Especial

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    Las paredes azul marino y los pedazos de revistas y diarios pegadas en ellas son testigos de besos cándidos y manos escurridizas que ansían tocar más de lo que deberían tocar. Gemidos acallados entre besos inexpertos que anhelan experiencia pronto, manos temblorosas que no pueden retener deseos carnales y agitación en dos pechos masculinos es todo lo que hay en la habitación. La ropa despareciendo de a poco y torsos desnudos haciéndose notar. Uno más pálido que el otro, más menudo también, el otro bien torneado, más viril.

Yoongi no hacía nada que Hoseok no quisiera, pero el remordimiento de poder estarlo forzando punzaba, impertinente, en su pecho.

—Hoseok—el mencionado le miró, su rostro con tonalidades rosas en el terreno de las mejillas, más arriba, en su frente y cayendo por sus sienes, sudor producto del calor que reinaba en la habitación—, ¿en verdad quieres hacerlo?

Lo que menos quería era lastimarlo. Llevaban ya siete meses de relación desde (según Hoseok) su embarazosa confesión; un lindo número que había puesto ansiedad en él, era verdad que quería hacerlo y Hoseok no le dejaba oportunidad para descargarse con Manuela por estar siendo más y más atractivo cada vez que lo veía, pero tampoco quería imponer presión en él por su calentura.

—Yoongi—el chico le tomó por las mejillas, sonriéndole con seguridad—, te amo. Por supuesto que quiero.

—Simplificas mucho Hoseok —sonrió y lo besó. Un choque de labios, dientes y saliva que sonaba mejor si el nombre de Hoseok estaba en la ecuación. Sus labios le sacaron el aire por lo dulces y le hicieron sentir calor en su parte baja por lo ásperos. No reparó en cómo podía sentir tanto, no le importaba, sólo quería seguir y seguir hasta que el mundo se detuviera ahí, en esos besos. Sus manos se echaron a andar sin pedirle permiso y no le importó, y a Hoseok tampoco.

Los suspiros llenaron las cuatro paredes de su habitación y el espacio parecía todavía más pequeño, acarició cada parte de la piel expuesta y no podía saciarse, no había forma. Detuvo sus manos en los glúteos ajenos y le escuchó al menor decir una maldición. Eso le excitó aún más. Hoseok, por su parte, se encontraba masturbándolo y él no podía contener sus gemidos ni un poco más.

—Yoon —articuló, entre jadeos—, gime para mí.

Que Hoseok dejase ver una parte dominante suya, justo durante el (casi, aún) sexo, le ponía más duro de lo que estaba. Se dejó llevar por las palabras de su novio y liberó su voz, ronca y ahogada en el placer. El menor le sonrió, como satisfecho.

—Mierda ¿qué demonios eres, bebé? —rió, disfrutando de las manos del más alto recorriendo su cuerpo. El tacto (firme y suave al mismo tiempo) se paseaba por su torso, caminaba por sus brazos y se deslizaba en su espalda baja. Yoongi pensó en algo.

—Uh, amor —dijo, el chico le miró—. ¿Quién...? Tú sabes.

Hoseok sonrió, el mayor tembló entero de placer, esa parte de su pareja era tan novedosa como adictiva. Quería más, no importaba cómo.

—No tengo problema con ser el de abajo —admitió él—. ¿Y tú?

—A mí tampoco me importa —se sinceró. Era cierto ¿cómo podía importarle tal cosa? Hoseok estaba con él, le amaba y... se veía tan caliente que podría hacer lo que quisiera por él.

—Demonios, Yoon —se carcajeó—. No digas eso con ese rostro tan lindo.

Se besaron de nuevo, qué más daba eso. Querían sentirse más allá de un simple roce de manos sobre piel y carne, necesitaban un poco más. Quizá mucho más, pero ahora no pensarían en nada. Los labios se mezclaban por buscarse tan desesperadamente, la lengua de Hoseok buscó y encontró la de Yoongi. No sólo era nuevo el sentimiento de experimentar eso, sino también con quién lo hacían. Porque sólo se buscaban el uno al otro desde antes de notarlo y no podía haber nadie más.

—Seok —pronunció, luego de un gemido hondo—, mierda, hazlo.

Él sólo volvió a sonreír como victorioso y le besó la frente y los labios mientras tanteaba hasta dar con la mesita de luz. Encontró lo que buscaba y río al recordar cómo habían terminado como estaban.

"¿Lubricante, Yoongi?".

"Estaban en oferta, lo juro".

—Te amo Yoongi —confesó, con la misma sinceridad con la que lo hizo la primera vez, cuando se dio cuenta de lo que sentía por él. Lo que le hacía sentir él. El mayor sonrió mientras se tensaba por la invasión de sus dedos cerca de su zona.

—También te amo, mucho —recalcó, entre más besos y ayudó a Hoseok a colocar un dígito dentro de sí.

Cuando el interior del mayor estuvo lo suficientemente húmedo le consultó una vez más.

—¿De verdad...?

—¡Joder, que sí! —exclamó con una notoria mueca de molestia que a Hoseok le pareció adorable. Los besos sobraban ya a esas alturas, pero Hoseok quiso volver a sentir el tacto de Yoongi, su suavidad, su dulzura y el aliento a menta que tenía. Se introdujo en él, lo más lento y delicadamente que pudo, sintiendo el calor del interior apretar su virilidad. Gimió hasta que le llenó por completo, Yoongi jadeó de dolor pero no pronunció queja alguna en su nombre. Esperó hasta la comodidad del otro y la encontró unos minutos después en su iniciativa, cuando se movió contra él.

Seguía masturbándolo en lo que se adentraba en él, no sabía exactamente cómo definir la sensación, o si había que definirla, siquiera. Se dejó ir en todo, oyendo a penas los gemidos y quejidos del otro, ahogados en la neblina de placer que había en su mente. Sólo pronunciaba el nombre de su novio una y otra vez hasta que llegaron al clímax del momento y cayeron rendidos en el colchón de la cama. Hoseok salió de él procurando no herir más al chico y se recostó a su lado, cubriendo a ambos con las sábanas que tenían estrellas, púlsares y agujeros negros esparcidas en toda su extensión. Rió por eso.

—Eres tan lindo —expresó mientras acariciaba los cabellos pegados a la frente del mayor. Parecía que el sueño los vencería en cualquier momento así que sugirió ir a bañarse, Yoongi asintió medio adormilado. Tuvo que cargarlo hasta ahí.

—Mierda, hasta las cortinas tienen ese diseño —observó, entre risas escandalosas que hicieron a Yoongi seguirle la corriente a pesar de no entender de que se reía, pues estaba casi roncando—. Eres un maniático de la astronomía.

Astronomy ✦Where stories live. Discover now