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La puerta se abrió tan fuerte que chocó contra la pared y se devolvió.

Inmediatamente el olor a guisos y fideos invadió sus fosas nasales.

Era su casa.

Con la comida de su mamá.

ㅡ¿Ya viste la hora? ¿Acaso me ves cara de tu sirvienta o que?

Su madre le daba la espalda, estaba sirviendo el almuerzo. En todo el camino ya se le había hecho tarde, veinte minutos para las dos y el recién llegando. Rayos, eso no podía ser, pero el siempre resultaba irresponsable frente a su mamá de algún u otro modo.

ㅡHola Pitufo.

SeungMing apareció detrás de la cortina de su cuarto. Quiso alarmarse porque el niño estaba invadiendo su espacio personal, pero a la mierda el espacio personal, le importaba más que el niño estaba bien.

Sintió ganas horribles de abrazarlo.

ㅡPequeño diablo.ㅡLe saludó JiHoon sonriente.

SeungMing, sin embargo, no tenia muecas o expresión en su cara.

ㅡ¿Etabas en la fiesta de Cheolie ayer, verda'?

Jihoon rasco su nuca.

ㅡSi. Ayer estaba en la fiesta.

ㅡUmm, que bueno.

ㅡSeungMing siéntate a comer.ㅡSu mama llevaba entre manos un plato de Kimchi, bueno, un intento de Kimchi, aún faltaban cosas, pero el olor era demasiado rico. SeungMing dejo de mirar con descaro a Lee y pasando por su costado se sentó en el suelo frente a la mesita con su comida.

¿Por qué esos dos actuaban como si hubiesen vivido juntos toda la vida? Era imposible que ese niño malcriado llevara una mejor relación con su madre que el mismo. Debió perderse algo muy importante mientras estaban solos.

La mujer en cuanto se volteó con su plato en mano detallo silenciosamente a su hijo, otra vez con su ropa que no era suya y con el cabello de color distinto.

Estaban Iwhoon y SeungMing muy tranquilamente almorzando en la mesita, pero el único de pie y con las tripas retorcidas era Jihoon. A pesar de querer tirarse a su cama y dormir hasta la madrugada, seguía ahí esperando a que su mama le sirviera el almuerzo como ya estaba acostumbrado.

Veía como comían sin apuros, la pasta caliente enrollada en los palitos, el humo que disparaba aun mas la fragancia de los condimentos. Se le hacia agua la boca.

ㅡ¿Y mi comida?

Los ojos de Lee se clavaron en el.

ㅡSírvete tu mismo.

Uh.

Eso fue... cruel.

Seamos sinceros, Jihoon bien que tenia sus dos manos, pero dios, estaba demasiado acostumbrado a que su madre le sirviera la comida. Siempre, siempre y siempre lo hacia, así estuviese enojada con el o no.

Si no fuese porque Jihoon estaba demasiado cansado hubiera sacado mas de que hablar, hubiera montado una de sus escenas, pero ahí estaba SeungMing.

SeungMing, ese diablito...

¿Debía temer de el? Por favor, el perfectamente sabia que el niño no podía tener tamaño, pero era inteligente y con esa inteligencia podía joderle la vida entera.

Tal vez si lo emancipaba y le compraba cosillas dulces el niño guardaría silencio.

Mj, decisivo, así debía ser.

𝐘𝐎𝐋𝐎 𝐘𝐎𝐇 • 𝐉𝐈𝐂𝐇𝐄𝐎𝐋 지철Donde viven las historias. Descúbrelo ahora