Capítulo 5

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Cuando apenas dio el último paso para poder entrar oficialmente al hospital, el mayor por meses se estremeció por la mirada de los médicos que se paseaban. Era obvio que la nueva cara que se encontraba llamaba la atención. Nick se hallaba pálido y los labios secos.
En el hospital había más gente de lo habitual aunque podría ser por la entrada de invierno, donde lo más común eran las gripes, alginas y otras enfermedades de la estación fría. En el pasillo derecho los pequeños correteaban, y las mujeres enfadadas con la vena del frente a punto de explotar les decían entredientes "Ya vamos a ir a casa". Mientras tanto en el lado contrario una mujer de mayoría de edad le hacía señas para que ambos chicos se acercarán. Con la mano de Ricardo en su hombro se acercaron, el cabello de Nick se movía por el aire que entraba amistosamente de la puerta. Los nervios lo traían los rulos de puntas, Ricardo, era una persona que se acordaba el borroso recuerdo de su profesor

¡La maldita presentación!

-Usted se encuentra pálido, tiene...-paso su mano por la frente del hombre de suéter azul y continuó-. Fiebre, calcularia como unos 39 C y supongo que tuvo vómito ¿No es así?

La mueca que luego de lo dicho no se pudo comparar por nada.
¿Acaso los tic-tac no les funcionaron? La boca le apestaba eso si esta seguro, era un sabor a cebolla, y si él seguía buscando el segundo comenzaría a lanzar lo que le quedaba ya que se aguanto lo que dejó en el estacionamiento.

-Si, podría asegurarte haber sido el mal hábito que tiene con las frituras o también el uso inadecuado de...

La médica sonrió incómoda y levantó la mano para parar a Ricardo.

-Sin dudas es gastroenteritis, es muy normal y no debe preocuparse. Le recomiendo que...

-¿Donde esta el baño?-pregunto el chico de pestañas largas.

-Siga el pasillo izquierdo hasta el final-respondio ella.

Como pudo trato de hacer una corrida y caminata que lo deje ver un tipo normal que necesita usar tranquilamente el baño. Su estómago se quejaba al no ser atendido a desechar. Las personas que esperaban a fueras de los consultorios hacían la vista gorda al sujeto que pasaba, estaban tan concentrados en sus móviles,  pero eso a Nick que no lo veía igual, se imaginaba que se reían de él como si fuera un payaso.
Cada vez que se acercaba creía que defecaria en sus cazonsillos que por suerte-y de la mala-, eran blancos. Abrió la puerta y se metió en unos de esos cubículos donde las mismas ya astillada madera no dejaba cerrarla por completo.

-Diarrea-comentó la profesional. Luego de eso saco una birome y comenzó a anotar lo que debía hacer, porque se dio cuenta que al muchacho de veintitrés años se incomodaba con su presencia. Le entregó lo anotado y se retiró sin decir más.

El virus de gastroenteritis y según el noticiero había afectado a la gran parte de la cuidad de Buenos Aires y no quedaba ahí,  la cifra porque en otras provincias argentina también lo mismo afectaba a la población.  Varias personas la trataban incorrectamente  como si fuera una gripe normal, la cual se curaba en casa y listo.
Ricardo se sentó esperando que su amigo saliera, por la poca apariencia  que tenía este sitio contaba con un buen rollo de papel higenico. La mujer de frente tenía el brazo enyesado, unos grandes lentes y a través de ellos reflejan que revisaba su Twitter y nada le interesaba por el simple hecho que deslizaba para deslizaba para arriba el dedo. A lado alguien contra la pared, tenía como diez capas de ropa, hasta en sus orejas las llevaba tapadas.
Como todo curioso que era, sacó su celular y actualizo la temperatura, mientras tanto el semicírculo daba vuelta, intento en inventar excusas para explicarle a su querido y maravilloso profesor porque no había preparado lo pedido. Si tal vez-aunque no era lo que le gusta-, se enferma o es más solo iba a faltar y listo.
Adiós viejo amargado y hola reto de él. Finalmente la sonora notificación se hizo presente y la temperatura indicaba que 17 C estaba haciendo.
Con el ceño fruncido notando su confusión, levanto su mirada hacia la persona, justo cuando sus palabras iban a salir escucho el grito que provenía del consultorio 6.

-¡Fuentes!

Basto eso para que todos se desconectarán del mundo tecnológico y pasarán a mirarse entre sí.
¿Quién era? Parecían preguntarse.
Un movimidnto de pies y volvieron con lo suyo. Entre tambaleándose o aguantando el peso de las prendas, trataba de llegar donde su apellido era llamado una y otra vez con más potencia.
Ricardo a notar que le costaba bajar el picaporte, salio a su ayuda. No levantó la mirada y de reojo noto que parecía nervioso o nerviosa.

-Gracias-fue tan suele que pareció salir como un silbido.

Quedó atónito por no describir que le sucedía, volvió a su asiento, dio tres golpes en su rodilla, ya quería irse a dormir.  Contó hasta cinco y se levantó, entro al baño y reviso debajo de los cubículos.

-¡Nicolas ya quiero ir a dormir! -golpeó la puerta donde las zapatillas hacían un movido baile que se detuvo cuando el de descendencia china grito: -Chofer, chofer apure esa descarga que quiera sacar-canto en medio de palmadas.

-Podrías por lo menos entonar ¿viste? -se giro a la dirección de la voz.

Y allí sentado en el suelo a lado donde se lavan las manos, se encontraba Nick con la frente sudada, y con los ojos algo rojos, se paso entre los dedos las hebras del pelo.

-Bueno supongo que escuchaste todo, no pienso dormir aquí. No son higenico y Muchas personas pasan, agregando los ruidos extraños.

-Sólo callate, tengo demasiado calor Ricardo-su mano la agitaba como forma de abanico.

-Creo que debemos volver con la doctora, y no es que a mí me encante la forma que su ceja se levantaba de forma natural.

-Vamos por la tercera ronda del numero dos-gateo rápidamente hasta el más próximo cubículo y se encerró.

Por lo menos la excusa de quedarse aquí,  podría validar para el ruloso. Se apoyo contra la pared esperando que saliera de nuevo.

-¡Pide más papel! Ya no queda más.

Indirecta Recibida (PAUSADA)Where stories live. Discover now