Y es ahí dónde entro yo, Luke. Eres mi amigo, te aprecio, confiaría mi vida en tus manos; pero debo cerciorarme de que no dañarás a mi madre. Sabes bien, qué soy capás de hacer por proteger a mi familia.

Lo último era una clara amenaza disfrazada vagamente de advertencia, que Luke sabía era cierta y ninguno de los dos la tomaría a juego.

Luke extendió su mano, para alcanzar, poco más arriba de la muñeca, el brazo del cazador; y este, no dudó en hacer lo mismo.

–Quiero que te quedes tranquilo, y pido que tomes la confianza que me tienes como amigo, y confíes en que atesoraré a Maryse.

Mirándose fijamente, y manteniendo un firme agarre, se pactó la tranquilidad de Alec.

Soltándose Luke dijo, ya más chistoso.

–Espero mi futura relación con Maryse no arruine nuestra amistad.

Alec largó una risotada.

–Sólo debo acostumbrarme.

Aparte de ellos, Ollie le susurró a Alaric (aunque Luke y Alec escucharon).

–¿Quién diría que de una manera tan drástica nos enteraríamos sobre la vida amorosa de Luke?

Alaric resopló, divertido.

Baby Steps.Where stories live. Discover now