Fui hasta la puerta, pero allí ya estaba Hunter.

Me posicioné detrás de él para tomar las cajas, moría de hambre.

Hunter abrió la puerta dejando ver a una mujer de unos 20 años con dos cajas de pizza en la mano. Era rubia, y su camisa tenía los botones del pecho desabrochados, dejando a la vista sus prominentes senos, que Hunter se quedó mirando embobado.

Le golpeé la cabeza sin que la chica se diese cuenta.

—Ten guapo— dijo sensualmente entregándole las pizzas, la caja de una tenía en su superficie un papel con un número de teléfono.

Zorra, pensé, ¿lleva un papel con su número para dárselo a sus clientes guapos? Agh.

—Gracias, linda— le entregó el dinero— te llamó luego— le guiño un ojos.

Debe ser una broma.

—Idiota— susurré y me fui de la escena de brazos cruzados.

Llegué al comedor y allí estaban todos ansiosos de la pizza.

—¿Y la comida?— preguntó James.

—La tiene Hunter— contesté y me senté— pero está ligando con la repartidora.

—¿Y esta buena?— dijo Matt.

—Algo así.

A los segundos llegó a Hunter con la pizza.

—Al fin— dijo James arrebatándoselas de las manos y abriendo la caja.

El idiota de Hunter no cambia más. Me besó hoy mismo y ahora coquetea con otra frente a mis ojos.

Comimos en silencio por un momento, pero Matt rompió con éste.

—¡Luke!— llamó su atención.

Este levantó la vista de su celular.

—Deja el puto celular para comer, maldita sea— Matt estaba enojado.

—Ya, lo siento.

—Estás todo el maldito día hablando con ese Jacob, por qué no te lo follas y ya— Matt se levantó bruscamente de la silla.

—¿Que demonios te pasa?— dijo Luke un poco molesto.

—Nada, buen provecho— dejó caer su porción de pizza a medio comer en el plato y se fue de la mesa aún enojado.

Miré la hora, ya debería ir yendo al parque antes que Liam se arrepienta.

—Me voy, vuelvo en unos minutos— me puse un abrigo.

—¿A dónde vas?— preguntó mi hermano.

—Al parque, vuelvo enseguida— abrí la puerta y cerré atrás de mi antes que cualquiera de ellos pudiera decir algo.

Caminé unas cuadras hasta llegar, el cielo estaba ya oscuro y apenas podía ver. Trataría de ser lo más breve posible así no hago a Liam llegar muy de noche.

Me senté en un banco a esperar a que viniera, no pasaron mas de dos minutos cuando Liam se encontraba a mi lado.

—Hola— me saludó un poco nervioso.

—Hola...— respondí y tomé aire— quiero hablar contigo.

—Adelante, ¿sobre qué?

—Sobre nosotros, lo nuestro.

—Cat, creí haberte dejado en claro que ya no somos pareja, me lastimaste y aunque me duela decirlo no quiero regresar cont...

—No— lo interrumpí— no sobre eso.

—¿Y entonces?

Tomé una gran bocanada de aire para comenzar a relatar.

—El día que te conocí, supe que eras una grandiosa persona— comencé tartamudeando un poco— no me gustaría perderte por una estupidez que hice. No te voy a obligar a perdonarme ni a que volvamos a estar juntos, pero me encantaría que podamos ser aunque sea amigos.

—No lo sé, Cat— dijo Liam desviando la vista— me duele verte y no poder besarte o llamarte mi novia.

Lo sé, y a mi también me duele pero creo que debemos superarlo— tome una de sus manos, rogando porque no se soltara— Te quiero muchísimo como para perderte por una separación.

Liam suspiró, parecía querer aceptar aunque esté dolido.

—Está bien— susurró.

—¿Qué?— dije un poco feliz.

—Que está bien— sonrió con los ojos un poco vidriosos— seamos amigos, de nuevo.

Una sensación de alivio recorrió todo mi cuerpo.

No pude evitar darle un gran abrazo que por suerte fue correspondido.

Bueno, habré perdido a mi novio, pero por lo menos ahora somos amigos.

Viviendo con playboysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora