—Él me lo contó todo —siguió, con un poco más de ánimos—. Se disculpó conmigo y al final terminamos.

Poco a poco recuperé la compostura. Me tallé los ojos, tomé aire varias veces y por fin, después de tanto dudar, la miré. Sí, estaba herida, pero no con una profundidad preocupante.

—Y... ¿todo acabó bien? —pregunté por fin, con la voz temblorosa.

—¡Claro que no! —retrocedió un paso, sonrió e incluso soltó una pequeña risa—. Me enojé tanto, que lo abofeteé. Sé que estuvo muy mal y que mi reacción no debió ser esa, pero terminar conmigo antes de engañarme era lo más sencillo y lógico, ¿no?

Asentí con vergüenza. Esa fue mi propuesta inicial cuando empecé a involucrarme con Matthew, pero el miedo me ganó y acabé por seguirle en el secreto, hasta que se volvió incontrolable. Si hubiéramos sido honestos desde el principio, quizás hubiéramos evitado muchas cosas que enfrentábamos en el presente.

Keira volvió a suspirar y al instante se relajó. Volvimos a la sala para seguir hablando. La tensión disminuyó un poco, lo que me generó un poco más de confianza y calma. Aunque me doliera ser descubierto así, no podía negar que el peso sobre mis hombros se había aligerado bastante.

—Creo entender por qué prefirieron esconderse, así que me gustaría que tú y yo siguiéramos siendo amigos —volvió a tomar la palabra—. Nos conocemos desde hace mucho y superaré esta situación cuando entre a la universidad.

Keira fue seleccionada por una universidad a varias horas de distancia, muy alejada de mis opciones y las de Matthew. Quería echar raíces en otra parte y buscar su felicidad lejos de todo lo familiar que conformaba su vida. Parecía motivada, más ahora que era una chica libre.

—Eso no quiere decir que odie a Matthew ni que no me alegre por su recuperación. —Se terminó lo que quedaba del café—. Lidiaba con cosas peores que estar en dos relaciones a la vez.

Y volvimos a quedarnos callados por al menos treinta segundos. Todavía tenía café en mi taza y quería tomármelo para no hablar más, pero Keira, con su inteligencia y curiosidad, intentó sacarme nuevas palabras de la boca.

—Entonces... —Inclinó la cabeza en mi dirección, buscando mis ojos. Mantuvo una ligera sonrisa—. ¿Tú engañaste a Matt con Isaac?

Nuevamente sus comentarios me tomaron por sorpresa. Me ruboricé de golpe, con los párpados bien abiertos y el corazón acelerado. Keira soltó una pequeña risa luego de que mi reacción le diera la respuesta.

—No estoy orgulloso de eso —hablé por fin, sujetándome del cuello de la camiseta y tirando hacia arriba para cubrirme parte de la cara.

—Bueno, al menos Matthew entendió cómo se siente —Keira se acomodó la blusa antes de levantarse del sillón, con intenciones de irse.

La acompañé a la puerta y le deseé lo mejor. Esperaba verla pronto para charlar y también volví a disculparme por lo que le hice. Sin importar lo bien o mal que se lo tomara en el presente, eso no me quitaba responsabilidad. Quería que siguiéramos siendo amigos, así que aceptar mi parte de la culpa ayudaba a ello.

—Solo trata de ser honesto a partir de ahora, ¿sí? —Me sujetó de la parte alta del brazo y me acarició con rapidez, como si quisiera darme ánimos y al mismo tiempo quitarme el frío de la piel—. Porque no solo le podrías hacer daño a otros, sino a ti mismo y lo que deseas.

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El final que deseo [COMPLETA]Where stories live. Discover now