Capítulo 19

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El otoño llegó y se fue tan rápido que los habitantes de Beacon Hills apenas pudieron disfrutar del bello espectáculo que supone el cambio de follaje del amplio terreno boscoso que rodea la ciudad. El cambio de estación trajo consigo una fuerte helada que se prolongó durante la madrugada.

Que Dios se apiade de las pobres almas mundanas que deben dejar la cálida comodidad de sus casas fueron los primeros pensamientos del chico, quien despertaba lentamente de un sueño cuyo contenido olvidaría a lo largo de la mañana.

Cualquier persona común debería estar pasando un mal rato debido al frío repentino que había rodeado a la ciudad de la noche a la mañana, pero no el. El era oficialmente un chico libre (al menos momentáneamente), ya no más deberes absurdos, ni indirectas de profesores que de ser tan buenos como decían estarían dando clases en algún lugar de prestigio y no en un instituto rebuscado en una ciudad rebuscada... en un estado rebuscado. En fin no más instituto el camino que le seguía por delante era largo y, según había escuchado, estresante y si a eso le sumaba el hecho de que debía escoger una carrera y empezar a aplicar a diversas universidades con la esperanza de que alguna se apiadara de él y lo aceptase, se encontraba optimista.

Y feliz.

Stiles estaba feliz no solo porque hubiera terminado la secundaria y probablemente no volviera a ver a sus verdugos, sino porque en unas cuantas horas se llevará a cabo el baile de fin de curso al cual asistirá de la mano de Derek Hale.

En un principio la presencia del moreno alrededor suyo y de su grupo de amigos le pareció algo forzado, por lo que pensó que era una forma de disculparse por la actitud animal que habían tenido sus "amigos", lo cual hacía que todas las alarmas sonaran en su cabeza.

Es decir, ya había pasado por mucho. Quizás su experiencia personal no fue tan cruda como la de otras personas y a juzgar por las historias que su padre le había contado acerca de los sujetos a quienes había atrapado a lo largo de los años, estaba muy agradecido por ello. Pero eso no cambiaba lo que le sucedió y tras aquel incidente su confianza había caído aún más bajo de lo que el castaño podía pensar.

Durante los primeros días que siguieron a su salida del hospital intentaba mantenerse optimista, no solo por él, sino por su padre. El pobre John ya había perdido a su único amor y el simple hecho de reconocer en su hijo posibles tendencias suicidas podría destrozarlo. Así que durante un tiempo intentó acoplarse a una vida normal... o tan normal como podría serlo, teniendo en cuenta su situación.

Con cada día que pasaba le regalaba una sonrisa a su padre, sin embargo el repetir aquel acto día tras día hizo que la sonrisa se convirtiera en un burdo oxímoron. Sonreía por fuera pero su interior se marchitaba cada vez que rayaba el alba.

El tiempo transcurría sin parecer importarle un bledo la estabilidad mental del chico, quien parecía cada vez más inestable. La presencia de Derek era lo único "estable" en su vida ya que no había que ser un genio para darse cuenta de la relación no tan secreta de Scott con Malia, especialmente cuando esto tenía como consecuencia que su amigo pasara menos tiempo con él, dejándolo cada vez más cerca del borde del abismo.

Y por esto le empezaba a coger cariño al chico, sin embargo aquella vocecita dentro de su cabeza le decía que no era bueno, que no era de confianza. Y nada, ni siquiera la repentina e inesperada amistad instantánea del grupo de amigos de Derek le haría cambiar de opinión. Sin embargo debía mantener las apariencias por lo que usualmente se comportaba como lo hacía el viejo Stiles, aunque permanecía alerta.

Los cambios de humor eran instantáneos, podía reír y bromear con Scott, Malia y Kira y al instante siguiente una profunda tristeza le impregnaba todo el cuerpo, sentía la cabeza pesada y su visión se volvía borrosa, indicando la proximidad de un llanto que fluía sin sentido y en ocasiones parecía eterno. Normalmente se las arreglaba para escapar al baño o inventaba alguna excusa para alejarse de los chicos y que no lo vieran en aquel momento tan triste, tan deprimente, tan patético... tan vulnerable.

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