✖🍒 o13 •°

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Jungkook comenzaba a acostumbrarse a esto del autobús, pero seguía extrañando su moto. Era más fácil y rápido. Además, podría librarse de buscar el olor de Park Jimin a cada instante.

Seguía evitándolo, no mirarle, no hablarle, no escucharle, ese era su mantra, así no habría problemas, todo parecía ir mas o menos bien, ambos parecían poder seguir con su vida y los días pasaban.
Pero todo se arruinó un día, cuando Jungkook se dio cuenta que había olvidado sus audífonos y era muy tarde, el rubio ya subía al autobús también y ésta vez iba a costar mucho más trabajo ignorar la presencia del lindo, pequeño, y adictivo omega a su lado.
Ese que su lobo moría por tener cerca.

-Mierda -susurró.

Pero a lo largo del camino agradeció que el rubio no tuviera intensiones de hablarle, eso ayudaba.
De hecho, Jimin ya volvía a sonreír como siempre en los pasillos, menos tenso, y poco a poco más natural y casual en el autobús. Era obvio que él también tenía intenciones de olvidar el tema, aparentar que nada pasó y seguir como si nada, como si no se hubiesen conocido.
Y todo volvería a su lugar otra vez.
Todos felices.

Hasta que pasó. Su destrucción. Su ruina:
Park Jimin se rió.
El mejor maldito sonido que había escuchado en su vida.

Jungkook buscó con los ojos dilatados su expresión. El rubio tenía los ojos cerrados recargando su cabeza en el asiento mientras reía por algo que había visto en su celular, dando una vista panorámica de su blanco y pulcro cuello a la vez de su linda sonrisa y ojos cerrados.
Simplemente precioso.

Jungkook volteó al instante antes de cometer una locura, sentía electricidad recorrer cada parte de su cuerpo, quería aullar, quería gruñir de gusto, o golpearlo por hacer sentir a su lobo de esa manera con su simple risa.
Oh no. Joder. Joder. Joder.
SU AROMA SE HABÍA VUELTO MÁS DULCE.

Jimin paro de reír al notarlo.
¿Qué era lo que olía tan deliciosamente bien que lo hizo sonrojarse?
Eran tan... estimulante.
Tan provocador, a su omega le gustó eso como el infierno.
Podría jadear de gusto ahí mismo.
No sabía que era, pero se sentía como encontrar algo que le pertenecía, algo perdido.
Esperen.... ¿!Que mierda estaba pasando?!

El autobús se estacionó en ese instante, llegando a su destino. Jungkook saltó de su asiento y bajó casi corriendo empujando a la mayoría de los estudiantes sin que le importase lastimarlos.
Huyendo de su necesidad desesperada de... Tal vez... Morder un poco el cuello de Jimin para que él y su linda risa estuvieran a salvo.

Jimin se quedó helado en el asiento, no se podía mover, no podía levantarse y aferraba su mano a su pecho apretando fuerte su camisa. El olor había hecho que todos sus sentidos se agudizarán. Como cuando estaba en peligro, sólo que ésta vez se sentía diferente, más... dulce y suave.

Sacudió su cabeza tratando de salir del trance y tembló. ¿Qué mierda había sido eso?

Bajó del autobús aún con la respiración acelerada, su mente estaba confusa y le tomó un tiempo volver a entrar en si, justo a tiempo para ver a Jungkook no muy lejos de él, corriendo a atrapar a una chica de cabello naranja, Yehana, se llamaba.
Observó sin poder despegar la mirada como la jaló fuerte de la cintura, para besarla desesperadamente, como todo alfa necesita de su omega, ella tardó en asimilarlo, pero no se negó y al poco tiempo le siguió el beso.

Como pudo apartó la mirada de la asquerosa escena mientras entró al instituto a zancadas y pasos fuertes.
Su garganta acumulaba un gruñido de enojo y no estaba nada a gusto con la situación.
Pero Jimin no entendía que demonios.
¿Por qué estaba tan irritado de repente?
Sólo sabía que quería golpear a Jeon Jungkook y tal vez, SÓLO TAL VEZ, a esa omega pelirroja que ahora lo tenía entre sus brazos.

-Mierda, mierda, basta. -susurró antes de jurarse olvidarlo todo.






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❝Pequeño, Lindo Y Falso Alfa❞🍒 ©KOOKMIN Omegaverse✖Where stories live. Discover now