Capitulo 3

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Pasaron varios días de instituto y todo parecía ir viento en popa, sentía que el universo giraba en torno a mí

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Pasaron varios días de instituto y todo parecía ir viento en popa, sentía que el universo giraba en torno a mí. Mi estado de ánimo cada vez era más positivo. Un precioso día soleado comenzaba, con un tono amarillento y con los radiantes rayos del sol iluminando mi pelo como una luz divina empecé las clases.

Tras un largo y muy duro día, por fin acabaron las clases, después de escuchar a la profesora de lengua soltar y balbucear un montón de palabrejas que no comprendía y tras haber aguantado el sueño que me producía la grave voz del señor Scott, el profesor de química, quedé con varios de mis compañeros nuevos de clase con los cuales me había conseguido llevar muy bien en muy poco tiempo y con Luke, por el cual creo que empezaba a tener ligeros sentimientos amorosos.

También, a pesar del cambio de instituto, seguía manteniendo contacto con mis amigos de siempre y como era viernes y habíamos acabado las clases, habíamos quedado para comer. Nos reunimos para descansar de la larga semana de exámenes que habíamos tenido que superar.

Cuando finalmente estábamos todos en la salida del instituto, Percy, un amigo nuevo de la clase de al lado, Luke y yo nos quedamos esperando en la parada del autobús para que nos llevase al restaurante al que habíamos planeado ir.

Después de unos veinte minutos de viaje en transporte público, nos bajamos cerca del centro comercial Grindloke, concluyendo así nuestro interminable trayecto. Al bajar por los pequeños escalones del autobús, pisé accidentalmente a Luke mientras caminaba detrás de él.

—¡Ups! Lo siento mucho Luke— dije mientras me sonrojaba poco a poco con rostro de vergüenza.

—No te preocupes Dylan— contestó Luke amablemente —pero la próxima vez ve con más cuidado— dijo entre risas al tiempo que sonreía.

—Madre mía Dylan, que torpe eres— dijo Percy llevándose la mano a la cabeza mientras reía.

—Sí, es verdad, eres un poco torpe— contestó Luke mostrando una mueca de risa— menos mal que eres guapo, por que si no...— destacó sonrojado mientras se reía mostrando sus dientes blancos como perlas.

En ese instante me quedé algo sorprendido por su respuesta, muy sonrojado y sonriente. Salí de aquel escenario de torpeza y tras caminar varias calles, abrí la puerta del restaurante y entré esperando que se hubiera olvidado la situación tan embarazosa del autobús.

Finalmente, cuando logramos ver a nuestros amigos sentados en la mesa del fondo, nos acercamos y tomamos asiento para empezar a pedir la comida. Durante toda la comida traté de quitar peso al asunto del momento del autobús, así que estuve hablando principalmente con Luke, para hacerle olvidar lo que había pasado, que estaba sentado a mi lado y al de Sofía, una de mis mejores amigas a la que había invitado a venir. Sofía era mi mejor amiga desde la infancia, no sé que haría sin ella.

Me contó que por desgracia su instituto era demasiado caro para su familia desde la subida tan exagerada de los precios de inscripción y también comentó que se intercambiaba al Instituto Crosswell. Por suerte y casualidad para mí, Sofía vendría conmigo a mi clase, por lo que me alegré muchísimo. Al fin podría contar con ayuda, a parte de la de mis nuevos amigos, para superar muchas dificultades y obstáculos.

Agarrando un sobre de ketchup que me sobró de la comida, se lo ofrecí a Percy sabiendo lo que él adora añadir ketchup a todo lo que come. Puede que luego llamásemos un poco la atención porque hicimos una pelea de comida con las sobras de nuestro pedido, pero lo pasamos bastante bien.

Concluida la comida y tras haber digerido algo mejor aquella oleada de hamburguesas que habían entrado en mi estómago nos fuimos a una bolera cercana, en el centro comercial de Grindloke, en la que se solían juntar muchas personas para disfrutar de unas partidas y jugar recreativos de forma tranquila y divertida, a pesar del sonido que la multitud podía llegar a crear cuando se reunían muchas personas.

Cuando llegamos a la bolera, todo parecía estar bastante más tranquilo de lo normal lo cual nos pareció extraño teniendo en cuenta la popularidad de la bolera, pero sin centrarnos mucho en los hechos de por que estaba vacía decidimos aprovechar la oportunidad y jugar unas partidas tranquilamente.

Después de juntar todo el dinero y tras haber pagado la partida para ocho jugadores, nos localizamos en nuestras respectivas pistas, tomamos asiento en las sillas de en frente de nuestra pista. Como era de esperar, me senté junto a Luke y mientras cuidábamos las mochilas de todos, Sofía y Percy recogían las zapatillas de bolos para jugar sin resbalarnos al tirar.

Puesto el calzado especial y colocadas nuestras pertenencias al pie de la mesa, aparecieron nuestros cuatro nombres y en ese mismo momento comenzamos un duelo por ver quien era el mejor de los cuatro derribando bolos. Comenzaba el duelo: Sofía, Percy, Luke y yo ¿Quién ganaría? No lo sabíamos así que decidimos averiguarlo.

Acabados los turnos de tiro de cada uno concluyó el duelo y terminó saliendo victorioso Percy. Las posiciones fueron: Percy en primer lugar, en segunda posición me encontraba yo, Sofía en la tercera posición y el pobre de Luke acabó con mala suerte y terminó en la última posición. Agradecí que la práctica que había cogido el año pasado entrenando una semana con mi tío, jugador profesional de bolos, que me enseñó a derribar los bolos más fácilmente me fuese útil. Aunque no quedé primero esas técnicas me ayudaron a mejorar y a quedar en segunda posición en aquel duelo tan reñido.

Fue una gran y divertida partida. Cuando por fin acabamos la partida nos fuimos todos al parque durante unas dos horas aproximadamente a tomar un picoteo que la prima y la madre de Percy nos habían preparado. En aquel picoteo había todo tipo de aperitivos y refrescos, lo cual agradecí por tal manjar que nos habían preparado.

Comimos tranquilamente sentados en una toalla de piscina colocada a modo de picnic sobre el césped. Después de llenar nuestros estómagos nos quedamos tumbados en la suave y verde hierba observando el cielo azul cían que se iba tiñendo de un precioso naranja magenta, mostrando la belleza de la naturaleza mientras las esponjosas nubes cubrían ligeramente el cielo.

Aquella puesta de sol era preciosa. Se podía apreciar como el sol iba alejándose lentamente y como el cielo se volvía azafranado por el ocaso de sol. Nada más observar aquel paisaje me imaginé a mí mismo viendo esa misma puesta con el chico perfecto que siempre había soñado, el único obstáculo es que aún debía esperar a ese chico.

Pasados unos treinta y cinco minutos, el sol ya se había ocultado del todo y la oscuridad de la noche había cubierto el cielo de un tono azul marino, dejando el cielo opaco con un inmenso mar de estrellas resplandecientes que brillaban con una luminosidad inimaginable. Casi podía sentirse que aquel mar de estrellas estaba al alcance de mi mano y que si estiraba lo suficiente el brazo podría llegar hasta ellas.

*FIN DEL CAPÍTULO*

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Hasta aquí el capítulo de hoy ¿Qué pasará a continuación? Lo averiguaremos en el siguiente capítulo. Espero que os este gustando la historia. Si te gusta o no este capitulo o la historia por favor vota o comentarlo, esos mensajes me sirven para saber en que mejorar o no. Hasta la próxima lectores, gracias por apoyar y hacer la historia posible y gracias por seguirme y darme una oportunidad, un saludo.

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