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Luke Hemmings.

Habías pasado toda la mañana viendo películas, el que llegara tu periodo jamás había sido tan desagradable, no querías hablar con nadie porque llorabas o terminabas siendo grosera sin querer.
Escuchaste la puerta abrirse y tomaste un cojín para poder lanzarlo si necesitabas protegerte, apenas escuchaste pasos en la sala lanzaste el cojín y gritaste como loca cerrando los ojos y curbiendo tu cara.

-Solo somos yo y unas golosinas para la chica más linda del mundo -rió acercándose a tí y dejando a un lado la bolsa con tus dulces favoritos.

Calum Hood.

Cantar siempre había sido algo que te encantaba hacer incluso cuando hacer algunas altas te era difícil y cantar con falsete no siempre era tu fuerte, te sentías realmente frustrada y mientras escuchabas música se puso un cover de God Is A Woman e iniciaste a llorar ya que creíste que jamás serías buena en el canto. Calum llegó y sin decir nada se sentó a tu lado, pasó uno de sus brazos sobre tus hombros y con su mano libre te extendió una rosa.

-¿La ves? Es igual de preciosa y me atrevo a decir que incluso igual de vulnerable que tú -suspiró y lo miraste atenta- pero no es tan malo como parece -te miró a los ojos- ha tenido algo de lluvia sobre ella al igual que tú pero mira que tan bien a florecido -miraste la rosa aún en su mano- te darás cuenta de que no sonarás igual que todas esa voces que te encantan e inspiran pero que puedes hacerlo de la mejor manera y ¡tara! habrás florecido.

Michael Clifford.

Tus padres de nuevo discutían y volviste a encerrarte en tu habitación, ya no llorabas como cuando eras pequeña, ni salías a defender a tu madre, sólo te sentaste frente a tu tocador y te miraste en el espejo, no querías que te pasara lo mismo, no querías verte como ninguno de tus padres. Una pequeña piedra chocó contra tu ventana llamando tu atención y caminaste hacia ella. Ahí estaba él contemplandote. Lo miraste tomar una libreta y un marcador.

-No te preocupes que jamás te dejaré sola, tan pronto vaya por tí iremos a viajar por el mundo, sólo tú y yo, ningún recuerdo, sólo quedarán los que construyamos juntos.

Ashton Irwin.

No te explicabas cómo de ser tan sociable e incluso a pesar de no ser mejor amiga de muchos habías terminado siendo tímida y casi no hablar y sólo mirar atenta. Estabas sola y sentada en el tejado de tu casa para poder contemplar la puesta de sol, el cielo pintado con tonalidades rosas y lilas te hacía sentir feliz y agradecer esas pequeñas cosas que a muchos les parecían insignificantes. Cuando menos te diste cuenta él estaba a tu lado, tomaba tu mano y miraban callados la puesta de sol, lo sentiste mirándote de reojo y dejaste que una pequeña sonrisa se formara en tus labios, apoyaste tu cabeza sobre su hombro y él plantó un beso sobre tu frente.

|Nota de autora: muchas gracias por leer y votar, espero que te guste este libro.

One Shots ⋒ 5 Seconds Of SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora