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Estaba preocupado, se sentía vacío, solo, desamparado.

Se la habia pasado llorando por casi dos horas completas, mirándose al espejo y repitiéndose lo penoso que se veía. ¿La vida tenía que ser así?
Bajo al primer piso a esperar que su madre llegara, no tenía hermanos ni padre, sus abuelos habían muerto hace ya tres años y desde ahí entonces, su vida cambió por completo, el cielo era gris hasta en sus sueños, apenas podía dormir y su madre ya no lo tomaba en cuenta.

Eran las 5:37 de la madrugada y no habían rastros de su madre, no estaba en su habitación ni en el baño, no podía dejar que le quitaran lo último que le quedaba. Sin ella se habría acabado todo. Decidió ponerse un suéter y salir a buscarla por algunos de los bares de mala muerte que se encontraban en la ciudad.

No pudo ir tan lejos con tan poco dinero.

Pensó.

Buscó hasta que amaneció y no habían rastros de ella, se desesperó por completo y volvió a casa, llevaba dos días sin comer y el apetito jamás aparecía. Sé sentó dentro del gran armario que tenía y recordó momentos de su infancia.

Los golpes de su padre.

Los gritos de su madre llenos de dolor.

Las constantes peleas y insultos.

Lo inservible que se sentía por no poder hacer nada al respecto.

Las ganas de que alguien lo sacara de ese agujero, que le tendieran la mano.

Las ganas de volver a sentir calidez en los brazos de su madre.

Todo eso y más lo atormentaba, y lloraba sin parar, quería que su madre volviera ahora ya, quería volver a tener esa edad donde no debía preocuparse de nada más que sus estudios, quería correr a la casa junto a su abuelita y jugar a que se hacía invisible ante todos, quería volver a escuchar sus propias carcajadas que no escuchaba hace años atrás. Estaba mal, y iba empeorando, pero no sabía cómo salir de ahí, quería sacar a su madre de ahí, era lo único que le importaba... después de todo. Gracias a ella el había crecido sano y salvo, le tocaba a el protegerla ahora.

-¡Sangano asqueroso!

Había llegado, seco sus lágrimas y bajó. Ahí estaba ella, toda desastrosa, con su vestido rasgado y la mirada rota. Le dolía, le quemaba verla así, ver a su madre tan despreocupada, tan triste, tan rota.

-Mamá... -sonrió secando sus lágrimas y avanzó a ella y la abrazó.

-Sueltame.

-¿Dónde estabas?, me tenías preocupado mami.

-Donde no te interesa, desaparece.

-Debes tener hambre, ¿quieres que haga de comer Mami?

-¡Ya déjame!, ¡vienes con tu puta actitud asquerosa, no sirves de nada, sólo me haces gastar dinero!

Y algo se rompió. Algo dentro de él se había roto por completo, pero no importaba, no importaba cuán odio le tuviera su madre, ella lo amaba y el estaba seguro de eso, se lo decía a si mismo.

Ella sólo estaba pasando por malos momentos y debía apoyarla, debía cuidarla y protegerla.

Porque ella era su todo.

Aunque también la entendía, el no ayudaba en nada, sólo daba problemas y no aportaba con dinero. Tal vez tenía que trabajar, dejar de estudiar y empezar a  trabajar para poder ayudar. Su madre estaría orgullosa de él entonces.

🎈🎈🎈

Estaba cansado, la cabeza no le daba más. Necesitaba un receso ya junto sus amigos y tomar té caliente mientras se relataban.

Depression. [Vkook]Where stories live. Discover now