Maldito Masoquismo

I

Sentado en una de las sillas de ese bar ya conocido en la ciudad, un lugar para olvidar, para autoconsolarse y dejar atrás el hecho de que la soledad es y será siempre tu único compañero.

Todo en lo que podía pensar era que si hubiera corrido un poco más rápido podría haber salvado a su querido amigo, no estaría lamentándose, aunque de todas formas sabia que algún día pasaría, algo saldría mal, tan fuerte era ese presentimiento que prometió estar ahí para lo peor y así poder seguir sus vidas.

Y su amigo lo comprendía, tenia el total conocimiento de que algún día sus cosas fallarían, le daba igual con tal de investigar e inventar nuevas cosas para ayudar a quienes lo necesitaban, tenia gran pasión por lo que hacia, quizá era demasiado joven, pero las cosas ocurren por algo, no siempre se puede ser el héroe que todos quieren.

—Otro. —dijo moviendo su vaso en círculos al frente de su rostro.

El cantinero tomo su vaso y puso ese liquido amargo para disfrutar, tenia una cierta lastima por el azulado, era su ídolo, un "ejemplo a seguir" según sus hijos, y verlo de esa forma, afectaría su reputación, su forma de vida, incluso podría llevarlo al suicidio si seguía echándose la culpa.

—Sonic es suficiente —dijo un erizo sentándose a su costado.

Al verlo "Miserable" era su definición perfecta, tomo el vaso lleno que el cantinero deposito sobre la mesa y lo alejo del azulado, no dejaría que siguiera torturándose.

—Dame eso —se quejó intentando pararse.

El azabache en respuesta vertió el liquido en su boca, causándole un pequeño ardor mientras pasaba por su garganta, ninguno de los dos era muy fan del alcohol.

—No habrá mas por hoy, gracias — dijo dirigiéndose al cantinero.

El cobalto se paro para reclamarle, tambaleante por culpa de la bebida, tropezando con su propio pie y casi cayendo al suelo si no fuera por que el moreno logro atraparlo.

—¿Me prestaría su sombrero? —Dijo señalando la cabeza del sujeto.

—Necesitara mas que eso para que no lo reconozcan —respondido mientras limpiaba un vaso.

—Bien pensado...¿tiene pintura?

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Dejo el cuerpo adormildo sobre su cama, ni siquiera sabia el por que lo estaba ayudando.

Detestaba ese sentimiento amargo de culpa, detestaba a los que la portaban y detestaba al cobalto con toda su existencia.

Agarro una sabana de su armario y se dirigió a su sala, esa noche dormiría en el sofá, tampoco es que él necesitara de su cómoda cama, ni siquiera la usaba, ni siquiera usaba su casa.

Se sentó en el sofá y cubrió su cuerpo con la sabana, agarro el control decidido a prender la televisión a ver las noticias.

—Queridos ciudadanos, después de  la explosión en el taller del ya conocido y querido Tails, el héroe de Möbius fue encontrado saliendo de un bar junto con el ayudante del Dr.Eggman, Shadow el erizo.
¿Nuestro querido héroe se repondrá? O ¿Sera como otras grandes estrellas que caen en el mundo del alcohol y las drogas?

Apretó los dientes y los puños intentando contener un ataque de ira, "ayudante de eggman?"

—¿¡Después de que lo traicione innumerables veces!?

Le valió una mierda el dinero, le valió verga despertar al cobalto, le valió verga que este se encontrara borracho; tiro el control contra la pantalla plana haciendo que esta chocara bruscamente con la pared para luego rebotar e ir directamente al suelo de su sala.

—¿Shadow?

—¡Jodete Faker!

Se paro y fue directo a su habitación, abrió la puerta de golpe sin percatarse de quien se encontraba atrás de esta.

Miro el suelo encontrando al erizo azul y su nariz plana aplastada en su rostro con un poco de sangre;lo pateo para asegurarse que estaba vivo.

—¿Tenias qué? — susurro Sonic ya sin ningún rastro de estar ebrio.

Shadow simplemente lo arrastro de una de sus púas y lo aventó a la cama.

—Duerme ya, rata azul.

Le causaba malestar saber que aquel sujeto estaba durmiendo en su casa, en su cama, invadiendo su espacio personal, se había vuelto blando si es que a pesar de molestarle demasiado no hacia nada al respecto.

[♡■■■♡]

—¿Está bien?

Se escuchaba una voz algo femenina en la sala, esta hizo abrir los ojos al cobalto.

—¿No podías tú encontrar a tu novio?

—TODOS acordamos en buscarlo Shadow.

—Yo jamas dije que lo buscaría.

—¿Y que hacías en el bar? Hasta donde yo sé, tú no tomas.

El azabache no parecía inmutarse, simplemente amenazaba a la rosada con la mirada pidiéndole que se largase de su casa y se llevase al erizo intruso con ella.

—¿Amy? —Dijo Sonic mientras salia por el pasillo a la sala.

—Sonic, buenos días...nos tenias preocupados. —la rosada se paro rápido al ver salir al azul.

—Ya largo, Rose. — dijo Shadow abriendo la puerta principal.

La rosada fruncio su ceño mirando al moreno, para luego voltear a mirar en dirección al cobalto.

—Vámonos. —dijo sin cambiar la expresión molesta en su rostro.

Se dirigió a la salida y dejo de lado esa mirada asesina, nunca se sabe quien podría querer arruinarte, incluso siendo uno de los antiguos héroes de la ciudad.

—Gracias shadow —dijo Sonic antes de salir de la casa.

Sintió un leve empujón en su cola seguido del sonido de la puerta cerrada de un portonazo.

—¿qué hacías en la casa de Shadow? Él podría...no confío en él, podría hacerte daño.

—Me hubiera echo un favor —respondió en casi un suspiro—. Me encontró en el bar, yo no fui a su casa...además él ya te dijo eso.

—Soló quería asegurarme...las personas están mirando. —dijo lo ultimo susurrando.

Miro alrededor suyo, distinguiendo a varias personas con sus miradas en ellos y a un tipo con una cámara profesional.

—Apura el paso. — Dijo mientras aceleraba un poco su paso, tampoco quería dejarla sola, además que si lo hacia delante de tanta gente, probablemente estaría en las noticias.

Y mas con la noticia de ayer, estaba en todos los periódicos de la ciudad, primera plana "La caída de un gran héroe" que alentador, no importaba que estuvieran hablando de Tails o de él, eso haría que toda la prensa tuviera sus ojos en ellos.

—Cream...esta preparando chilidogs, esperamos que te puedas animar.

—No, no gracias, dale también mi agradecimiento a Cream.

—Igualmente tienes que acompañarnos. —Dijo rápidamente viendo que ya se alistaba para correr—Todo tu rostro esta cubierto de pintura.

—¿Qué?