- Eres un mal ejemplo para tu hermana, hasta las haz colocado a que te encubra.

- ¿Soy una mala hermana porque no soy como ella que se lamenta en silencio el no hacer las cosas como una chica normal? Aprecio que te preocupes por mi papá, pero no viviremos a tu sombra siempre.

Mi madre entra en ese momento al despacho, esta en pijama y está claramente preocupada por el tono en que se está manejando la conversación.

- Lorenzo por favor - susurra tratando de calmar los ánimos entre los dos.

- Tú eres la culpable Sophia, siempre la apoyas en cuanta barbaridad hace - espeta furioso frunciendo el ceño.

- Alessandra ya no es una niña Lorenzo.

- ¿Ahora le darás la razón de irse en medio de la noche a un bar?

- No le doy la razón, fue peligroso, pero ella nunca nos ha dado motivos para desconfiar, es una buena hija, tiene excelentes calificaciones, es dulce y agradecida. Pero la privas de la libertad que debería empezar a tener.

- Alessandra vive bajo mis reglas, al igual que Dalila,la familia De Santis no puedo ir por ahí y dar de que hablar.

- Es por eso que lo haces por la política,las elecciones y tu puesto a la alcaldía, no porque tengas consideración por tu familia, papá.

- Tú no eres más que una chiquilla rebelde.

- Me iré de la mansión una vez me gradué, financiare mi apartmento, trabajaré como las personas normales, y viviré mi vida de manera independiente.

- ¡Tú no vas a hacer eso!

- No me vas a obligar a vivir en tu mundo lleno de reglas absurdas - salgo del despacho y subo directo a mi habitación, Dalila esta apoyada en el borde de mi cama y me mira con culpa.

- Lo siento - murmura-. Papá descubrió todo, localizó tu celular con uno de los de seguridad. Estaba enojadisimo.

Doy un profundo suspiro. - No es tu culpa, le he dicho que me iré de la casa una vez me gradue.

- ¿Qué? Madre mía y ¿como lo ha tomado?

- Como siempre lo hace con furia, Dalila no quiero ser una de esas chicas a las que le insertan el chip de esposas perfectas, madres perfectas y que viven a merced de su marido. No soy esa clase de mujer y papá se niega a aceptarlo.

- Creo que deberías reconsiderarlo.

- ¡No! Me cansé de sucumbir ante mi padre.

- Es que de verdad que estas loca, irte en medio de la noche a un bar, sola y..

- Lo vi.

- ¿Qué? - levanta una de sus cejas.

- Vi al dueño del pañuelo.

- Madre Santa y ¿que sucedio?

- Es el dueño del bar al que fui, su nombre es Giorgio Bonatti, y no se como explicar lo que produce en mi, me siento tan estúpida de querer saber sobre él, de que este intrigada por un hombre de esa manera.

- ¿Es soltero?

- Creo que sí - me encojo de hombros.

- ¿Crees?

- Lo vi junto a dos mujeres en el bar, se ve que es el tipo de hombre que le gusta rodearse de ellas.

- Eso lo resume a un cabron mujeriego. Lo cual es una advertencia a mantenerse alejada de él.

- Por alguna extraña razón, me siento más atraída a él, es como un imán.

- No creo que sea conveniente el que si quiera te acerques a él, no es el hombre que una chica quisiera tener a su lado.

Deseo ItalianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora