* * *


Calculaba que ya era cerca de la una de la tarde cuando sentí abrirse la puerta de entrada y a mi hermana llegar. Yo seguía en pijama (al menos en short) y acostado sobre mi cama sin querer tener ningún tipo de contacto con otro ser humano o la luz del sol. «El sol ¡El Sol! Cómo odiaba que Anton llamara así a Solae.»

Cuando comencé a sentir pasos rápidos subir las escaleras y acercarse directamente a mi habitación, me cubrí con la sábana y con una almohada tapé mi cabeza. Pero a Paula verme así no le impidió en lo absoluto irrumpir en mi pieza e invadir mi privacidad. Sentí su peso junto a mí al sentarse sobre mi cama y de golpe me destapó.

—Parece que estuvo buena la fiesta anoche. ¿Sabes qué hora es? —me preguntó mientras veía que tomaba en sus manos la tira de paracetamol que tenía en mi velador y olía dentro de mi vaso de agua.

—Déjame en paz —Me giré en redondo dándole la espalda y me cubrí de nuevo con la sábana y la almohada, sosteniéndola ahora con ambas manos.

—Si no quieres que la mamá se de cuenta de tu juerga de anoche, deberías deshacerte de las botellas y envases de una manera más elegante. Dejaste evidencia por todas partes.

—Las boté al basurero. —gruñí bajo la almohada.

—Ay, Alexcito. ¿Si mataras a alguien también desecharías la evidencia en el basurero de tu propia casa?

Ya harto de su interrogatorio, me destapé bruscamente y miré a mi hermana con hastío. Y sí que debo haber tenido una cara horrible, ya que su impresión al verme la dejó callada de improviso.

—No conozco a nadie tan entrometida como tú para ponerse a hurgar hasta en la basura de la casa. —le reclamé. Según yo, había desechado y escondido muy bien todas las sobras. En el basurero de afuera no quedaban a simple vista, pero con Paula, al parecer ninguna precaución era suficiente.

—Eso sí, no encontré condones. ¿Se protegieron bien? —agregó, ignorando mi comentario.

—¡Paula! —exclamé lanzándole la almohada con fuerza. Tenía una manera muy particular de intentar subirme el ánimo. Pero no podía evitar escandalizarme, ya que en el fondo seguía siendo mi hermana pequeña de solo catorce años.

—Dale, parece que no lo pasaste tan bien. —concluyó, poniendo la almohada sobre su regazo y acomodándose para escucharme. Su voz ahora era más seria y un poco más empática. —¿Pasó algo anoche?

Mi expresión me delataba, pero no tenía ganas de conversar acerca de eso (a pesar de que me carcomía por dentro mucho más de lo que quería admitir). Sin embargo ya había decidido que Paula no estaba calificada para ser mi confidente, por mucho que necesitara sacar todo afuera.

—No. Solo tomé demasiado y tengo una resaca horrible. —dije, saldando el asunto para que no siguiera insistiendo.

—Mmm. Veo que no estás de ánimo para hablar. Te daré algo que te ayudará a sentirte mejor. —dijo antes de cerrar la puerta y devolverme la privacidad.

Cuando por fin miré el reloj, comprobé que mis cálculos habían fallado estrepitosamente en unas tres horas. Ya eran pasadas las cuatro, por lo que decidí que ya era (la vergonzosa) hora de bajar a almorzar algo. En el comedor, Paula me estaba esperando con la preparación de un brebaje anti-resaca que a pesar de no aparentar ser apto para el consumo humano, me re-juró que me haría sentir mejor. Lo probé de mala gana y, en efecto, sabía tan asqueroso como su aspecto indicaba, pero después de un rato comencé a sentir menos deseos suicidas. Había olvidado que Paula tenía un doctorado en "Alcohol, sus efectos secundarios y tratamientos paliativos".

—Deberías darte una ducha, te ves fatal —me aconsejó, mientras calentaba lo que parecía ser mi almuerzo en el microondas. Podríamos no ser los mejores hermanos, pero ahora me daba cuenta cuánto se preocupaba por mí. Tanto ella como Solae.

De pronto recordé la última vez que me enfermé y Solae había venido a visitarme con galletones, que ahora sabía que había preparado ella misma. Solae y mi hermana me habían hecho insolicitada y ruidosa compañía, ofreciéndome junto a los dulces, un té caliente con limón y miel. Por mucho que reclamé que quería dormir y dije odiarlas en el momento, su intervención había dado resultado. Al día siguiente, a pesar de no haberme mejorado por completo (tampoco habían descubierto la cura instantánea a la gripe), me sentía bastante mejor. Y yo ni siquiera se los había agradecido.

—Provecho. —dijo Paula colocando frente a mí un rebosante plato de fideos con salsa de carne. Incluso le había añadido queso rayado y decorado encima con una hoja de laurel. No tenía nada de hambre, pero no podía evitar conmoverme ante el gesto. Sin protestar, le di un bocado generoso, el que luego acompañé bebiéndome un vaso completo de refresco.

—¡Arriba ese ánimo! Estas creciendo y recién aprendiendo cómo es el mundo. —dijo, risueña, mientras sobrecargaba su boca con una gran cucharada de fideos con salsa que había robado de mi plato.

—¿Por qué no te sirves tu propio almuerzo? —reclamé, simulando enojo, al ver que seguía sacándome comida.

—Yo ya almorcé hace horas. Solo estaba comprobando el queso rancio que encontré junto al refrigerador no fuera tóxico. —dijo sacándome otra cucharada.

Paula demostraba tener tanta hambre como yo tenía de sed, y bastaba con ver el pote vacío sobre el lavaplatos, para concluir que me había servido toda la porción de fideos que quedaba de ayer. Sin querer admitir cuan agradecido estaba, al menos le permití que siguiera robando todo lo que quisiera.

"Solo quería ayudarte" Las palabras de Anton volvían a mi cabeza como un martillazo certero en medio de mi cráneo.

Me di cuenta que solo me había estado engañando al creer que quería estar solo. Al pedir que Solae, Paula, o cualquiera que intentara invadir mi espacio personal, me dejara tranquilo. Pero ya era demasiado tarde. 

El maldito de Anton lo había conseguido: había cumplido mi deseo de alejar a Solae de mi lado sin importarle si me había arrepentido, y lo peor de todo era que, al parecer, ya no había marcha atrás.



Notas de la autora:

¡Gracias por seguir leyendo! Espero les esté gustando mi novela.
No me canso de decirles lo llenito tienen mi corazón con su entusiasmo y cariño.
❤ ❤
 

DallanaTolentino me ha sugerido que podría hacer algo para cuando mi novela llegue a los 20K de lecturas, así que estaba pensando en que si llego a esa cifra para el lunes, subiré dos capítulos seguidos :D


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¡Hasta pronto! uwu


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