En teoría, la vida de Terra debería de ser más fácil ahora. Su hermano kanima ya no está, tiene a los mejores amigos del mundo e Isaac está enamorado de ella. Sin embargo, su vida perfecta está a punto de tambalearse.
El pasado ha regresado por ell...
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El elevador del loft de Derek comenzó a subir. Isaac, acostado en el sillón de la sala, frunció el ceño. Que él supiera, no esperaban visitas. Se puso alerta, aunque aún estaba adolorido. No estaba en condiciones de pelear, pero lo haría si era necesario.
Finalmente el elevador anunció que había llegado a su piso, y las puertas se abrieron.
El aroma a perfume caro le hizo saber quién era incluso antes de ver. Terra Whittemore entró al piso, actuando como si fuese de ella y no estuviera invadiéndolo. Como siempre que veía a su novia, Isaac se preguntó cómo había sido tan suertudo de que Terra se fijara en él.
Sonriendo suavemente, Terra comenzó a caminar hacia él, los tacones blancos golpeando contra el piso. Llevaba puesta una delicada blusa blanca, con una chamarra azul de mezclilla y unos jeans negros. Para Terra, esto era probablemente un look casual, si no fuera porque su ropa costaba más de lo que cualquiera pudiera imaginarse.
En sus manos llevaba su bolso y una caja de cupcakes de chocolate. Isaac inmediatamente supo que ella los había hecho por el leve olor a quemado. Isaac sonrió internamente.
—Hola —musitó Terra—. ¿Puedo sentarme?
—Hola —respondió Isaac, sintiendo la incomodidad y la tensión acumularse en la sala—. Claro.
Terra se sentó al borde del sofá, luciendo como si prefiriera estar cual lado excepto ahí. Isaac no pudo soportar la tensión y dijo:
—Lo siento.
—Lo siento —dijo Terra al mismo tiempo que Isaac. Eso pareció divertirla, porque sonrió levemente—. ¿Por qué lo sientes tú?
—Uhh... no lo sé exactamente —balbuceó—. Solo sé que estás molesta y no quiero que estés molesta. Además supongo que sí fue bastante malo preguntar por otra chica contigo enfrente.
—Pensé que dirías que por ocultarme lo de la manada de Alfas —dijo Terra como si nada, enarcando una ceja. Isaac tragó saliva.
—No lamento eso —admitió. Terra borró la sonrisa de su rostro—. Si Scott te pidiera que me ocultaras algo, ¿lo harías?
Algo oscuro brilló en la mirada de Terra.
—Touché —dijo Terra en un acento francés, manteniendo su expresión seria. Pareció pensárselo un minuto, dejando los cupcakes en la mesa—. Hice estos para ti.
—Gracias —dijo Isaac sinceramente. Terra frunció sus labios y tomó aire.
—Las relaciones son... complicadas. Y no he tenido demasiadas —su vista estaba fija en sus jeans—. Y supongo que fue un poco... perra de mi parte enojarme solo porque mencionaste a una chica. Una chica que te ayudó y te salvó la vida cuando yo debería de haber sido la que... —se interrumpió a sí misma, recobrando la compostura—. Lo que quiero decir es que... debí de haber estado para ti. Y en su lugar me fui.
