here we go again 愛

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Nunca sabes de quien te enamoras, no sabes cómo es esa persona que admiras, eso Jungkook lo aprendió a las malas.

Había conseguido ser novio de Park Jimin, el chico más querido de la universidad, creyendo que tendría una relación perfecta cuando seria su infierno y paraíso al mismo tiempo.

Pero lo amaba como a nada más en el mundo.

Recibió otro latigazo en la espalda, sacando un gemido de dolor y con lágrimas inundado sus ojos volteo a ver al muchacho detrás de él, este tenía el ceño fruncido pero una sonrisa a su parecer hermosa y malvada en los carnosos labios.

"¡Maldita sea, que no me mires!", el regaño le hizo cerrar los ojos con fuerza y volver su vista al espejo, Jungkook no quería verse, lucia horrible con marcas irremediables en su cuerpo y con el rostro sonrojado y levemente hinchado por estar llorando tanto, pero Jimin le seguía viendo a pesar de que lucía feo, así lo pensaba el menor.

¿Él también le amaba más que nada en el mundo?

Jimin se había enojado porque le pregunto si le amaba y así es como habían llegado a aquella situación, ¿Había hecho mal en preguntarle?, sonrió con ligereza en medio de las lágrimas y sollozos al creer que se había molestado porque la respuesta era muy obvia, claro que le amaba.

La fuerte mano del mayor agarró los cabellos castaños y espesos jalándolos con fuerza hasta que la cabeza ajena tocó su hombro haciendo que la espalda de Jungkook quedara arqueada, este estaba totalmente desnudo pero no a voluntad propia.

"Das asco", el castaño tragó saliva al sentir la voz de su superior tan cerca de su oído y soltó un tembloroso suspiro, no se movió de su lugar, si lo hacía seria mucho peor para él.

"... Lo sien-to", sabía que daba asco, sentía asco de sí mismo y se culpaba internamente por haberle preguntado algo tan estúpido, Jimin tenía tanta paciencia con él, era un ángel. "Lo siento, lo siento tanto...", siguió susurrando mientras que más lagrimas inundaban sus ojos y su cuerpo temblaba. Pronto la mano que sujetaba su cabello le jaló aún más para atrás, cayó de espaldas contra el suelo alfombrado de azul y se acurrucó allí de forma temblorosa, su espalda estaba totalmente roja con muchas marcas de rasguños y moretones que tardarían en irse; con una mano se tapó la boca para evitar que sus sollozos se hicieran audibles, pronto escuchó como su novio chasqueaba la lengua y dejaba caer el látigo de cuero, luego de ello la puerta de la habitación se abrió y cerró de forma bruta y fuerte, haciéndole saber que Jimin se había marchado.

Entre respiraciones agitadas realizó un puchero al saber lo que sucedería después, cuando el mayor solía molestarse con él iba a clubes y traía chicas con las que tendría sexo, escuchaba todo lo que pasaba desde la habitación de al lado del apartamento que ambos compartían desde hace casi ya un año. Todo eso era su culpa, si no fuera tan idiota su novio le querría más.

Se quedó mirando su reflejo en el espejo por un gran tiempo, luego de unos largos minutos había dejado de llorar pero en cambio tenía la mirada perdida sobre él, analizándose a sí mismo y buscando una razón por la cual Jimin seguía a su lado, debía amarle demasiado como para seguir con algo tan horrible como él.

Pasaron un par de horas y Jungkook se había quedado dormido en el suelo desnudo, hacia un poco de frío al ser de noche, por lo que su piel continuamente se erizaba, frunció ligeramente el ceño cuando oyó llaves a lo lejos e hizo un ruidito con la boca de disconformidad pues cuando se despertaba, no podía volver a dormir. Se sentó lentamente para no marearse y frotó con su mano su ojo, su novio solía tardar más cuando iba a clubes, ¿Tan rápido había conseguido una puta para tener sexo sin compromiso?

Su cuerpo se encogió un poco cuando la puerta de la habitación fue abierta, dejándole ver a Jiimin con una bolsa y una mano escondida en la espalda, Jungkook sonrió abiertamente al verle mostrando felicidad pura, como si lo que paso hace unas horas nunca hubiese ocurrido.

"Te traje tu helado favorito, bebé", habló con una sonrisa y se sentó en la orilla de la cama, poniendo el helado y la bolsa en el mueble. "¿Te quedaste en el suelo?, tonto, hace frio, ven acá", pidió mientras extendía sus brazos hacia Jungkook, quien no borraba su sonrisa e hizo caso, de inmediato se tiró hacia este y se sentó en su regazo de lado, abrazándole por el torso.

"Gracias, Jiminnie", susurró, el mayor le abrazó con cariño pero tocando su lastimada espalda, haciendo que por reflejo el castaño la arqueara.

"También compre una crema mentolada, yo le la echaré"

Como si el mundo se detuviera, el menor estaba en calma, oyendo los tranquilos y constantes latidos del corazón de su novio mientras se abrazaban, ignorando todo el dolor que este le había causado.

Definitivamente Jimin le amaba.

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