—¡Hunter!— exclamé enojada.

Éste me miró por unos segundos y me hizo gestos para que me vaya y pueda estar solo con la zorra.

—Vuelvo sola a la cabaña, no me esperes— espeté con enojo.

Asintió con la cabeza, sin estar concentrado en lo que le decía.

Esto debe ser una puta broma.

Me di media vuelta enojada para largarme de entre medio de esos dos.

¿Ahora como mierda de supone que vuelva? No tengo auto, es tarde, queda lejos y no tengo un centavo para llamar a un taxi.

Salí del centro comercial y comencé a caminar. No tenía una mínima idea de para dónde tenía que ir, así que sólo empecé a caminar sin rumbo.

Si no fuese porque soy tan orgullosa, volvería con Hunter a esperar que termine de coquetear y volvería con él.

Llevaba casi 10 minutos caminando, estaba totalmente perdida. El cielo estaba casi negro y yo aún no he hecho ni medio camino, hasta podría decir que estoy yendo para el lado contrario del que debería ir.

Y para finalizar con la tragedia, comenzó a llover.

¿Qué más puede pasar?

Seguí caminando, nada me resultaba familiar. Ni un parque, un supermercado, nada.

Los minutos pasaban y parecía que cada vez estaba aún más lejos de la cabaña. Ya habían pasado más de 20 minutos en los que caminé bajo la lluvia.

Rendida, me senté en un pequeño escalón bajo un techo que llegaba a cubrirme.

Y de pronto, comencé a llorar.

Narra Hunter

Después de unos 5 minutos en que Cat se haya ido, caí en lo que me dijo. Se volvería sola, y no tiene auto, es tarde, y no aceptó el dinero que le di como para pedir un taxi o algo así.

Fui corriendo a la salida del centro comercial a ver si podía llegar a encontrarla.

Que estúpido fui. Cat debe odiarme, más de lo que ya me odiaba antes.

Como era de esperarse, Cat no estaba allí.

Mierda.

Estaba asustado, probablemente se haya ido caminando pero no estoy seguro ni de que sepa cómo volver a la cabaña.

Subí al auto y conduje hasta la cabaña, por ahí tenía un poco de suerte y ella ya había llegado, sana y salva.

Llegué, y comencé a buscar con la mirada a Cat.

—¿Y Cat?— preguntó Cole al ver que no llegué con ella.

—Luego te explicó— cerré la puerta y subí nuevamente al auto, en busca de Cat.

Soy un maldito imbécil, ¿Como siquiera se me ocurrió echar a Cat lejos de mi cuando yo espanto a todos los chicos que le coquetean?

De un segundo a otro, las callen se encontraban inundadas. Había comenzado a llover, que oportuno.

Luego de 10 minutos buscando, me metí en un calle, en la que vi a lo lejos una chica, sentada en un escalón.

La reconocí enseguida, era Cat. Estaba tapando su rostro con sus manos.

Baje de mi auto y corrí a donde se encontraba.

—¡Cat!— la llamé cuando estaba solo unos metros.

Ella me miró, y su rostro reflejaba confusión, tristeza y algo de enojo hacia mi.

—¿Estas bien?— le otorgué mi mano para que se parara— Vamos a la cabaña.

Rechazó mi mano y se levantó. Me miró con desconfianza, dudando entre sí aceptar o no mi oferta.

La tome las manos y analicé su rostro.

Su cabello estaba complemente empapado, como estaría el mío en solo unos segundos, sus ojos estaban rojos y sus mejillas tenían alguna que otra lágrima.

Aún así era la chica más hermosa sobre la faz de la tierra.

La lluvia caía intensamente sobre nosotros, ya habíamos salido de debajo del techo.

—Hunter...— susurró con a voz cortada, algunas lagrimas aún caían de sus ojos.

La abracé fuertemente, tratando de calmar su llanto. Ella me devolvió el abrazo, y a los segundos, nos separamos.

—¿Sabes cual fue un sueño que siempre quise cumplir?— dije con una sonrisa dibujada en mi rostro.

—¿Cuál?— preguntó curiosa.

—Besar a una chica hermosa bajo la lluvia.

Me miró y no inmutó palabra.

Acerqué mi rostro al suyo y junte sus hermosos labios con los míos en un tierno beso.

Viviendo con playboysWhere stories live. Discover now