Orgullo y tradición - Capítulo 1

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***Corregido***

Orgullo y tradición – Capítulo 1


Padre e hijo se encontraban sentados en el techo de la corporación cápsula observando el atardecer, disfrutando del aire fresco y la magnífica vista de la puesta del sol que regalaban las tardes de verano de la capital. Trunks dio un largo suspiro al momento que recargó la cabeza sobre sus manos entrelazadas en su nuca, acostándose boca arriba.

-Supongo que no me trajiste aquí para ver el atardecer- rompió el silencio un adolescente Trunks, dirigiendo parcialmente la vista hacia su padre.

-Supones bien. Tengo un asunto importante que tratar contigo- Vegeta hizo una pausa para tomar aire y dirigió la vista hacia su hijo. No podía dejar de notar lo mucho que había crecido en los últimos dos años, su voz había cambiado de la noche a la mañana y ahora era un poco más alto que sus padres. Sonrió de lado al recordar al mocoso regordete del que renegó en un principio, al que llamaba mestizo con desprecio. - Ya tienes edad para que te instruya sobre ciertas responsabilidades que te corresponden como príncipe de tu raza.

Trunks levantó una ceja con incredulidad y sorpresa, su padre no era la persona más comunicativa del universo, si quería hablar, lo más probable era por algo de suma importancia.

El mayor se aclaró la garganta para continuar hablando. -Cuando existía el planeta Vejita, los saiyajines que deseaban tener descendencia elegían a una hembra apta para continuar su linaje, me refiero a que ella debía tener un nivel de poder alto y aptitudes para el combate. Había casos en los que se juntaban por puro deseo u otros motivos, pero en la familia real eran muy estrictos en cuanto a los emparejamientos...- carraspeó ruidosamente, -así le llamábamos a lo que aquí representa el matrimonio.

-Quieres decir que, ¿no podías casarte con quien quisieras?- intuyó.

-Correcto- sonrió levemente, casi imperceptible. -Si mi planeta existiera... mi obligación hubiera sido emparejarme con una saiyajin de élite, la que naciera con el más alto nivel de poder. Ella hubiera sido entrenada desde pequeña para incrementar su poder y pulir sus habilidades, con el fin de que asumiera su rol de princesa, y eventualmente de reina de una de las razas guerreras más poderosas del universo, se le preparaba para...
-¿Y si no te hubieras sentido atraído hacia ella?- interrumpió preguntando con cierta inocencia, sentándose de nuevo, recargando su peso sobre sus codos. La conversación comenzó a interesarle al joven híbrido.

El saiyajin mayor hizo una mueca de disgusto ante la intromisión de su hijo, acto que el adolescente tomó como un regaño y en respuesta se encogió sus hombros esperando la respuesta.

-De alguna manera u otra me hubiese atraído, ya que ella hubiera tenido todo eso que nos atrae a los saiyajines, eso que va más allá de lo físico. Tarde o temprano hubiera terminado por gustarme... aun así, era mi obligación como príncipe de mi raza. Desde temprana edad, tanto ella como yo estaríamos al tanto de nuestras obligaciones como poseedores de un alto poder... además... para ella sería un gran honor- dijo esto último con una sonrisa socarrona de medio lado, tan característica de él.

-La obligación de mejorar la raza, ese era el motivo de esas uniones entre saiyajines de clase alta- respondió pensativo el quinceañero.

-Y así se hizo por generaciones. Como resultado a eso, nos convertimos en una raza muy poderosa y temida-. Concluyó la introducción de su discurso con orgullo, retornando la vista hacia la puesta de sol que ya presentaba diferentes tonalidades de color naranja mezclándose con tono azules.

Trunks había heredado la inteligencia y perspicacia de sus padres, él intuía que había algo más que un simple relato. Su padre no lo citaría a solas solo para platicárselo, comenzaba a intrigarle sus intensiones. -¿A qué te referías cuando mencionaste que me instruirías? No creo que quieras que me case con una saiyajin y cumpla con la tradición, ya que no existen tales mujeres...-parpadeó pensando en las posibilidades a las que su padre podría estar refiriéndose.-A menos que te refieras a las del universo seis.

-Olvida esas, son demasiado vulgares y desagradables. Están completamente fuera de la ecuación- negó con la cabeza, arrugando su nariz con desprecio. -Y tienes razón al decir que no te exigiré que te cases. Lo harás con quien tú elijas si así lo quieres, pero también te puedes unir como lo hacíamos en el planeta Vejita, sin toda esa ridiculez de por medio, como lo hacen aquí en la tierra...- soltó un bufido de burla para continuar, -se esmeran tanto en organizar la ridícula ceremonia y fiesta para terminar divorciados a los dos años. Son unos ineptos que no saben cumplir su palabra-. De acuerdo con esa reflexión, el adolescente estalló en una carcajada de burla tan parecida a las de su progenitor. -Sí... es verdad- opinó entre risas.

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