CAPÍTULO 9

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'Mi muñeca...'

—Bianca, hola —saludé, abriendo mi puerta dando pase para que entrará a la habitación.

—Necesito que me prestes tus apuntes de la clase de lenguaje, por favor —me dijo ella con una voz cansada, mientras se sentaba al borde la cama.

—Debiste de venir, ya son tres veces las que faltas —le regañe mientras sacaba las apuntes de mi escritorio.

—Lo sé y lo siento, se me está haciendo muy pesado esto —dijo tallando sus ojos con sus manos.

—Bueno, no importa, aquí tienes —sonreí mientras se lo entregaba.

—Gracias, me salvaste —me dijo mientras reía y su cuerpo se relaja un poco —Y dime, ¿Ya te enteraste de la fiesta del sábado?

—Si, ¿Porque todos hablan de eso?

—Pues es la primera fiesta del año, dime que quieres ir Elena... —me dijo haciendo un puchero, a lo cual reí.

—Tú si que no te quieres perder de nada —reí mientras me cruzaba de brazos apoyándome en la mesa del escritorio.

—Absolutamente —afirmó —Pero vendrás, ¿Verdad?

—Lo pensaré.

—¡Es tu primera fiesta universitaria, Elena! —exclamó haciéndome reír —Tienes que ir, por favor.

Puse los ojos en blanco y di mi respuesta final.

—Esta bien, iré —Bianca sonrió victoriosa —Pero solo un rato.

—Con que hayas estado ahí al menos cinco segundos cuenta —me dijo, mientras solo sonreía.

Luego de una pequeña charla con Bianca, ella se fue, dejándome nuevamente sola en mi habitación. Es ahí cuando recordé que era lo que iba a hacer.

Salí de mi habitación con un solo objetivo, encontrarlo, de por sí sabía que no se encontraba en su recamara, así que solo recorría los pasillos viendo si en alguno de aquellos cuartos él se encontraba ahí, hasta que recordé aquél lugar donde una vez me llevó.

La sala de música, la puerta estaba semiabierta, dudé en sí entrar o no pero nada perdía haciéndolo.

Y como me lo supuse, ahí estaba, sentado frente aquél piano de color negro que combinaba con su vestimenta. Su mirada se elevó hasta llegar a la mía, causándome una electricidad en el cuerpo.

—Bill... —lo saludé mientras caminaba a pasos lentos.

—Elena —me dijo con su voz ronca, mientras su mirada se volvía hacía las teclas del piano.

—Pensé que vendrías a la clase de ayer —le comenté mientras me apoyaba en aquél instrumento.

—Tuve que hacer algunas cosas —me dijo, como siempre mantiendo sus cosas en secreto.

Suspire, con intenciones de irme de aquél lugar, estaba sintiendo lo mismo cuándo estuvimos en aquél restaurante, con la diferencia que ahora no trataría de huir.

Camine hasta llegar a él, me senté justo a su lado, llegando a mi ese olor corporal tan embriagador combinado con el alcohol que ahora caí en cuenta que bebió.

Mis manos fueron a su rostro, haciendo que sus ojos me mirasen, sin embargo, me llevé otra sorpresa. 

—¿Acaso te drogaste? —pregunté viéndolo con el ceño fruncido.

—Estoy lo suficientemente consciente Elena —respondió con énfasis.

—Si vas a hacerlo al menos no dejes huellas en tu camisa —dije enojada, mientras me levantaba.

Sour Romance » Bill SkarsgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora