Capítulo 36 Los Chicos No Son Buenos

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El detective obedeció y se sentó junto a su anfitriona.

—¿Prensa amarillista? —preguntó si dejar de observarle y borrar su sonrisa.

—Prensa de calidad —corrigió.

—No siempre debería confiar en el Daily Mail. A veces les gusta exagerar en sus titulares.

—Pues es muy mi problema, ¿no cree?

—Yo solo digo. En fin, ¿qué desayunaremos?

Sarah dobló el periódico mientras observó al sonriente detective.

—Tenemos fruta.

—Demasiado saludable... prefiero un café. ¡Teresa! —exageradamente exclamó.

Sarah suspiró agotada ante el evidente sarcasmo, e impresionantemente Teresa apareció en el comedor.

—¿Si? —cuestionó curiosa.

—¿Podrías traerme un café negro con dos de azúcar y unos cuantos biscuits? —preguntó con una enorme sonrisa.

Mientras parpadeó perpleja la joven observó ambos en espera de alguna respuesta.

—¿Puedo? —mencionó mientras miraba a su jefa. Ella, quien no se veía convencida, alzo su cabeza dando luz verde a la orden. Teresa se dio la media vuelta y salió del comedor. Con su enorme sonrisa Sherlock volteó a ver a Sarah, quien le asesinaba con la mirada.

—Bueno señorita Jones —continuó Sherlock mientras reposaba los hombros en la mesa—, tenemos que hablar.

—Así es, señor Holmes.

—¿De qué hablamos primero? ¿Del asunto de Thatcher o del asunto de su hermana?

—Es una difícil decisión.

—Lo sé, pero si yo fuera usted, primero me informaría con el asunto de Samara y luego de nuestro aficionado a Thatcher. ¡Claro! Yo no soy usted.

Sarah cerró sus ojos e inhaló profundo mientras Sherlock ensanchó su sonrisa.

—De acuerdo, lo primero, ¿qué plan tiene para atrapar al psicótico por Thatcher?

El detective junto sus manos y las acercó a su barbilla.

—Debí suponerlo —respondió serio—. Como le había comentado, vigilaremos la casa y estaremos atentos a cualquier actividad sospechosa. Cuando nuestro aficionado a Thatcher quiera allanar, ahí le atraparemos.

—¿Pero cómo? —Sherlock arqueó una ceja y se mostró pensativo—. No tiene idea...

—Nos las ingeniaremos.

—¡Por Dios...! —exclamó agotada. Sherlock volvió a sonreír—. Y con respecto a lo de mi hermana, ¿tiene algún sospechoso?

—Gracias por ir al punto —él deshizo su posé, y del bolso de su abrigo sacó aquel papel que había tomado—. El día que nos conocimos, no tuvimos una conversación muy amena con referente a su hermana.

—Lo sé.

—Bueno, ahora que tenemos un momento de privacidad, quiero que por favor lea este papel.

Curiosa por ello Sarah tomó la arrugada hoja, le abrió y leyó el contenido:

"Terrorista. Chica mala. Empleo. Karina. Sarah. Borreguita. Napoleón. Chantaje. Gobierno. Brook. Conejo. Rupert Casey. Papá. Paraguas. USB. Sherlock. Caída. Metro. Hackney. Baker Street. Janine."

Al leer cada palabra vio como la mayoría estaban tachadas. Notó unos borrones en "Sarah", "Chantaje" y "Gobierno", también las palabras "Brook" y "Hackney" venían subrayadas y acompañadas de un borrado signo de interrogación, pero "Caída" y "conejo" mantenían vigente ese signo.

La Niña que llegó al 221B de Baker Street. 【E D I T A N D O】Where stories live. Discover now