.Ojos Vendados.

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Se vio al espejo dándose ánimos, coqueteando con ella misma para felicitarse por el logro alcanzado, se colocó una chamarra color negro sobre su blusa de escote verde chillón, alisó la falda de pálido celeste y sus zapatillas color negro bien lustrosas. El maquillaje no era excesivo, sin embargo quiso resaltar sus ojos con rímel y un rojo vino como labial.

Se tiro dos vueltas más, para no dejar ninguna arruga en su vestuario.

"Este es mi día ¡Shanaroooo!". Pensó.

Abrió la puerta de su habitación, encontrándose con su psique esposo, la idea del proyecto le pareció atractiva pero no contaba con que le tocara de pareja a semejante individuo con un severo problema de hiperactividad emocional.

-¡sakura-san!....mi bella flor, hoy este día.....- recitó.-...te miras como una diosa....¡Tengamos una-....

-no me interesa.- dijo cortante.

Ignorándolo por completo, paso de largo sin sentirse culpable por la repentina aura depresiva del chico con vestimenta verde. Bajo las escaleras encontrando a su madre servir el almuerzo, con una expresión de estrés.

-sakura cuida a tu "hija", estoy ocupada.....- pidió la pelirubia.

-mama esa mocosa....- señalo a la niña dormida encima del sofá.- ...no es nada mío, hazte cargo tu.

-¡Jovencita!.- exclamó la madre con el ceño fruncido.

A paso rápido atravesó la puerta saliendo de su casa, se relajo y asiló su falda, camino hasta la parada de buses, tomando el transporte que la llevaría directamente donde segura que el se encontraba.

Sus nervios a flor de piel, le producían un remolino en su estómago pinchándole de miedo pero con esperanza. Sus ojos resplandecían con un brillo especial al estar mas cerca del que era, es y será su único amor.

Sasuke-kun...

Ahí estaba, el chico popular a unos metros de distancia, con su porte de príncipe encantador, su cabello brillante, su piel blanca como nieve, sus ojos negros y profundos, su corazón salto desbocado ante su belleza, suspiro enamorada decidida a declararse a ese hombre que desde niña es su chico ideal.

Caminó pausada, él estaba sentado leyendo un libro de empaste rojo ladrillo, y su mirada de concentración. Tragó saliva puesto que como el estaba vestido hacia volar su imaginación. Oh que dicha la suya de encontrarle so.......

-¡temeeeeeee!.

¡¿pero que?! ¡¿Naruto?!.

Y se escondió detrás de un árbol, con sigilo vio como el escandaloso de su salón le hacia señas con manos al azabache quien se miro sorprendido, el rubio contaba un no se que con mucho entusiasmo, se sorprendió de sobremanera cuando el ojiazul tomó esa mano para arrastrar al azabache hacia una dirección.

Salio de su escondite siguiéndolos y lo observó parados en frente de un estanque de patos, lo cuales graznaban sin cesar, moviendo sus plumas y comiendo ¿pan?, ah era eso, al parecer naruto pellizcaba un pan de longitud alargada lanzando pedacitos los cuales disfrutaban de alimentación gratuita.

¡Ash naruto! ¡¿no podrías ser mas inoportuno?!.

Sorpresivamente sasuke volteo en su dirección ocultándose en el proceso, rápidamente volteo a ver y ellos seguían allí, a su ver sasuke estaba feliz, relajado muy tranquilo. Curiosamente al azabache no le molestaba la hiperactividad del rubio.

-¡Los patitos van al agua tienen ganas de nadar! Cuak Cuak Cuak....Cuak Cuak Cuak...- cantaba sin reparo a pesar de su desafinada voz.- ¡Ni unos menos ni otro mas!...Cuak Cuak Cuak....Cuak Cuak Cuak...- contoneando las caderas de manera exagerada.

¡¿Nuestro Bebé?! Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu