Capítulo 1: Una Canción

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Tres siluetas se alejaban, derrotadas, luego de perder lo poco que les quedaba, y aun desdichados se dieron cuenta de que debían deshacerse de lo último que tenían. El anciano, gordo, pero con una mirada bondadosa, se arrodilló al borde del rio, observando su reflejo, despidiéndose probablemente, por un largo de tiempo, de su identidad, ya no sería Iro, el Dragón del Oeste; sin cavilación cortó su cola característica, que dejaba en evidencia su procedencia de la Nación del Fuego, permitiéndola alejarse por la corriente. A su lado, su sobrino repitió su acción, arrodillándose a su lado, dudando del juicio de su tío.

-Debes hacerlo sobrino, es lo más sensato por ahora- aconsejó este al verlo renuente.

El joven con la cicatriz en el rostro suspiró, aceptando la realidad y cortando, al igual que el mayor hace un momento, su característica cola de caballo color castaño, dejándolo tan solo con un pequeño cuadro de cabello en toda su cabeza afeitada.

Aquella apariencia era demasiado graciosa, y sin dudarlo, si estuvieran en otra situación, la joven que estaba con ellos se hubiese reído ante él, pero decidió contenerse a hacer un comentario, ya que conocía el mal humor el expríncipe, y valoraba su vida por el momento, así que se limitó a observar y analizar la situación.

-¿Están seguros de esto?- preguntó la pelirroja -yo estoy acostumbrada a esconderme, pero ¿ustedes?.

-No hay otra opción- respondió el tío Iro- Pero estaremos bien- agregó rápidamente.

Sin embargo, Zuko dejó escapar un fuerte gruñido, levantándose velozmente y pateando lo primero que encontró en su camino, armando una rabieta.

-Esto es sin duda una mierda.

Pero no dijo nada más, porque sabía que incluso prefería esta mierda a tener que enfrentar de nuevo a su hermana, quien no había visto por 3 largos años, pero luego de su reciente encuentro, sinceramente deseaba no verla nuevamente.

-Bien- agregó la pelirroja – entonces deberíamos ir buscando un lugar donde acampar, así que...

-Un lugar donde acampar, no me lo imaginé, eres probablemente un genio, Záthura- soltó el castaño desbordando sarcasmo, interrumpiendo a la chica.

-Así que- continuó esta alzando la voz, ignorando al chico olímpicamente -usaré mi tierra control para hallar una cueva.

Zuko la miró con ojos desafiantes y ella sin dudar se lo devolvió.

-De acuerdo- Interrumpió el mayor -agradecemos tu ayuda, Záthura.

-Al menos alguien lo aprecia.

Sin más, entonces se concentró y con una mezcla de su control y de sus sentidos agudizados logró ubicar una cueva cercana, no era la mejor, pero serviría para protegerlos del sereno del bosque nocturno.

Záthura guio a los dos maestros fuego hasta la estructura rocosa, viendo de reojo al joven Zuko.

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*Flashback*

-¿Estas seguro de esto sobrino?- cuestionó el tío Iro, recibiendo una mirada fulminante como respuesta -Solo digo que no veo como esto puede ayudarnos en la búsqueda del Avatar- agregó velozmente.

-La gente del pueblo dice que esta persona puede hacer tierra control y fuego control a la vez ¿no te parece mínimamente sospechoso?

-Quizá, tan solo un poco curioso.

Aun así, el adolescente se dirigía hasta la casa de la mujer, con un formidable grupo de maestros fuego de su tripulación como apoyo, algo excesivo, probablemente. Ridículamente, Zuko tocó la puerta principal de la pequeña casucha, ubicada a las afueras del pueblo.

Fuego y Tierra [Zuko x OC]Where stories live. Discover now