2- Kay

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No sabemos de dónde han salido esos recién llegados, ni cómo han encontrado el refugio de los piratas del Angelique, que ahora ocupa el Estrella Fugaz. Y aun así, aunque el primer encuentro haya sido algo desagradable, estoy de acuerdo con Collen en que deberíamos escucharles antes de decidir qué hacer con ellos. Al fin y al cabo, ha sido Nadim el que ha amenazado a la muchacha primero.

–¡Tenía que aprovechar el factor sorpresa! No podéis culparme por eso.

–Nadie lo hace, Nadim –intenta tranquilizarle Collen en tono conciliador–. Sólo digo que podríamos tratar de averiguar qué hacen aquí y no matarles o encerrarles sin más. ¿Qué íbamos a hacer con ellos?

–Debes haber pensado lo mismo, o no les habrías traído hasta nosotros –le apoya Rick.

–Es que no debería haberles guiado hasta aquí. Se trataba de ser jodidamente discretos, ¿recordáis? Esto es una cagada.

–Lo siento, capitán, pero creí que el hecho de que hubiera dos fisgones en nuestro refugio incumbía a toda la tripulación –se defiende Nadim, mirando desafiante a Jared–. No sé por qué deberíamos dejarles explicarse, la chica quería dispararme.

–¡Porque tú has empezado la pelea! Ellos sólo andaban por ahí –intervengo, ganándome una mirada de reproche de Nadim por no apoyarle.

–Da igual, yo creo que Nadim tiene razón.

–También yo. No podemos arriesgarnos.

Al ver que ni Sabir ni Tayeb quieren darles una oportunidad tampoco, siento pena por los dos desconocidos. Recuerdo lo que fue para mí subir por primera vez al Estrella Fugaz, lo amenazada que me sentí. A mí me han acogido y me siento de alguna forma en deuda por ello, por todo lo que han hecho por mí. Tal vez mediar por otros en mi misma situación sea una manera justa de pagarla.

Así se lo explico a los demás y, aunque sólo logro que Nadim ceda, con el voto a favor del diálogo de Gavin y Owain es suficiente, ya que Harren se ha quedado en el barco organizando su despensa y su cocina, como insiste en llamarlas.

Jared, aunque como capitán podría tomar la decisión él mismo, decide respetar el resultado de la votación y nos deja que intentemos dialogar con ellos mientras se queda gruñendo al lado de la balsa.

–Necesitaremos la ayuda de Owain –advierte Nadim–. No sé en qué idioma hablan, pero no se les entiende absolutamente nada y creo que ellos a nosotros tampoco.

–No, no parece... –concede el hechicero, mirándoles con condescendencia.

Los hechizos traductores son complejos, pero a Owain le gustan las oportunidades para presumir de su poder y, tras unos momentos en los que nosotros esperamos y los prisioneros le miran desconcertados, nos anuncia orgulloso que está terminado.

–¿Quiénes sois? –prueba a preguntar Nadim, seco.

Al entenderle el muchacho alza la cabeza, confuso durante un segundo y después altivo. Quizá demasiado para la situación en la que se encuentra.

–Soy Arshad Singh, Thakur de Jaipur, heredero de Bhangarh y hermano de Narendra Singh. Exijo que nos soltéis inmediatamente, u os arrepentiréis en cuanto mi hermano tome las medidas necesarias.

Aquella extraña retahíla suscita muchas preguntas.

–¿Qué has dicho?

–¿Qué es un Jaipur?

–¿Bhangarh es un noble?

–¿Y quién es ella?

–¿Alguien conoce a algún Narendra Singh?

–"¿Qué es un Jaipur?" –repite la muchacha, sorprendida–. ¿Ni siquiera sabéis en qué lugar estáis?

–Lorelle, en Rydia –sonríe Collen, con satisfacción–. Querida, yo no me pierdo jamás. Tu amigo Arshad parece rydiense, pero ¿de dónde vienes tú? ¿Granth, quizá? ¿Cómo te llamas?

–Helena. Helena Lennox. Vengo de Inglaterra y Arshad no es... ¿rydiense? Es de Jaipur. El Thakur de Jaipur–repite.

–¿Jaipur?

–En la India –explica, como si estuviera hablando con un niño.

Collen se agita el pelo, concentrado. Normalmente conoce cada localización sin mirar ni un mapa y todos le miramos esperando una respuesta.

–No sé de qué hablan –acepta al fin, encogiéndose de hombros y volviendo a situarse junto a Rick como cada vez que se siente incómodo.

–¿Qué hacéis aquí? ¿Qué estáis buscando? –sigue interrogando Nadim.

–A mis padres. ¿También les tenéis vosotros?

–Sois los primeros en venir por aquí, aparte de nosotros. Y no nos dedicamos a secuestrar gente –respondo, algo ofendida.

–Lamento discrepar –bufa Helena, señalando sus muñecas atadas con la cabeza.

–Si no tenéis nada que ver en eso, debéis saber que hay otro grupo por aquí. Vimos cómo metían a los Lennox en el templo y les seguimos por la trampilla –informa Arshad–. Lo digo por si preferís pelear entre vosotros y dejarnos en paz a los demás.

A Nadim se le está agotando la paciencia y va a responderle algún improperio, pero Rick le interrumpe con una mano en su hombro.

–Debemos comprobar si dice la verdad. Si hay alguien más aquí.

–Pues vamos.

Guiamos a Helena y Arshad de vuelta al pasadizo. Jared, que se ha cansado de hacerse el ofendido y al oírnos se ha interesado por inspeccionar los corredores con nosotros, abre la marcha.

Pasamos por delante de la pequeña apertura en uno de los corredores en la que me he escondido con Nadim durante la noche para estar tranquila, como la primera vez que me descubrió al transformarme. Aunque la tripulación ya esté al tanto de mi hechizo y tratando de ayudarme, sigo prefiriendo estar a solas o, como mucho, con él. Nadim debe adivinar mis pensamientos, porque coge mi mano entrelazando nuestros dedos y me dedica una sonrisa que aligera un poco el peso de esos recuerdos.

Aún de su mano, llegamos a la escalera donde nos hemos encontrado con los dos extravagantes jóvenes, que lleva hasta la superficie. Ambos insisten en que han llegado por la trampilla desde el interior de un templo hindú, signifique eso lo que signifique.

Les demostramos que es imposible, ya que al abrir la trampilla sólo salimos al día caluroso de Lorelle y en el pasadizo no hay más gente.

–Dejad de mentirnos y decidnos la verdad –espeta Jared con poca paciencia, agarrando a Helena de los hombros con fuerza.

–¡Suéltala! ¡Hemos dicho la verdad! –protesta Arshad, revolviéndose contra las ataduras.

–No me gusta que me tomen por estúpido.

–No lo hacen –interrumpe Owain, inspeccionando la trampilla–. Creo que dicen la verdad. Aquí hay un rastro de magia. Magia poderosa.

–¿Y eso qué diantres quiere decir? –pregunta Nadim, tan irritado como Jared.

–Creo que es un portal –responde el hechicero, que sigue acariciando la trampilla con fascinación.

La Ciudad de los LadronesOnde histórias criam vida. Descubra agora