- No por favor - susurro y las lágrimas están a punto de salir pero no las dejo que lo hagan. En este momento la imagen de héroe, papá, y mejor amigo se ha ido un lado lejano de mi ser, se ha enterrado en un lugar en el cual no hay ningún sentimiento, un lugar neutral. En el cual no siento rabia, odio, o amor por el ser que me concibio y me vio crecer.

- Alessandra, quítate - sus palabras me paralizan e intento ser un muro de concreto entre los dos.

- Demuestra la clase de ser que eres Bonatti, demuestraselo a la tierna Alessandra.

- ¡Lorenzo! Basta - mi madre aparece en la escena y mi hermana está horrorizada-. Las miradas están fijas en todos, sin duda alguna el espectáculo no ha sido las donaciones, ha sido el enfrentamiento de los dos.

- Sophia no intervengas - se levanta del suelo y pasa sus manos por su boca ensangrentada -. Buen golpe.

- Deberias probar la sensación de la pólvora quemando tu piel - pronuncia cada de una de esas palabras con una frialdad característica,con rabia.

Y en ese caos todo pasa tan lento, tan indescriptible, insultos, palabras que retan al otro a seguir actuando de esa manera.

El hombre imponente que siempre ha sido fija su vista en mí, nota mi presencia y mi rostro en ese instante. Nota que he visto una faceta de él, que me da miedo, una que no conocía.

- Aless..

- No más - es lo único que susurro.

Me toma de la mano, y me conduce a la salida del salón eventos, no soy consiente en el momento en que abordamos el auto. Me siento encerrada en un mar de emociones y sentimientos que se me son difíciles de revelar inclusive con él.

- Llevame a mi apartamento - le pido en un hilo de voz. Su mano se pasa lentamente por mi mejilla y retira una lágrima que ha caído-. No me toques Giorgio, no ahora.

- ¿Porque no me miras? - su voz suena distinta, suena dolida.

- Porque no me atrevo.

- No me veas de esa forma - musita-. No me mires como si fuera un monstruo.

- Ese no eres tú, ese es un hombre ajeno al que conocí.

- No iba a permitir que Lorenzo te insultara.

- No tenías porque golpearlo delante de todos y hacer eso. Yo se que concepto tiene mi padre de mí, y soy yo a la que él no desea ver.

- ¡No eres esa mujer Alessandra! no te dejes manchar por él.

- Dime ¿Cuál es tu mayor miedo en la vida?

Mi pregunta lo deja pensando unos segundos veo como pasa sus manos por sus cabellos y después pasa su pulgar por mi mejilla.

- Perderte - sus ojos azules claros reflejan la verdad.

- ¿Perderme? - enarco una ceja.

- Esta bien si no me crees, no tendrías porque hacerlo. El pensarlo me vuelve debil, me aterra.

- Si tengo porque hacerlo - sus labios se juntan en los míos y me trasmiten paz, tranquilidad, confort.

Une su frente a la mía y vuelve a decirme la pregunta que le ha rondado desde que me he quedo en su casa:

- Quédate siempre junto a mí.

- No puedo - y me duele decirle eso, me duele la expresión que hacen sus ojos, la expresión que se dibuja en su rostro.

- Viajare mañana por la madrugada a Sicilia - suspira.

- Tres días ¿eh?

- Tres días lejos de ti ya es mucho.

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