Capítulo 6: Hora de Decidir

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La joven de cabellos rojos miraba al príncipe desde la cabina del capitán, mientras recostaba su mentón sobre su mano y llevaba una taza de té caliente a sus labios pálidos.

-¿Realmente piensa que encontremos al Avatar allí?- dejó al aire dando un segundo sorbo a su bebida.

-Sinceramente, - suspiró el general Iroh – no lo creo, pero no descarto la posibilidad.

El anciano también dio un sorbo a su té e hizo su movimiento en el interesante juego de Pai-sho en el que estaba inmerso. Ella estaba aburrida, solo viendo el paisaje en la ventana, cuando notó a Zuko moverse y correr en dirección al castillo de proa, en segundos se encontraba irrumpiendo en la cabina de manera violenta.

-Estamos a punto de llegar- anunció, a la vez que se acercaba al telescopio – deberías ocultarte- le ordenó a la chica.

Colocó su ojo en el instrumento para poder visualizar entonces el pueblecillo que se encontraba a varios kilómetros.

-¿Así que aquí se ha estado escondiendo, maestro de los cuatro elementos?- susurró para si mismo; de cierta forma sonó un poco espeluznante.

La chica se dirigió a su habitación, la cual se situaba como la última y más profunda del barco antes del calabozo y se encerró en ella como siempre hacía. Se recostó en su cama, dispuesta a tomar una pequeña siesta en lo que esperaba para volver a salir, ya que estaba segura de que aquello solo se trataba de otra falsa alarma, como había sido durante todos estos dos años y medio. Sin embargo, su plan se vio arruinado, pues su mente había iniciado una disputa nuevamente.

¿Y sí esta vez realmente es el Avatar?

Sacudió la cabeza intentando convencerse de que no sería así.

¿Y sí tal vez en esta ocasión de verdad se trata del Avatar? ¿Qué iba a hacer entonces?

Por supuesto que, si debía responder de manera rápida de inmediato contestaría que su misión era más importante, pero entonces, la imagen de Zuko aparecía en su mente, y así estaba ella, cuestionándose, y se sorprendía a sí misma atreviéndose a pensar en que su misión era menos que... él.

Zuko.

Suspiró solo de pensar en él, asomándose un rubor en sus mejillas.

Se sentía estúpida, por anteponer sus sentimientos a su deber, también por haberse enamorado de un grandísimo idiota como lo era el príncipe, pero sobre todo, por haber sido tan ingenua como para poder sentir algo así por un hombre de nuevo.

Su puerta sonó de manera insistente, terminando con el hilo de sus pensamientos. El tío Iroh se situó en el marco de la puerta, y la expresión de su rostro le confirmó a la pelirroja todo lo que temía.

Si se trataba del Avatar.

Se sintió desfallecer, mareada, con un peso en su estómago, enferma, débil, todo al mismo tiempo. Se relamió los labios resecos, intentando conseguir las palabras que diría a continuación, pero en ese momento se le hacía extremadamente difícil.

-¿Dónde está él?

El ambiente era denso, y no era para menos, pues la tensión se podía tocar.

-Está en la habitación de retención, atado.

Ella tragó duramente, pues entendía que al fin había llegado ese día, el día donde debía tomar una decisión.

-Haz lo que creas correcto- dijo el anciano, casi como si le estuviera leyendo la mente – pero te aconsejo que procures escuchar lo que tu corazón tiene que decir- y así sin más, se retiró.

Fuego y Tierra [Zuko x OC]Where stories live. Discover now