17. Looking for the Truth

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—Ya sabes lo que dicen... la clave de una buena relación es la ignorancia. —me respondió segura de sus palabras mientras fruncía los labios y asentía a las tan erradas palabras que me había dicho.

—Así no es como... —Ariana comenzó a hablar, intentando iluminar a su amiga quien la observó contenta ante sus tan reflexivas palabras. —El dicho no... ni siquiera tiene... argh, olvídalo, tienes razón.

—Siempre la tengo.

Tanto Aria como yo giramos los ojos ante tal mentira. Cher y mi hermano podrían llevarse bastante bien, eran muy parecidos tanto en su personalidad como en la forma de hablar. Aunque sin duda esas similitudes también podrían hacerlos enemigos pues sólo existía un Stiles en la manada y por más que Cher no formara parte de ella, ambos lucharían por aquel puesto sin siquiera ser conscientes de ello.

Todos los presentes nos miramos extrañados cuando, después de varios intentos de hablar con los empleados de Eichen House por parte de Lydia, nadie respondió.

Nos vimos envueltos en un silencio bastante incómodo y tenebroso a la vez pues estábamos en el medio de la noche, frente a una institución mental con procedencia dudosa, con árboles meneándose a causa del viento y una extraña sensación al no saber lo que podría suceder una vez allí dentro. Sin duda me estaba arrepintiendo de venir aquí y de no estar en mi cama, tapada hasta el cuello con una manta sumamente calentita y debatiéndome conmigo misma sobre el enfrentar o no a Garrett de quien no había oído ni mucho menos visto, desde ese percance en la fiesta en Sinema.

Confieso que me molestaba el hecho de no saber cuándo volvería a atacarme o siquiera hablarme, tenía demasiadas preguntas para hacerle y necesitaba desquitarme con él por lo que me había hecho aquella noche. La sangre me hervía al recordar aquel suceso y me vi a mí misma apretando con fuerza mis manos en puños, llamando la atención de mis amigas. Les agradecí internamente el que no me preguntaran lo que me sucedía allí mismo ya que no podría medir la fuerza de mis actos.

La enorme reja frente a nosotros comenzó a abrirse dándonos paso a la institución y, con los nervios a flor de piel, comencé a avanzar. Un par de ruidos extraños provenientes de los animales que habitaban los árboles del lugar comenzaron a escucharse, asustándome un poco pero intenté esconderlo a toda costa. Seguimos avanzando todos juntos evitando separarnos y, cuando estuvimos a mitad del camino de las escaleras, las puertas principales por las que habíamos pasado se cerraron de golpe. Llamándonos la atención y provocando que mi ritmo cardíaco cambiara de frecuencia.

Ya en la recepción del lugar, por una ventanilla, un tipo de cabellos rubios y uniforme de enfermero nos observó con cara de pocos amigos.

—Vacíen sus bolsillos en el recipiente. —dijo de la misma forma, prestándonos poca atención. Su rostro demostraba poca diversión.

A éste si le faltaba un Stiles en su vida.

—Vinimos a ver... —comenzó a hablar Scott por nosotros mas el tipo con mala cara le frenó.

—Vacíen sus bolsillos en el recipiente. —repitió de la misma forma, obligando a todos a colocar sus cosas allí. 

En cuanto puse mi celular allí dentro el muchacho me observó esperando a que siguiera haciéndolo, sabiendo de antemano que no sólo tenía eso entre mis ropas. Suspiré resignada y busqué entre mis botas las dagas y cuchillos que tenía estratégicamente escondidos.

—¿Qué? —cuestioné cansada de que todos me observaran sorprendidos. —No iba a venir desarmada a este espantoso lugar. —me excusé alzando mis hombros para después cruzarme de brazos.

Fijé mi vista en el lugar donde nos encontrábamos cuando el chico de la recepción le pidió a Kira que se quitara el cinturón.

No había mucha gente en los alrededores pero sí algunos pacientes siendo atendidos por sus enfermeros. Mi vista se quedó plantada a unos pocos metros de donde nos encontrábamos pues un hombre alto, con uniforme azul, de cabello castaño y un tanto ondulado le daba las medicinas a una mujer de mediana edad cuyos ojos parecían perdidos en la nada.

Mi corazón dio un vuelco cuando aquel muchacho, que parecía tener alrededor de treinta años, volteó su mirada y la dirigió en mi dirección. Era él, el chico que me había salvado de las garras de Garrett aquella noche en Sinema.

—Tú... —susurré completamente sorprendida, amagué el acercarme a él para poder pedirle explicaciones pero mi hermano me detuvo.

—¿Vendrás con nosotros? —cuestionó sujetándome del brazo y haciéndome girar a él. —¿Qué tanto miras?

—Nada, no era nada. Me pareció ver a un hombre correr desnudo.

—De acuerdo... —no muy convencido me habló. —Entonces, ¿vendrás?

—Creo que no podré. Prefiero quedarme aquí en caso de que algo suceda, ¿está bien? —me excusé por segunda vez en esta noche. 

Ya se me estaba haciendo costumbre el hecho de engañar a los que me rodeaban pero no quise enfocarme demasiado en el problema. No necesitaba que los chicos se dieran cuenta de que algo me había sucedido, mucho menos les quería mencionar el tema de Garrett. Los agobiaría demasiado y quería encargarme del problema yo misma.

Observé al resto de la manada con una sonrisa, intentando enviarles buenas señales.

—Además necesito discutir algo con papá primero. Pero no se preocupen. —rápidamente les seguí explicando, de esa forma ellos no tendrían que angustiados por nada. —En cuanto termine, le pediré a alguien de aquí que me lleve con ustedes.

Nadie quiso decir nada, por lo que todos se despidieron de mí y se perdieron en las escaleras del lugar que los dirigiría a la celda del escritor del libro que parecía ser el núcleo de todo. En cuanto mis ojos ya no los pudieron observar, volví a suspirar con el único objetivo de tranquilizar mis nervios.

Necesitaba respuestas y sabía que el hombre frente a mí tenía la mayoría de ellas.

✓ | 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐈𝐍𝐆 𝐃𝐄𝐂𝐄𝐏𝐓𝐈𝐎𝐍, teen wolf²Where stories live. Discover now