- Oh, claro no importa.

- ¿Segura? Podemos ir mañana, hoy es un poco difícil que lo haga. 

- Claro,mañana estará bien.

- Nos vemos principessa – se despide de mí  con un beso en los labios y se pone en marcha.

Sigo sin creer que Giorgio haya hecho esto por mí, me enfada que tenga esa clase de atribuciones, no soy una de sus amantes y si quiere que este a su lado, o lo que sea que pretenda, deberá demostrar que busca en mi más allá de los placeres del sexo.

El día ha trascurrido con normalidad, las cosas en las empresas van de maravilla, al señor Capone le ha gustado mucho mi conferencia con los socios alemanes, tanto que me ha postulado en un cargo más alto, lo cual generaría que pudiera cumplir con mis gastos. Esta mañana recibí la oferta de un comprador por mi auto, la oferta fue más allá de lo que realmente pedía, me dolía vender mi auto, pero era la única forma costear las cosas por mí misma y sin tener que recurrir a mi padre o a Giorgio.

Mientras estoy pérdida en mis pensamientos mi móvil refleja un mensaje.

Principessa pasare por ti en la noche, ve como un ángel, mi dulce Alessandra.

Yo puedo ir por mi cuenta.

De ninguna manera.

No pasaras por mí a las empresas

Oblígame a no hacerlo. Me conoces, eso no funciona conmigo.

Cerca de las nueve el auto de Giorgio aparca a las afueras de las empresas, subo junto a él mientras de fondo en el estéreo suena right here de Richard Marx, es inevitable que recuerde esa noche en su mansión, y también la horrible sensación que experimente cuando me regrese a mi casa sintiéndome poca cosa, sintiéndome como una de esas mujeres con las que siempre pasaba la noche.

- ¿Porque tan pensativa? – la voz de Giorgio se hace presente devolviéndome a la realidad.

- Esa canción, nada, solo...

- Sé de donde la conoces – sonríe y vuelca su visa hacia mí-. ¿Diría que tenemos una canción?

- Por supuesto que no – acomodo un mechón rubio de mi cabello y juego con las pulseras doradas que llevo puestas.

- ¿Algún regalo de ese hombre que deba conocer?

- Nadie me ha regalado nada y si así lo hicieran no es asunto tuyo el saberlo.

Nos bajamos en u restaurante cercano al puente de Rialto, un lugar al estilo barroco, el lugar cuenta con muy buena iluminación y con música de fondo relajada. Nos sentamos en una mesa que he reservado exclusivamente para los dos, no sé cómo iniciar una conversación acerca de más detalles de su vida. Y sé que en parte le incomoda decirlo, por como maneja en incognito su vida privada.

Me retiro de la mesa un momento para ir al tocador, cuando salgo de allí me enuentro con Luciano.

- Alessandra vaya coincidencia encontrarte aquí.

- ¿Luciano cómo has estado?

- Intente comunicarme contigo después de lo del bar, pero tu padre me ha dicho que ya no vives en su casa.

- Sí, me he independizado y tu..¿ estas acá?

- Cena familiar con mi padre.

- Oh – susurro y fijo mi vista en la mesa en la que antes me encontraba sentada, Luciano volca su mirada y nota la presencia de Giorgio.

- ¿Viniste con Bonatti?

- Si – digo de manera tajante

- ¿Sabes qué tipo de hombre es no?

Deseo ItalianoWhere stories live. Discover now