Un día más

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Odiaba las sorpresas, más cuando aparecían en la mañana al despertar. Esta sorpresa estaba empaquetada en una linda caja rosa rodeaba de listón amarillo. Quería creer que no era tan mala, cuando era muy detallista no podía ser tan malo como a lo normal.

Salí de mi cama con las piernas entumecidas y las manos heladas. Si lo notara me daría un baño en agua ardiente y no sería nada agradable. Debía mantenerme a raya.

Mis manos pasaron por encima de la caja sintiendo la textura del cartón y la suavidad del listón, pero mis ojos veían fijamente la cámara en la esquina de la habitación.

—¿Puedo abrirla?

Un tintineo. Me dio permiso de seguir. Deshice los nudos y abrí con cuidado la caja. Adentro había un vestido rosa pálido con encaje que no pude evitar tocar. Su textura era tan suave y delicada. En semanas no había recibido un gesto tan humilde de ese monstruo.

—Gracias —susurré antes de depositarlo en la casa y sonara la alarma de mi puerta, no tenía seguro y podía salir de allí.
Corrí hacia afuera —un pasillo de concreto y concreto pintado de negro con olor a humedad— que no era mucho mejor que un tétrico reemplazo de mi habitación original. Pero no recordaba como era la verdadera.

Tenía tanto tiempo en la Casa de muñecas que he olvidado el exterior.

Una puerta se abrió a lo lejos y salió Piper. Tenía la mirada perdida.

—¿Estás bien? —Piper negó con la cabeza antes de correr directo al retrete y vomitar.

Jason salió a los segundos de su habitación. Estaba asustado y casi por tener un ataque de pánico.

—¿Dónde está?

—En el baño —fue tras ella.

Yo me quedé respirando. Estar allí me sofocaba mi propia persona.

Cuando todo estuvo un poco más tranquilo, la voz sonó.

"Vayan a la cocina."

No teníamos otra opción más que ir e intentar desayunar.
Moríamos de hambre por algo de comida, pero no teníamos apetito de nada al quedar de frente a la mesa.

Todos miramos las nota, tratando de comprender, de analizar, de salir de ese maldito lugar por un segundo.

Hoy hay un nacimiento.

Miré a Piper. No podía ser posible apenas llevaba dos meses de embarazo. Se llevó las manos al vientre antes de salir corriendo al baño para vomitar más por los nervios, Jason fue tras ella.

Sostuve temblorosa la nota de papel, no había un patrón de lógica en sus actos era demasiado peligroso volver a intentarlo. Me dejó una cicatriz en la muñeca que nunca podré olvidar. Miré a la cámara de la cocina.

—¿Para esto es el vestido?

Un pitido de asentamiento. Tendría que usarlo. Hice de la nota una bola de papel en mi mano, corrí al baño y saqué de mi bolsillo el lápiz que tenía siempre conmigo.

No quería perder la esperanza, así que escribí.

Soy Annabeth Chase y fui secuestrada junto con mis amigos Piper McLean y Jason Grace hace tres meses.
Soy la muñeca rubia de un demente que me extorsiona y maltrata con dolor físico.
Si alguien lee estas palabras, ayúdenos.

Y con fe, arrojé el papel por el drenaje.

DOLLSWhere stories live. Discover now