"La curiosidad mató al Heterosexual"

"...Si quisieras tú, pudimos ser algo más"

"Las razones jamás serán suficiente"

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Debía de llamar a mamá. Solo ella debía de saber que estaré bien aunque ahora no lo sienta.
-Mamá,  por algo de tiempo no estaré en casa. Quisiera habértelo dicho en casa pero tiempo fue lo que no hubo. Te quiero.
Colgué por que ella no respondió.
Solo saqué ese número del móvil y lo aventé.
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Lunes. No tengo idea de la hora.
Una señora me ha alquilado una habitación, en el restaurant de la esquina he encontrado un trabajo en lavar los trastes.
Iba bien pero no tienen ni idea de las veces que he dicho su nombre, la torpeza por quebrar la realidad a esas veces que él estremeció mi mundo en aquella cama.
Sonreía pero también chocaba con el presente. Odiaba y amaba. Ahora sé que eso es posible.
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Salí.
Fue un día productivo.
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-William.
Era la señora llamándome.
-Si.
Respondí por la ventanilla que da de la habitación a su patio.
-Mi hijo vendrá a casa, ha ocurrido algo pero no podré abrirle ya que llego hasta más tarde.
-Que necesita?
-Podrías darle las llaves.
Baje en cuestión de segundos.
Vi ese aspecto en ella de  ser como las mujeres que acompañan a mi madre a la iglesia aunque son de diferentes religiones.
-Solo se las doy, no necesita algo más?
-No, él ha dicho que ha pasado algo e su vida. Hace poco hablé con él algo no estaba bien pero luego...
Se detuvo y sonrió.
-Que le ocurrió, tuvo un accidente?
Pregunté curioso pero mucho más por el silencioso repentino.
-Estoy segura que se enamoró, nunca lo había escuchado tan feliz. Pero luego hablaba mucho de la palabra pero no había felicidad en lo que decía, estaba en el camino pero algo le ocurrió...
Ella se fue y quedé con esas llaves. Un llavero curioso de un unicornio púrpura.
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Era ya Las nueve de la noche.
Había un tipo en la entrada de la casa, llovía fuerte y se había ido a luz.
Se escuchaba gritar: "Mamá!" Pero con el sonido de la lluvia la voz se desfragmentaba.
Bajé, relámpagos y truenos poseían el cielo.
Di las llaves pero...
Algo me sostuvo.
Era ese tipo con una capucha puesta y su mano sujetando fuertemente la mía.